Se estima que la compañía habría realizado unos 3.000 test y es imposible saber cuántos son «inexactos e incorrectos».
RT
La compañía canadiense Health Genetic Center (HGC), que ofrece test de ADN para demostrar la paternidad, ha estado produciendo pruebas defectuosas que habrían perjudicado la vida de muchas mujeres embarazadas. Así lo asegura el investigador y reportero del portal Buzz Feed News, Peter Aldhous, quien después de una larga batalla judicial ganó una demanda por difamación contra dicho laboratorio.
En un artículo suyo publicado este sábado sobre esta historia, Aldhous asegura que el método de análisis del material genético que ofrece HGC es inexacto e inseguro y que además carece de una acreditación oficial que confirme que realmente funciona. En su opinión, no debe haber «lugar para el error» en este tipo de diagnósticos porque puede «cambiar vidas». «Según los resultados, las parejas pueden decidir si permanecen juntas o se separan. Un niño puede ganar un padre o perder uno. Las pruebas de ADN pueden llevar a algunas mujeres a decidir interrumpir sus embarazos», afirma.
Aldhous comenzó a investigar a HGC en el 2010 tras un estudio que planteaba dudas en dichas pruebas, que casi provocan que dos embarazadas abortaran. Ese año, el columnista publicó un artículo que recogía los testimonios de mujeres «cuyas vidas cambiaron drásticamente» a raíz de los resultados de ese laboratorio. Poco después, HGC y su director ejecutivo, Yuri Melekhovets, lo demandaron por difamación, en un caso que terminó en abril de este año.
Sin embargo, la victoria en los juzgados no satisface a Aldhous del todo, ya que las pruebas ofrecidas por la firma canadiense aún están a la venta. Dicha industria carece de una estricta regulación en EE.UU., Canadá y otros países y muchos ofrecen el servicio «sin pasar por la aprobación» requerida y sin proporcionar la evidencia científica necesaria para ejercerlas.
Pruebas defectuosas y resultados poco confiables
Por lo general, para una prueba de paternidad prenatal se toman muestras de células del líquido amniótico que rodea al feto y se comparan con células extraídas de la mejilla del posible padre. Aunque este método conlleva riesgos de un aborto espontáneo, es muy confiable. Por el contrario, HGC promete resultados efectivos con sangre del brazo de la madre: ese material contiene más ADN materno que fetal y hace difícil el diagnóstico. Solo dos compañías en EE.UU. poseen acreditación para comercializar pruebas no invasivas de ese tipo.
HGC, en cabeza de Melekhovets, siempre defendió sus métodos, pese a nunca haber publicado ningún dato científico que lo comprobara. No obstante, cuando muchos de sus clientes recurrían a otros laboratorios en busca de una segunda opinión, obtenían conclusiones que contradecían las de HGC. El propio Aldhous se hizo pasar por cliente, envió una muestra de sangre de una mujer que no estaba embarazada, más el frotis de una mejilla suya y la de un colega y los resultados arrojaron un perfil de ADN para un feto inexistente e indicaron que él era su padre.
Daños incalculables que no se pueden reparar
En la corte, la única evidencia que presentó HGC fueron las «afirmaciones sin fundamento» de Melekhovets. El juez falló a favor de Aldhous y su equipo, pero eso no impidió que el laboratorio «vendiera su prueba poco confiable a miles de clientes, lo que causó daños incalculables».
Hasta el día de hoy siguen inconclusos muchos casos de personas que buscan compensaciones económicas por parte de HGC y las clínicas que ofrecieron sus servicios. Se prevé que la compañía habría realizado unas 3.000 pruebas y es imposible saber cuántas fueron «inexactas e incorrectas».
«El daño sufrido por los clientes de HGC que han recibido resultados de pruebas incorrectos no se puede reparar. Lo que se necesita para evitar que esto vuelva a suceder es un sistema regulador que trate las pruebas de ADN más como medicamentos o dispositivos médicos», concluye el autor del artículo.