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Rosa Urbina hace negocio turbio con la basura

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TAPACHULA.- Édgar lleva casi una década recolectando basura a bordo de un triciclo en el casco urbano de Tapachula. De casa en casa y con una corneta que anuncia su arribo, el hombre de 54 años cobra de 25 hasta 100 pesos por llevarse los residuos generados en viviendas al norte de la ciudad.

Camiones recolectores, inoperantes algunos

Se trata de una práctica que lleva muchos años vigente y es única en el país, al principio por la imperiosa necesidad de desahogar los cúmulos de desperdicios que las autoridades municipales no lograban controlar ante la ausencia de camiones recolectores de basura, pero en el actual Ayuntamiento morenista, la presencia de estos recolectores a bordo de unidades ecológicas responde a actos de corrupción. En esta misma administración que inició con Óscar Gurría y ahora está a cargo de su sustituta Rosa Irene Urbina Castañeda, se desvelan anomalías en la renta de más de 30 camiones para el servicio de recoger inmundicia en la mancha urbana y comunidades aledañas a la cabecera municipal.

Huele a basura

Para Édgar la labor de recoger basura es “una mano que se le echa” al Ayuntamiento de Tapachula. El trabajador asegura que son cientos de hombres y mujeres que se han agrupado para realizar dichas tareas en más de 200 colonias de Tapachula.

“Cada quien cuando se unió a este grupo de recolección de basura tomaba su zona y allí se asentaba, hasta ahora se trabaja así, todos vamos a tirar la basura que recolectamos a la colonia Laureles, allí tenemos nuestras oficinas y estamos agremiados a la CTM”, relata.

Pero en Tapachula hay una doble función de recolección de basura, por una parte los trabajadores con triciclos que ganan un estimado de 200 pesos diarios, por otro lado los camiones recolectores que implementó la alcaldía, pero el mal manejo de recursos, inconsistencias en la contratación –renta de estos vehículos y las cuotas que la alcalde sigue cobrando a los tricicleros, dejan una enorme incertidumbre que destapa actos de corrupción.

“A nosotros nos cobran 150 pesos mensuales por permitirnos recoger basura en las casas, imagínese si somos más de 100 la suma que se lleva la presidenta cada mes por cada uno de nosotros, aún así el problema de basura persiste en la ciudad porque uno de los tiraderos a los que llevábamos basura, debajo de un puente, fue cerrado por el mismo Ayuntamiento y ahora sólo dejamos los desperdicios en un sitio”, refiere.

Esa es sólo la estimación de alguien que trabaja en la labor de recoger basura a domicilio.

Según informa Richard del Pino Flores, Secretario de la CNOP, agrupación a la que sindicalmente pertenecen estos recolectores, son más de 700 trabajadores de recolección de basura en Tapachula que se distribuyen en, al menos, 100 colonias de la ciudad.

Es decir, el dinero que obtiene el Ayuntamiento de Tapachula por permitir a los “hombres de la basura” tirar lo que recogen asciende a un aproximado de 105,000 mil pesos mensuales, anualmente un estimado de un millón 260 mil pesos, cifras que podrían quedarse cortas y dinero “perdido” que no es declarado para obras o servicios en beneficio de la ciudadanía.

Más corruptelas

El 17 de abril se anunciaba el proyecto de arrendamiento de 30 camiones de basura para Tapachula, bajo el argumento que no se heredarían deudas a administraciones futuras bajo el sistema de “renta”, sin embargo, desde entonces no se ha dado a conocer el nombre de la empresa encargada de proveer estos vehículos, los montos totales de renta ni por qué no llegaron todas las unidades anunciadas para el municipio.

La aguas turbias al interior de esta administración municipal también apuntan a que la alcaldesa sustituta ha negado tal información incluso a su cuerpo de cabildo, como lo refiere un funcionario de su gabinete, que afirma que ni la Henry cercana conoce los pormenores de esta contratación turbia.
Incluso, a los mismos trabajadores que conducen los vehículos compactadores de basura se les han quedado a deber salarios que no han sido concretados a todos en el sector.

Se visitó el predio donde dichos camiones son resguardados sobre la carretera Tapachula- Huixtla, kilómetro y medio adelante del entronque que comunica con el municipio de Mazatán.

Allí, 28 camiones se mantienen aparcados después de las 18:00 horas, pero al siguiente día (martes), de las 6:00 a las 10:00 de la mañana, apenas 18 vehículos salen del terreno para dirigirse y perderse en la ciudad, el resto quedan allí, varados.

Hasta ahora, a casi un año de la puesta en funcionamiento de estos camiones, poco o nada se sabe de las condiciones en que han sido contratados.

Para Edgar la recolección de basura a bordo de su triciclo permite llevar el sustento diario a casa. Es padre de tres hijos y junto a su esposa buscan la manera de sostenerse. Ninguna responsabilidad tienen estos hombres que, de alguna manera, contribuyen a que la ciudad tenga menos suciedad en las calles y casas.

“El ayuntamiento nos cobra por ayudarles a recoger basura, eso está muy jodido. Ni nos dejan trabajar a gusto pero tampoco nos quitan de aquí porque saben que nos necesitan”, afirma el trabajador de la calle que recoge unos 3 kilos de basura a cambio de 25 pesos.

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