- El Cártel de Sinaloa mantiene contacto con empresarios de China para enviar las sustancias químicas que se utilizan en la producción de enervantes, las cuales entran a cuatro puertos de México principalmente
Joel Cano / Infobae
Si bien las autoridades estadounidenses responsabilizan a los cárteles mexicanos de la producción y tráfico de drogas sintéticas -como fentanilo y metanfetamina-, lo cierto es que su involucramiento en las cadenas de suministro se limita a la etapa final. Antes del trasiego de enervantes intervienen otros actores y empresas que son clave para el flujo de los precursores químicos empleados para su fabricación: los intermediarios.
De acuerdo con una investigación de la fundación Insight Crime -especializada en temas de seguridad- las organizaciones criminales sólo forman parte de un eslabón en la producción de las drogas. La etapa inicial consiste en la importación de sustancias químicas y la final implica la comercialización de los enervantes y el lavado de dinero.
Los intermediarios -ya sean individuos o compañías- se encuentran en medio de la cadena, pues son los responsables de que los cárteles reciban los precursores que se utilizan en los laboratorios clandestinos para la elaboración de las drogas. Es decir, que “se encargan de hacer el contacto con proveedores para importar las sustancias químicas que están sujetas a controles”.
Esto supone una especie de protección para el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), pues se reducen los riesgos de exposición al negociar con otros actores involucrados en el mercado ilícito, además de que se garantiza un mayor flujo de los precursores.
Los Chapitos -facción del Cártel de Sinaloa liderada por los hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán- han negociado con intermediarios y empresas de China para importar los precursores químicos. Entre ellos se encuentran Yaqin Wu, Yonghao Wu, Huatao Yao y Kun Jiang, según informes de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
Por cada uno de ellos la agencia estadounidense ofrece hasta USD un millón de recompensa, a cambio de información que lleve a su captura, toda vez que han sido señalados de enviar sustancias químicas desde la República Popular de China a México para la fabricación de fentanilo.
Rutas marítimas de los precursores químicos
Las sustancias empleadas para la elaboración del opioide sintético llegan a los aeropuertos de la Ciudad de México y Guadalajara, en rutas que pasan por Alemania o Estados Unidos. Sin embargo, también son importadas al país a través de rutas marítimas, según la investigación de Insight Crime titulada “Cómo los precursores químicos sostienen la industria de drogas sintéticas en México”.
Los puertos marítimos más comunes del país a los que llegan estas sustancias químicas son cuatro: tres tienen salida al Océano Pacífico y uno al Golfo de México. Las rutas vienen de diferentes continentes y países, como India, China, Japón y Alemania -pasando por Brasil-, donde hay intermediarios que abastecen tanto al Cártel de Sinaloa como al CJNG.
Por ejemplo, la empresa Wuhan Shuokang Biological Techonology Ltd transportaba los precursores químicos en contenedores de alimentos por rutas que pasan por Alemania. Su destino final era el puerto de Veracruz, donde eran recibidos por los cárteles mexicanos.
Otras de las rutas salen de los puertos de Hong Kong y Shanghai -en China-, así como de Bombay y Cehnnai -en la India- y llegan a Ensenada (Baja California), Manzanillo (Colima) y Lázaro Cárdenas (Michoacán), según entrevistas de Insight Crime con actores criminales.
El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, reconoció a principios de mayo que a través del puerto de Lázaro Cárdenas entra fentanilo de manera legal. Sin embargo, no descartó la posibilidad de que también haya un tráfico ilícito.
“El fentanilo todavía no está detectado de manera ilegal en Michoacán. Hay que decirlo, entra fentanilo por el puerto de Lázaro Cárdenas como base química para insumos médicos. La anestesia tiene fentanilo, por ejemplo”, comentó el mandatario estatal en una de sus ruedas de prensa semanales.
Una vez los precursores son recibidos por los cárteles, son transportados a los laboratorios clandestinos para iniciar la fabricación de las drogas sintéticas. La mayoría de ellos se ubican al norte del país, como en Culiacán, principal bastión del Cártel de Sinaloa.
Cuando los “cocineros” de las drogas finalizan su tarea, las organizaciones del narcotráfico envían el producto final a mayoristas y minoristas de Estados Unidos, como parte de la etapa final de la cadena de suministro. Posteriormente se procede al blanqueo o lavado de las ganancias obtenidas a través de transacciones encubiertas.
