Gaceta UNAM
Es esencial una participación más activa de la ciudadanía para un desarrollo urbano equitativo y responsable. Asimismo, es necesaria una regulación efectiva: el Estado debe regular el mercado y buscar mitigar desigualdades, con políticas para asegurar viviendas asequibles y accesibles, afirmó en la UNAM, Alfonso Valenzuela Aguilera, académico de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
En la primera sesión del Seminario Internacional Financialización de los mercados inmobiliarios en América Latina, el arquitecto y urbanista añadió que la política pública en la materia debe ir encaminada, entre otros aspectos, a un desarrollo más equitativo y a que la participación ciudadana tenga más peso en la planificación urbana.
Al inaugurar el evento, el investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), José Gasca Zamora, dio la bienvenida al Seminario que es la primera etapa del encuentro entre los participantes en la próxima obra editorial conjunta referente al tema. “Serán sesiones muy provechosas para presentar nuestros avances de los trabajos y tener retroalimentación para mejorarlos”.
A su vez, Luis Alberto Salinas Arreortua, investigador del Instituto de Geografía (IGg), luego de agradecer a quienes hacen posible el Seminario y la elaboración de la obra, explicó que en este espacio académico se buscó cubrir el mayor número de casos en América Latina. “Seguro que este encuentro será muy interesante y enriquecedor para todos”.
Durante el encuentro convocado el IIEc y el IGg de la UNAM, así como por la UAEM, Alfonso Valenzuela agregó que el tema de los mercados inmobiliarios en América Latina es central. “La financierización ha impactado a las ciudades en distintos niveles. Este fenómeno está transformando el mercado inmobiliario y eso modifica las dinámicas urbana y económica”.
El capital financiero es un acelerador económico, pero también exacerba cuestiones prevalentes en la ciudad como las desigualdades y exclusiones, alertó en el encuentro a distancia.
Además, genera otros procesos como la dependencia de los flujos de capital extranjero, que para la administración pública y los políticos parece sumamente atractiva para disponer de fondos y flujos de capital que pueden traducirse en grandes proyectos de infraestructura, inmobiliarios y de equipamientos.
Sin embargo, aclaró Valenzuela Aguilera, no existe una regulación efectiva de tales prácticas especulativas sino que, por el contrario, se han habilitado instrumentos financieros para dar cabida a toda una serie de variaciones que escaparían a los controles, si existieran.
La falta de regulación efectiva puede fomentar prácticas especulativas y explotación de recursos naturales, afectando de forma negativa al medio ambiente y la calidad de vida local, consideró el experto.
El mercado de suelo tiene una incidencia fundamental en el inmobiliario, que es un motor de riqueza urbana y una enorme fuente de ingresos. De ese modo, las interacciones económicas, políticas y sociales van moldeando las ciudades, mencionó.
La creación de expectativas sobre el uso futuro de ciertas ciudades influye en las inversiones, por ejemplo, la construcción de vivienda por el nearshoring, crea una dinámica que va a transformar el norte de México.
El impacto del capital financiero llega al punto de la transformación de bienes inmobiliarios en activos financieros, con impacto en la estructura de poder y en el control del desarrollo urbano, la creación de una clase corporativa monopólica que controla a este último y la privatización del consumo de los trabajadores que reciben un salario por instituciones financieras.
De ese modo, las viviendas se vuelven cada vez más escasas y el acceso a ellas es más difícil, sobre todo para las clases medias y bajas, y esa situación se acelera por la financierización en distintas maneras, como la poca inversión en vivienda de interés social, detalló Alfonso Valenzuela.
En este tema se enfrentan desafíos como la implementación de una regulación efectiva y sostenible, la inclusión de todos los sectores sociales en el desarrollo urbano; la mitigación de impactos ambientales negativos y el combate a la especulación inmobiliaria.
Pero también oportunidades, entre ellas podemos mencionar la innovación en políticas públicas y colaboración multisectorial, el fomento de la resiliencia urbana y potenciar el uso de tecnologías inteligentes, concluyó el académico.