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En los pueblos indígenas no se habla de la violencia sexual a mujeres: Susi Bentzulul

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Sin Embargo

Susi Bentzulul habló con SinEmbargo sobre su poemario Tenbilal Antsetik (Mujeres olvidadas), el cual expone las diferentes violencias que enfrentan las mujeres en su día a día, una cuestión en la cual reflexiona a través de la palabra como una herramienta poderosa.

Ciudad de México, 8 de marzo.– “El viento arrastra mi historia / rumbo al olvido. / Mis asesinos huyen”, escribe la poeta y traductora maya Susi Bentzulul en Tenbilal Antsetik (Mujeres olvidadas) su poemario editado por el Fondo de Cultura Economómica (FCE) con el cual busca dialogar con todo el público para cuestionar la violencia sexual que persiste contra las mujeres, situación de la cual no quedan exentos los pueblos originarios.

“En los pueblos originarios, en los pueblos indígenas, se habla siempre del respeto hacia las personas mayores, que hay que tenerles un respeto, sin embargo, yo creo que eso ha abonado a que se perpetue mucha violencia sexual hacia las niñas porque tienes que tenerle respeto al abuelo, a tu padre, a tu hermano, yo digo hasta dónde tiene que ser ese límite de respeto y que el respeto tiene que ser mutuo, tiene que ser recíproco, ese es el detalle que no se habla de estos temas de violencia sexual”, comentó la autora en entrevista con SinEmbargo.

Susi Bentzulul comparte que hablar sobre estas violencias es imprescindible y hacerlo desde la poesía es una herramienta en la cual ella ha podido sanar. De hecho, cada uno de sus poemas, señala, se vuelven ”un arma poderosa para poder nombrar muchas cosas que en otras palabras no podemos nombrar”. Además se constituyen como “un acto revolucionario” de poder nombrar estas violencias y de poder hacerlo tanto en español y tsotsil.

“Toda la educación ha sido en español, siempre nos educan en español, que ha negado nuestras lenguas, Tenbilal Antsetik también busca eso, como un acto revolucionario, decir que también existe una norma y una gramática de las lenguas originarias, que hay una sintaxis, que hay una morfología también, y que las lenguas indígenas también se escriben y también se puede hacer poesía o Literatura en las distintas lenguas indígenas de México”, apuntó.

—En Tenbilal Antsetik expones todas estas violencias hacia las mujeres y lo haces también desde una cuestión generacional, se vuelve una cuestión muy dolorosa hablar no sólo desde un punto de vista actual sino que rememoras también a la abuela, a la madre…

—Son temas necesarios y son temas que me cruzan como mujer maya, tsotzil, de las violencias que yo he vivido, de las violencias a las cuales yo me he enfrentado, y como tú bien lo dices, es como traer a la memoria también a mis abuelas, a mi mamá, porque ellas son mujeres que vivieron violencias físicas, violencias sexuales y que no pudieron nombrarlas.

Entonces hacer también justicia a través de la poesía, es volver a traerlas a la memoria y recordar que han sido mujeres olvidadas, que sus historias se han quedado en el olvido, que se han silenciado, y que entonces es necesario hacer esta denuncia, alzar la voz a través de versos y de estrofas, de poder recordarlas a ellas y recordarle a este sistema machista, misógino patriarcal que nos ha olvidado, que nos ha invisibilizado y que ha perpetrado mucha violencia sobre los cuerpos de las abuelas, de las ancestras, pero que lo sigue haciendo en actualidad.

—La poesía se vuelve entonces una herramienta poderosa para visibilizar todo ese tipo de violencias…

—Así es, totalmente, la poesía como una manera de denuncia, un arma poderosa para poder nombrar muchas cosas que en otras palabras no podemos nombrar. Es un acto totalmente revolucionario de poder nombrar estas violencias pero también es un acto revolucionario a partir de denunciar esta colonialidad del lenguaje, porque siempre se nos ha enseñado en español, y nuestra educación ha sido totalmente en español, no nos enseñanza escribir en nuestras lenguas originarias, entonces es como un acto también revolucionario de poder hacerlo en tzotzil, en tzeltal, porque hay muchas personas que también vienen creando en otras lenguas indígenas de México, ir contra la hegemonía lingüística que siempre nos han impuesto.

—Ese es otro elemento que le da otro valor extra al trabajo, la cuestión de no sólo visibilizar las violencias sino también hacerlo en otra lengua originaria que como muchas han sido borradas por ese sistema machista que se ha afianzado desde la colonia…

—Sí totalmente, y revelarnos contra este sistema racista, clasista, que ha olvidado las lenguas originarias que hay en México, las 68 lenguas que hay en México, con sus 364 variantes y que las ha invisibilizado, las ha borrado y que toda la educación ha sido en español, siempre nos educan en español, que ha negado nuestras lenguas, Tenbilal Antsetik también busca eso, como un acto revolucionario, decir que también existe una norma y una gramática de las lenguas originarias, que hay una sintaxis, que hay una morfología también, y que las lenguas indígenas también se escriben y también se puede hacer poesía o Literatura en las distintas lenguas indígenas de México.

—Susi te decían que tu poesía era incómoda, ¿por qué crees que pueda incomodar el exponer a través de la palabra la realidad que enfrentan las mujeres a lo largo de siglos?

—Yo creo que ha sido esta cuestión de romantizar mucho a los pueblos originarios, a los pueblos indígenas, de romantizar y de decir que todo es bonito, que la cosmovisión, que la espiritualidad, que la naturaleza, todo esto, el romantizarlo y que sólo sea visto ese lado, esa cara, lo bueno, la cosmovisión, la ancestralidad, todo esto, entonces escribir y salirse de esos parámetros es incómodo, para ellos es ‘cómo vas a hablar de estas cuestiones, cómo vas a hablar si esas cosas se hablan en el ámbito privado y no pueden ser público’, es como volver a decir ‘si tuviste una violencia sexual, se queda en la familia, esto no es de ámbito público’, entonces, yo creo que lo personal también es político y hay que nombrarlo.

En muchas ocasiones sí he recibido los comentarios que es una poesía que incomoda, y es cierto porque es una poesía que no vas a salir, como lo decía uno de mis presentadores del libro, no vas a salir nada contento con el libro, no es un poemario en donde vas a salir contento sino es un poema que te va a dejar pensando, reflexionando, sobre estas prácticas, comúnmente se escribe sobre las bordadoras, sobre las tejedoras, sobre las abuelas sabias, sobre los abuelos sabios, sin embargo, yo creo que también es necesario hablar de este lado oscuro que también está ocurriendo en los pueblos indígenas y que así como hay abuelos sabios, abuelos curanderos, también hay abuelos violadores, y que hay que hay que decirlo y que no hay que romantizarlo, yo creo que es eso.

—Muchas de las violencias que persisten en las comunidades indígenas, hablamos de matrimonios forzados, venta de niñas, tú exhibes gran parte de eso…

—Es necesario hablarlo, denunciarlo, para que las nuevas generaciones, niñas y adolescentes, ya no vivan estas situaciones, que puedan dar cuenta qué es una violencia, qué es una violencia física, qué es una violencia sexual, porque en los pueblos originarios, en los pueblos indígenas, se habla siempre del respeto hacia las personas mayores, que hay que tenerles un respeto, sin embargo, yo creo que eso ha abonado a que se perpetue mucha violencia sexual hacia las niñas, porque tienes que tenerle respeto al abuelo, a tu padre, a tu hermano, yo digo hasta dónde tiene que ser ese límite de respeto y que el respeto tiene que ser mutuo, tiene que ser recíproco, ese es el detalle que no se habla de estos temas de violencia sexual, de que nadie puede tocar tu cuerpo, que el hecho de que te toquen tu cuerpo es una violencia sexual. Estos temas hay que hablarlos, hay que hablar con las niñas, con las mujeres, con los niños, con los hombres, como que Tenbilal Antsetik dialoga no sólo con las niñas ni las mujeres, busca dialogar con todo el público para poderse cuestionar estas prácticas.

—Y también es una crítica a este sistema capitalista-machista que tiene esta cuestión de depredar todo, ¿es así?

—Sí, totalmente, yo parto, como bien lo dice en el libro, de los feminismos comunitarios y descoloniales, porque yo creo que es necesario, en mi caso, en lo personal, los feminismos comunitarios y descoloniales me permitieron nombrar muchas cosas que yo no podía nombrar, y me permitió identificar cómo esto es una violencia física, o cómo es una violencia sexual, qué es esto de los racismos, los feminismos comunitarios empiezan a teorizar las problemáticas que hay dentro de nuestros pueblos originarios, a cuestionar estas ideas de romantizar a los pueblos, esta dualidad que se supone hay en los pueblos, que todo es dualidad, hombre y mujer, cuando no es así, que sea romatizado, vuelvo a repetir, porque ha sido esto de decir ‘es que existe una dualidad, y es hombre y mujer, y que todo es en igualdad’, y esta cuestión, que se le llama el buen vivir, de decir que vivimos bien, que todo es bonito. Los feminismos comunitarios me permitieron cuestionarme estas cuestiones, estas prácticas que existen y que gracias a los feminismos comunitarios, yo pude tener ese valor, esa fuerza, esa rabia, ese coraje de poder escribir Tenbilal Antsetik.

—Leí que el exponer todas estas cuestiones te ha generado un cierto exilio de San Juan Chamula, has tenido consecuencias o reclamos, ¿puedes hablarme de eso?

—Sí, en realidad yo ya nací en San Cristóbal, que está como a 10 minutos de San Juan Chamula, porque mis padres desde muy pequeños migraron, entonces san Cristobal ya es como un pueblo tsotzil, porque somos más, más que gente mestiza, toda la zona norte es de personas que migraron por la expulsión religiosa que hubo, entonces ya somos un montón de gente viviendo ahí, yo nací ya en San Cristóbal, y pues más que eso, yo comentaba en esa ocasión, en esa entrevista, que cómo recibiría también el pueblo estas cuestiones, hablar de las violencias, cuando es un tema que no se toca.

Yo antes subía mis primeros poemas en una plataforma de Facebook y ahí es donde empecé como a recibir comentarios de mucha violencia, como ‘para qué escribes de estas cosas’, ‘habla de otras cosas’, ‘habla de otros temas’. Es algo que va a ser fuerte, sin embargo, no podría como contestarte ahora bien esa pregunta, porque Tenbilal Antsetik piensa ir en las comunidades a dialogar, a recitar poesía, a hablar de estos temas, de la violencia, y en su momento se verá cómo es recibido también por el público.

Sí tengo un público de mujeres tsotsiles, tzeltales, en la ciudad de San Cristóbal, porque ya somos muchas que están estudiando, que están en cargos de elección popular, compañeras que son arquitectas, compañeras que son chefs, compañeras que están ya en la ciudad de San Cristóbal, que radicamos en San Cristóbal y que con ellas sí hemos dialogado, y me parece que todas estamos en este mismo tenor, de hacer la denuncia, de hablar sobre las violencias, y que después, posterior, se piensa hacer estos diálogos en las comunidades.

—¿Cuál es el proyecto, tienes fechas?

—Sí, en realidad como es super reciente el libro, y todavía no han llegado ejemplares a Chiapas, o sea, no… como que sí ha sido un poquito difícil, lo de la distribución, porque lo que queremos es buscar que también alguien nos apoye para darlos gratuitamente en las comunidades, que sean totalmente gratuitos, para ellos, que puedan leerlo, y sí estamos viendo cómo trazar una ruta, porque yo tengo varias compañeras que caminan en las comunidades, que han hecho trabajo de base en las comunidades, y que con ellas nos estamos aliando, estamos haciendo alianzas para poder entrar en las comunidades, porque no es como que sí vas y dices ‘hoy vine a hablar sobre esto’. Tiene que haber un acuerdo con los líderes y sobre todo los que ahí lideran son hombres, entonces estamos viendo cómo vamos a poder entrar ahí, y lo estoy haciendo a través de las mujeres compañeras que están haciendo política partidista y que ellas ya han estado en las comunidades caminado para sus cargos de elección popular y que a lo mejor ella ya tienen el vínculo mucho más cercano con las compañeras y a lo mejor poder entrar de esa manera.

—A partir de tu contacto en la poesía ¿cómo consideras que se ha vuelto tu relación con la palabra y la importancia de la misma?

—El poder escribir poesía, para mí ha sido muy sanador, porque es decir muchas cosas que no lo puedo decir en otras palabras, y que el verso, la imagen, la metáfora me lo ha permitido, yo siento que hay como una cuestión de armonía, de poder… como que me ayuda en los momentos en que se me desborda la tristeza cuando son muchas historias, cuando ya hay mucho acumulado dentro de mí, es escribirlo, escribirlo, hacer estos procesos de escritura y para mí ha sido muy importante y es algo con lo que siempre voy a estar como dialogando, escribiendo con la poesía, es algo que yo ya le agarré como cariño.

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