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El que no conoce “El Juchi” no es tuxtleco

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Gabriela G. Barrios García

 

En las calles de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, aún se escucha la voz de don Sósimo García, mejor conocido como El Juchi, anunciando sus tradicionales nieves de limón, guanábana y vainilla, elaboradas por él mismo de manera artesanal; su anuncio inconfundible hace que tanto adultos como niños salgan a las calles a saborear un rico helado.

Hablar con don Sósimo es viajar en el tiempo, cuando todos se conocían y las calles eran empedradas, cuando la avenida era de un sólo carril y se viajaba en el conocido “veintero”; a sus 81 años este incansable señor sigue recorriendo las calles con paso lento pero firme con su inseparable triciclo, como una forma de no perder la costumbre porque para él trabajar es un vicio y el estar activo es lo que lo mantiene bien física y anímicamente.

 

EL INICIO

—¿Desde cuándo se inició usted en el oficio de vender nieve?

—En 1954 empezamos a trabajar.

—¿Qué edad tenía?

—Unos 22 años. Llevo vendiendo poquito más de 60 años, elaborando todos los helados aquí (señala su casa).

—¿Cómo inició usted?

—Porque mi papá me enseñó. Él vendió mucho tiempo acá, en Tuxtla Gutiérrez. La cosa es que él vendió mucho en la Escuela “Camilo Pintado”. Aprendí con él.

—¿Sólo usted aprendió o también sus hermanos?

—Sólo yo aprendí porque ellos estaban estudiando, yo soy el más grande de todos. Pero como me daba cuenta de que mi papá estaba solo, le echaba la mano; de ahí empecé a hacer la nieve y a trabajar hasta la fecha.

—¿De qué sabores vendía su papá?

—De guanábana, limón, piña, vainilla, naranja, aunque ese sabor ahora no se hace porque está tan cara, todo se eleva. Ahorita una naranja sale hasta dos pesos. El limón, lo mismo, tres pesos vale un limón. Entonces él hacía esos sabores, más de guanábana y de limón.

—¿El de limón qué tal se vendía?

—Se vendía muy bien. La de limón, la de guanábana, la de vainilla, esas son las tradicionales. A nuestra edad eso pedimos, pero la juventud quiere de otros sabores: oreo, queso, café; ahora estamos haciendo esos sabores. Tenemos de coco, vainilla, guanábana, limón, melón, todos esos sabores hacemos porque la gente lo pide. Ahí vamos poco a poco.

—¿Antes en qué vendía la nieve?

—En carretilla.

—¿Cómo eran los botes de nieve?

—Como son ahora.

—¿Cuándo sustituyó la carretilla por el triciclo?

—Ya tiene como unos 35 años. Con el triciclo se me hacía más fácil, hasta la fecha, cuando nos agarra el tiempo le metemos un poquito, pero ahí vamos.

INICIA LA LEYENDA

—¿De dónde es?

—Soy de Simojovel, Chiapas.

—¿A qué edad vino a vivir a Tuxtla Gutiérrez?

—Tenía como unos 17 años.

—¿Por qué le dicen Juchi?

—Por la plebe en “La Prevo” (Escuela Secundaria Técnica Número 2). Hace unos 40 años si no más, había dos o tres muchachos que ellos eran los juchis, eran de Tapana esos muchachos, de ahí me empezaron a decir juchi también. Ellos estudiaban en La Prevo y siempre venían a tomar nieve conmigo y me decían: ¿Cómo estás Juchi?, y todos los oían y me empezaron a decir “Juchi” y ahí quedó el sobrenombre, ahora digo: el que no conoce al Juchi no es tuxtleco (risas). Como ahora ha entrado mucha gente (a La Prevo), los hijos ni saben pero la mamá sí lo sabe y los niños son vivos, se les queda y dicen “vamos donde El Juchi, queremos nieve” porque lo oyen de la mamá o el papá, los que estudiaron La Prevo y en la Prepa ( Preparatoria Núm. 1 Del Estado), llevo poquito más de 40 años vendiendo ahí. Cada año salían los muchachos y se iban a Puebla, a Veracruz, a México, a donde les quedara mejor para ir a estudiar en aquel tiempo, ahorita ya hay carreras aquí y ya se quedan.

—¿Nunca pensó dedicarse a otra cosa?

—No porque ¿qué voy a hacer? Mejor me voy a dedicar a ayudar, hay muchas cosas por hacer; si dejamos de hacer nos vamos a enfermar, estamos acostumbrados a estar activos, ya no es porque tengamos mucha necesidad, ya es un vicio trabajar, se acostumbra uno a trabajar. Estamos acostumbrados a una hora a levantarnos, aunque no tengamos nada que hacer, vemos qué hacer, barrer el patio, en la casa siempre hay cosas que hacer, pero no nos vamos a dedicar a hacer otra cosa, ya con esto (hacer nieves), hasta donde diga Dios.

 

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El que no conoce “El Juchi” no es tuxtleco

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