Milenio
El final de la pandemia y la continuación de la guerra entre Rusia y Ucrania han afectado al precio de la tortilla, que ya supera los 20 pesos por kilo a la venta en diversas tortillerías en el país, y esperan que siga aumentando el costo mientras los insumos con el que se elaboran no bajen.
«Lo que está pasando es que, de alguna manera, la pandemia le pegó una gran crisis económica, y creímos que cuando se estaba solucionando el problemas recuperándose la economía se viene la guerra entre Ucrania y Rusia, y afectó mucho a industrias como la nuestra, que dependen de los granos», dijo a MILENIO Televisión Rubén Montalvo, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Producción de Masa y Tortillas (CNIPMT).
Añadió que, de acuerdo con algunas de sus estimaciones, el precio de la tonelada de maíz está en 9 mil 800 pesos, cuando en 2019 los mil kilos estaban en 4 mil 500 pesos. Detalló que fue tanto a que Rusia y Ucrania son los principales países exportadores de este grano, y que durante el covid-19 hubo especulación y ocultamiento para encarecer su precio. Incluso, se han detectado casos de «tortillas piratas».
«La industria (tortillera) está descapitalizada […] hay muchos compañeros que han estado desapareciendo, cerrando sus puertas, y el precio tendrá que seguir subiendo porque al final es un negocio […] y están subiendo los insumos», añadió. Destacó que la harina también ha tenido un aumento drástico en su precio —entre los 16 mil 500 y los 18 mil 200 pesos por tonelada—, pero que no pueden subir el costo de forma más libre debido a la presión política y social.
«En 1998, por decreto, se eliminó el control del precio de la tortilla… pero en el papel. Desde esas fecha, cada vez que lo subíamos se nos venían encima todas las dependencias de gobierno y los medios, nosotros mismos no conteníamos y fuimos perdiendo poder económico», dijo.
Montalvo descartó decir un posible precio de la tortilla a futuro, pero destacó que está subiendo entre uno y tres pesos por zona y región del país, y que la tortilla «está subvaluada» en su precio final, mismo que ha sido ligeramente contenido por el control sobre el precio del gas a nivel nacional.
