ÉDGAR HERNÁNDEZ RAMÍREZ
Hasta hace algunas semanas, el escenario de la sucesión a la gubernatura de Chiapas programada para 2024, se había centrado principalmente en dos personajes que hoy se desempeñan en el ámbito federal. Sin embargo, apareció un tercer aspirante muy competitivo que tiene muchas probabilidades de cambiar los pronósticos políticos.
Uno de ellos es el director general del Instituto Mexicano del Seguro Social, Zoé Robledo Aburto, exdiputado local, exsenador de la República, exdiputado federal y subsecretario de Gobernación hasta mayo de 2019.
Robledo deseaba ser candidato a la gubernatura desde 2018, pero tuvo que apaciguar sus aspiraciones para cederle el paso a Rutilio Escandón Cadenas, el prospecto de todas las confianzas del entonces candidato presidencial y líder moral de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, los reiterados y elocuentes reconocimientos del presidente a la labor de Zoé en el gobierno federal, lo han colocado de nuevo como aspirante a gobernador de Chiapas, el estado que efímeramente gobernó su padre, Eduardo Robledo Rincón, de diciembre de 1994 a febrero de 1995 en el contexto de la crisis política provocada por el surgimiento del zapatismo indígena insurrecto.
RAMÍREZ AGUILAR, ASPIRACIONES LIMITADAS
El otro político que ha sonado como posible candidato a la gubernatura es Eduardo Ramírez Aguilar, hoy senador de la República, exdiputado federal, secretario de Gobierno en el sexenio de Manuel Velasco Coello, exdirigente estatal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y exdiputado local.
Ramírez también aspiró a candidato a la gubernatura en el 2018 por la alianza PRI-PVEM, pero sus intenciones se frustraron cuando la designación recayó en el entonces senador priísta Roberto Albores Gleason. Se rebeló contra la decisión, rompió con el partido Verde y aceptó la candidatura al Senado por las siglas del Movimiento de Regeneración Nacional.
Pese al cambio de bando partidista, las intenciones de Ramírez Aguilar de ocupar la titularidad del Poder Ejecutivo chiapaneco no se han extinguido. Respaldado por la estructura política que conformó para tal fin durante su gestión como secretario general de Gobierno y apoyado por personajes y organizaciones beneficiadas en el sexenio anterior, el político comiteco cree tener oportunidad de materializar su proyecto en el 2024. Su designación como presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales y como presidente de la Mesa Directiva del Senado (2020-2021) alentaron esa posibilidad entre sus simpatizantes.
Sin embargo, la realidad es que las aspiraciones de Eduardo Ramírez a la gubernatura cada vez están más acotadas, al menos desde las filas de Morena. Pertenecer al grupo del senador Ricardo Monreal, quien ha tenido diferencias notorias con sectores de su partido y con el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, lo ponen en desventaja. No hay que olvidar también que en el 2015, el entonces dirigente estatal del PVEM en un mitin llamó “mentiroso” al ahora primer mandatario por señalar que en Chiapas se condicionaban con fines políticos los programas sociales. Tampoco es un secreto que no existe una buena relación con el actual gobierno de Chiapas, pues en varios de los conflictos que se han producido en diversos municipios se ha identificado la mano del senador.
En este sentido, si el denominado “jaguar negro” llega a ser candidato a la gubernatura, no lo será por Morena, y eso le resta probabilidades de ganar en la contienda electoral.
ROBLEDO, SIN ANDAMIAJE
Respecto al director del IMSS, si bien Zoé Robledo puede presumir que el presidente lo tiene en alta estima por su labor al frente de ese instituto de salud y por sus buenos oficios en otros asuntos de interés, sus pretendidas aspiraciones a la gubernatura de Chiapas no están del todo sólidas.
Uno de sus principales inconvenientes es que carece de una estructura político-electoral que le construya desde abajo las redes que le den viabilidad a su candidatura; se supone que ese andamiaje tendría que ser Morena, pero en ese partido las simpatías se están decantando hacia otros rumbos. Otro punto desfavorable es que Robledo ha tenido desencuentros con el actual gobierno chiapaneco por el asunto del rezago en la campaña de vacunación y por el caso del uso inapropiado de helicópteros del gobierno estatal por parte de la esposa de un funcionario del IMSS, quien grabó un video para Tik-Tok en una aeronave destinada al transporte de vacunas a zonas rurales de Chiapas.
Además, hay tres elementos adicionales en la trayectoria del director del IMSS que han sido cuestionados indirectamente por AMLO, y que por ello no es bien visto por los lopezobradoristas “duros”: su matriz universitaria, el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), institución educativa privada duramente criticada por el presidente por su proclividad al neoliberalismo; el apoyo público en 2016 en el Senado a Hillary Clinton portando una playera que la respaldaba como candidata presidencial de Estados Unidos, lo cual fue calificado por el mandatario como una actitud imprudente de legisladores mexicanos; su voto en el Senado en el 2016 a favor de la creación del Sistema Nacional Anticorrupción, una institución reprobada por el presidente por ser parte de la simulación del régimen corrupto encabezado por Enrique Peña Nieto, pues pese a la creación de este y otros organismos, la corrupción seguía sin ser delito grave.
AGUILAR CASTILLEJOS, ALTO POTENCIAL
Es en este contexto que surge un tercer contendiente, que si bien por su discreción mediática no había aparecido en el radar político, hoy se erige como un prospecto con gran potencial para obtener la candidatura al gobierno de Chiapas por el partido Morena. José Antonio Aguilar Castillejos, senador suplente y delegado federal de Programas Integrales de Desarrollo en Chiapas, ha empezado a caminar la ruta de un proyecto político que lo catapultaría a la gubernatura en el 2024.
Como responsable de la ejecución de la importantísima política social del presidente López Obrador en Chiapas, Aguilar Castillejos ha recorrido el territorio estatal y ha conocido de primera mano las carencias y necesidades de la población más necesitada de la entidad. Gravita también a su favor su cercanía personal con AMLO, quien en sus decisiones políticas valora mucho la lealtad de sus colaboradores comprometidos con el proyecto de la Cuarta Transformación.
Con el gobernador Rutilio Escandón existe una relación fluida, coordinada y amistosa que se fortalece cotidianamente en la coincidencia del trabajo por potencializar y arraigar los programas sociales del gobierno federal en las comunidades más necesitadas del estado; estas afinidades garantizan la continuidad del legado lopezobradorista y una transición del poder sin sobresaltos. En este sentido, no hay que olvidar también los vínculos políticos y familiares del gobernador –vía su esposa— con el secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández, que a la hora de la toma de decisiones pueden influir hacia dónde se inclinará la balanza.
Los tiempos y las prácticas políticas también se han ido transformando en los últimos años, el semillero de candidatos a gobernador ya no son exclusivamente el Senado, la Cámara de Senadores o los más altos niveles de la administración pública. Las delegaciones federales de los Programas Integrales de Desarrollo, por su importancia estratégica en la política social, se han convertido en espacios generadores de prospectos políticos robustos, de lo cual quedó evidencia en las elecciones estatales del año pasado; tres de los candidatos surgidos de esa instancia federal resultaron ganadores en Tlaxcala, Colima y Baja California Sur.
José Antonio Aguilar Castillejos no está construyendo castillos en el aire, como suelen propagar algunos comentaristas políticos. En un importante sector de Morena-Chiapas está consolidando amplias simpatías en torno a su proyecto, lo cual amplía sus posibilidades para conseguir la nominación por el partido que hoy tiene el mayor poder en México.
El juego sucesorio para la próxima gubernatura de Chiapas ya está en marcha y será el tiempo, las circunstancias y la fortaleza del aspirante que garantice la continuidad del lopezobradorismo, lo que determine quién será el candidato por el partido gobernante.