La Jornada
La Organización de Naciones Unidas (ONU) alertó sobre el incremento de los ataques contra la educación, ya sea por agresiones directas a instalaciones educativas o por la falta de acción para garantizar que niñas, niños y adolescentes migrantes o refugiados accedan a ese derecho.
La oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) señaló que 7.2 millones de niños refugiados en edad escolar, en 65 países, no tienen acceso a la educación debido a factores como inseguridad, falta de políticas educativas inclusivas, limitaciones de capacidad y barreras lingüísticas, lo que pone en peligro la prosperidad futura de los jóvenes.
Destacó que en el ciclo escolar 2022-2023, de acuerdo con datos recabados por el organismo, las tasas brutas promedio de matriculación de refugiados se situaron en 37 por ciento en prescolar, 65 por ciento en primaria y 42 por ciento en secundaria. Subrayó que la tasa global de inscripción de refugiados en la educación superior, donde las barreras incluyen altas tasas de matrícula y una falta de conectividad confiable, no ha cambiado desde el estudio de 2022, a medio camino para alcanzar la meta de 15 por ciento para 2030.
En ese mismo ciclo escolar, la Organización las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) registró más de 6 mil ataques a la educación, un aumento de 20 por ciento con respecto a los dos años anteriores.
La Unesco alertó sobre el resurgimiento mundial de las agresiones y expresó preocupación por el creciente impacto de los conflictos en la educación, pues estima que estos ataques suponen una media de ocho embestidas por día y se cree que más de 10 mil estudiantes y educadores han sido víctimas.
Subrayó que un estudio de la Coalición Mundial para Proteger la Educación contra los Ataques –de la que el organismo es parte– denunció mil casos de tipo militar a establecimientos educativos.
Además, señaló que si bien los embates contra la educación afectan a todas las regiones del mundo, son mucho más frecuentes en países afectados por conflictos armados, como los de Medio Oriente (Gaza en particular), Myanmar, la República Democrática del Congo, Sudán, Ucrania y Yemen.
Por ello, recordó que una de sus funciones, también es brinda apoyo sicosocial a estudiantes y docentes que enfrentan fenómenos violentos, particularmente en Palestina, Sudán y Ucrania.