El Universal
En caso de ratificarse en el Senado la reforma aprobada hoy por la Cámara de Diputados para que la Guardia Nacional sea parte oficialmente del Ejército, la Secretaría de la Defensa Nacional recibirá una corporación en la que sólo 37.7 por ciento de sus elementos cuenta con el Certificado Único Policial (CUP).
Esto significa que hasta el 30 de junio de este año, nada más 42 mil 955 de los 118 mil 188 guardias nacionales han pasado las evaluaciones de control y confianza, desempeño, competencia y formación inicial que los habilitan para realizar funciones básicas de policía en las calles.
Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador presume en la primera parte de su Cuarto Informe un estado de fuerza de 118 mil 188 elementos con presencia en 266 regiones del país, en el anexo estadístico se reportan 113 mil 066 guardias nacionales, incorporados de la siguiente manera: en 2019, 446; 2020, 37 mil 664; 2021, 37 mil 478; 2022, 37 mil 478.
En el documento se indica que hasta junio había 105 mil 003 elementos desplegados en los 32 estados del país, con tareas operativas, administrativas y especializadas en la prevención del delito.
En enero de este año, la corporación reforzó con 6 mil 650 su presencia en Baja California, Chihuahua, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Sonora y Zacatecas, estados que a la fecha se mantienen en los primeros lugares en víctimas de homicidio doloso en números absolutos.
Guardia Nacional padece rotación e indisciplina
Desde su creación, la corporación se ha caracterizado por la rotación de mandos y la indisciplina de algunos de sus elementos que han sido sorprendidos en estado de ebriedad, con presuntos delincuentes y en actos de tráfico de influencias.
Se ha visto involucrada en diversos percances en diferentes estados, que ponen en entredicho la actuación de la institución que está muy cerca de pasar al control total operativo y administrativo de la Secretaría de la Defensa.
Además, trae consigo los constantes reclamos de elementos provenientes de la extinta Policía Federal, que constantemente se quejan por el trato de los mandos militares.
El episodio más reciente fue en julio cuando un grupo de guardias nacionales, provenientes de la Policía Federal, acusó as “condiciones pésimas” en las que los mantienen desplegados en el puerto de Acapulco, Guerrero, donde apoyan a las autoridades locales en labores de seguridad pública.
Sin embargo, la Guardia Nacional echó mano de estos elementos para capacitar a los militares transferidos a la Dirección de Seguridad en Carreteras e Instalaciones, el área encargada de vigilar y patrullar las vías de comunicación federales del país, ante los constantes accidentes en las patrullas.