Milenio
La emoción y las pulsaciones a tope en una competencia olímpica son difíciles de controlar, sobre todo cuando hay una medalla en juego. Prueba de ello fue lo ocurrido durante el evento donde Alejandra Orozco y Gabriela Agúndez se colgaron el bronce en la plataforma de 10 metros sincronizados de Tokio 2020.
Y es que en el último clavado de la noche, el tercer lugar de Alejandra y Gaby dependía completamente de lo que Japón realizara en su salto, ya que hasta ese momento eran segundo lugar, pero dependían de lo que las niponas y las chinas hiciera.
Sabedoras de que la pareja de China lograrían un salto perfecto que las catapultaría al primer lugar, y en consecuencia las mexicanas bajarían al tercer sitio, todo dependía de lo que las japonesas hicieran en su clavado, el cual resultó errático y fuertemente castigado por los jueces, lo que prácticamente les aseguró en ese momento un lugar en el podio.
EXPLOSIÓN DE JÚBILO Y RESPETO AL RIVAL
En el momento en que las japonesas cayeron de forma errónea al agua de la fosa, las cámaras de la transmisión enfocaron a la pareja mexicana de Alejandra Orozco y Gabriela Agúndez, quienes no pudieron ocultar la emoción de colgarse una nueva medalla en Juegos Olímpicos y se abrazaron sonrientes; sin embargo, segundos después, Orozco pidió silencio y se retiraron del lugar en señal de respeto a las competidoras que acababan de realizar su salto.
Alejandra Orozco sumó su segunda presea olímpica, mientras que Gaby Agúndez sumó su primer metal en una justa veraniega a su aún prometedora carrera.
