El viernes 11 de junio, casi a la media noche, ocurrió la desgracia donde dos trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social murieron succionados, tragados, por una alcantarilla destapada que se ubica en el lado calle oriente de la Central de Abastos, en la capital Tuxtla Gutiérrez.
Una fuerte e intensa lluvia cayó esa noche. Las torrenciales corrientes bajaban de la parte alta de esta zona. Desembocaba en la alcantarilla en mención. La unidad de las hoy víctimas se atascó dentro del hoyo. Los dos empleados, al bajar de la unidad e intentar sacar la unidad atascada, cayeron y fueron succionados. Los expertos señalan que murieron al instante, ahogados, golpeados. Sus cuerpos fueron encontrados en las aguas del Cañón del Sumidero días después.
La alcantarilla –con casi tres metros de largo y uno de profundidad–, se encontraba sin tapa desde hace más de dos años. Las propias versiones de los choferes de la Ruta 91, la cual tiene su base a escasos 60 metros de donde se ubica el drenaje, confirmaron lo que se difunde.
Pasaron más de 700 días y la autoridad nunca se dio cuenta que ello representaba un peligro.
Este martes por la mañana, cinco días después de la tragedia, la alcantarilla está tapada. ¿Habrá responsables en esta tragedia?
