• De los 72 negocios del ramo que había en la entidad, hoy sólo quedan 32
MISAEL AUTE
“De las 16 librerías que existían en la capital del estado, hace seis años, hoy sólo hay cuatro. Algunas de ellas optaron por acreditarse como librería-papelería para sobrevivir; de 72 expendios en las principales ciudades del estado, hasta febrero de este año se contabilizan 32”.
Tras dar a conocer lo anterior, Julio César Sánchez Esquinca, Presidente de la Asociación de Libreros y Director del Proyecto “Chiapas Lee”, reveló que después de que hace dos años el promedio anual per cápita de los chiapanecos en cuanto a lectura de libros ascendió a 0.8 libros, el año pasado dicho índice se elevó a 1.0, “es decir, hoy por hoy, cada habitante del estado lee al menos un libro al año, principalmente el sector de jóvenes”.
Dio a conocer que según el Plan Nacional de Fomento a la Lectura una persona debería analizar al menos cinco libros anualmente. “Esta cantidad es la mínima requerida para que una persona pueda considerársele competitiva tanto a nivel nacional como internacional”, destacó.
Al interrogársele sobre si la tecnología ha propiciado que las nuevas generaciones se alejen de esta práctica, mostró su satisfacción pues es al revés. “Las opciones virtuales las evaluamos de manera positiva, pues finalmente la intención es que se lea. Recientes estudios indicaban que la demanda de los libros electrónicos tuvo un incremento de 200%, pero este índice hoy por hoy ha quedado estancado”.
Adelantó que el organismo el cual preside ha ideado una estrategia para fomentar la lectura. “Desarrollamos un proyecto llamado Cambalache de Libros, por medio del cual invitamos a la ciudadanía a intercambiar títulos entre ellos mismos para que estas obras puedan rotarse y ser conocidas por muchas más personas”.
Sobre las acciones de algunos negocios que realizan ventas de libros sacrificando sus ganancias, dijo que ello sólo origina compras por impulso. “Se trata de esfuerzos que estas empresas solo efectúan un día, mientras lo que nosotros buscamos es que sea algo que se convierta en una cultura”.
Más adelante Sánchez Esquinca calificó como interesante el hecho de que pese a la desaparición de librerías, ahora los autores de los libros son también los promotores de sus obras, lo cual hacen por medio de las plataformas digitales logran comercializarlos. “Sigue siendo redituable vender libros”, subrayó.
