VIRUS ANTIDEMOCRÁTICO
ÉDGAR HERNÁNDEZ RAMÍREZ
El régimen cleptocrático priista supo inocular muy bien durante décadas –asociado con el PAN 12 años–, el virus del autoritarismo y el de una cultura política displicente en millones de mexicanos. Tan grabado quedó en la memoria de su ADN, que la presencia de agentes de cambio les resulta intolerante y les hincha su vena conservadora.
Para ese sector, la propuesta de una consulta popular para determinar qué proyecto conviene más al país en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), ha sido motivo de encarnizadas críticas, descalificaciones a priori y hasta de burla. Lo que es un derecho democrático consagrado en la Constitución, para sus detractores no es más que una artimaña política o un mecanismo cuyos resultados pueden ser manipulados.
Y así la democracia no se fortalece. Lo que pudiera ser una práctica digna de aplaudirse por su efecto político formativo entre los ciudadanos y porque robustece el sistema democrático, se le minimiza y se le trivializa en aras de deslegitimar al próximo gobierno que intenta transformar un régimen colapsado y en decadencia.
Ese sector de mexicanos pareciera defender a ultranza las decisiones verticales de un presidencialismo caduco que ha tenido efectos muy perniciosos para el país. Muy sano hubiera sido para la nación que el presidente Enrique Peña Nieto sometiera a un referéndum o a un plebiscito las reformas estructurales, pero decidió ignorar a la sociedad en temas de gran trascendencia para México que finalmente resultaron un fracaso por ilegítimas, autoritarias y con efectos dañinos para la soberanía nacional como el caso de la reforma energética.
En este sentido, la consulta sobre el NAIM no debe desdeñarse; al contrario, ese ejercicio de democracia participativa debe ponerse a prueba y fortalecerlo para que se consolide como un mecanismo de toma de decisiones consensadas sobre temas de trascendencia nacional. Los derechos deben ejercerse para que cobren vida, se institucionalicen y se sumen a la reserva de recursos democráticos que ayuden a discernir sobre asuntos complejos y polémicos que conciernen a todos.
La consulta, aunque muchos no la puedan ver, es una decisión antipresidencialista, una práctica que contribuye a desmontar el sistema antidemocrático que nos ha regido y apuesta a un cambio de nuestra cultura política.
Frente a la resistencia de iniciativas democráticas como la consulta que se propone sobre el NAIM, queda claro que la alternancia del 2018 aún requiere ser procesada, a nivel político y personal, por esos mexicanos que aún se sienten resentidos por el triunfo de Andrés Manuel López Obrador. Por supuesto, después de tantos años de autoritarismo, no será fácil combatir ese virus antidemocrático.