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Salvador creció entre acoso, violencia. A los 18 se compró dos AR-15. Y luego los usó

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Sin Embargo

El autor del tiroteo en un colegio de la localidad de Uvalde ha sido identificado como Salvador Ramos, un joven de 18 años residente en esa población, que actuó en solitario. Los testimonios recopilados por la prensa de EU lo describen como un joven solitario que creció entre acoso y problemas familiares y cuyo comportamiento se fue haciendo cada vez más violento.

Ciudad de México, 25 de mayo .– Salvador Ramos, un joven que estudiaba en la escuela secundaria Uvalde, ha sido identificado como el responsable de haber asesinado a 19 niños y dos adultos de una escuela primaria de la misma localidad de Texas, una de las peores masacres que ha vivido Estados Unidos en los últimos años, con dos rifles que compró cuando cumplió 18 años, a mediados de mayo.

El joven ingresó este martes al colegio Robb Elementary de Uvalde tras haber tenido un accidente de tráfico. Dentro de la escuela abrió fuego contra alumnos y profesores, antes de ser abatido por la policía. El Departamento de Seguridad Pública de Texas dijo que vestía chaleco antibalas. Por el momento se desconocen las motivaciones del joven y si entró en el centro educativo de manera fortuita por su cercanía con el lugar del accidente o si lo hizo intencionadamente. Los mismos reportes indican que antes de haber perpetrado el tiroteo le arrebató la vida a su abuela, con quien vivía.

Ramos ha sido descrito por conocidos y familiares como un joven solitario que fue molestado de niño por un problema de habla infantil, además de haber crecido en un ambiente familiar tenso marcado por las constantes peleas con su madre, quien de acuerdo con vecinos tenía problemas de drogadicción.

Una persona con conocimiento sobre los primeros hallazgos de la investigación, que habló bajo condición de anonimato con el Washington Post, dijo que Ramos compró el arma utilizada en el ataque inmediatamente después de cumplir 18 años, que fue a mediados de mayo. En tanto, otros testimonios dan cuenta de que el joven solía manejar de noche con otro amigo y disparaba a personas al azar con una pistola de aire comprimido.

La cadena ABC News ha precisado por su parte, citando a fuentes de seguridad, que Ramos cumplió 18 años el pasado 16 de mayo y que seis días después compró de forma legal dos rifles del tipo AR-15. El abuelo de Ramos, Rolando Reyes, de 72 años, dijo a este medio que no tenía ni idea de que su nieto hubiera comprado dos rifles AR-15 o que los tuviera en su casa.

“No sabía que tenía armas”, admitió Rolando Reyes a ABC News. “Si lo hubiera sabido, lo habría denunciado”.

Mia, la prima de Ramos quien habló con el Post bajo la condición de que no se usara su apellido porque su familia no quiere ser asociada con la masacre, dijo por su parte que Salvador “no era una persona muy social después de haber sido acosado por tartamudear”.

Los mismos testimonios recopilados por The Washington Post dan cuenta de cómo a lo largo de los años había arremetido violentamente contra compañeros y extraños. Nadia Reyes, una compañera de secundaria, relató cómo en al menos cinco ocasiones Ramos tuvo peleas a golpes con sus compañeros de escuela. También dijo que sus amistades duraban poco y relató cómo Ramos le comentó a un amigo mientras jugaban baloncesto que él solo quería unirse a los Marines un día para poder matar gente. El otro chico, agregó Reyes, terminó la amistad en el acto.

“Llevaba las cosas demasiado lejos, decía algo que no debía decirse, y luego se ponía a la defensiva al respecto”, dijo Reyes.

Otras personas que lo llegaron a conocer dijeron a su vez a The New York Times que faltaba a la escuela con frecuencia y luchaba por llevarse bien con sus compañeros de clase. Compartieron además que le gustaba jugar videojuegos, particularmente Fortnite y Call of Duty.

Jeremiah Muñoz, quien estaba en el último año de la escuela secundaria hace cuatro años cuando Ramos se incorporó al plantel, entonces como estudiante de primer año, lo conoció precisamente por su gusto por los videojuegos. Muñoz dijo que incluso en ese entonces, recordaba que los estudiantes se metían con Ramos, se burlaban de su ropa o hacían referencias groseras hacia su familia. También comentó que cuando jugaban Xbox a menudo escuchaba a Ramos discutir con su madre. La madre de Ramos le gritaba, diciéndole que necesitaba ir a la escuela y que no estaba haciendo nada con su vida, dijo Muñoz, y Ramos le respondía gritando insultos.

Durante el fin de semana, refiere The New York Times, Ramos le envió una fotografía de dos rifles negros a Muñoz, similares a uno que había publicado en su cuenta de Instagram.

Stephen García, quien se consideraba el mejor amigo de Ramos en octavo grado, dijo a su vez al Post que Ramos no lo tuvo fácil en la escuela pues “lo acosaban mucho” por lo que publicaba en las redes sociales, sobre su afición a los juegos, y en general “sobre todo”.

“Creo que necesitaba ayuda mental. Y más cercanía con su familia. Y amor”, expresó.

Una vez, recordó García, Ramos publicó una foto usando delineador en sus ojos, lo que provocó una gran cantidad de comentarios de burla. Stephen García dijo que trató de defenderlo de estos ataques, pero cuando él y su madre se mudaron a otra parte de Texas “él simplemente comenzó a ser una persona diferente”, dijo García. “Se puso peor y peor”.

Los testimonios recopilados por ambos medios coinciden en que a causa de que el joven era molestado por sus compañeros de escuela y debido a sus problemas en casa el comportamiento de Ramos comenzó a deteriorarse, al tiempo que se volvió violento y mostró su afición por las armas.

Santos Valdez Jr., de 18 años, dijo al Post que conoció a Ramos desde la escuela primaria. Jugaban videojuegos y eran amigos, dijo, hasta que el comportamiento de Ramos cambió. Contó que una vez Ramos se detuvo en un parque donde a menudo jugaban baloncesto y llegó con cortes en toda la cara. Primero dijo que un gato le había arañado la cara. “Luego me dijo la verdad, que se cortaba la cara con cuchillos una y otra vez”, dijo Valdez. “Yo estaba como, ‘Estás loco, hermano, ¿por qué harías eso?’” Ramos dijo que lo hizo por diversión, recordó Valdez.

El Times reportó por su parte que varios seguidores de Ramos en Instagram dijeron que lo conocieron en sitios web como Yubo, una aplicación que permite a las personas transmitir videos de sí mismos en vivo y que se comercializa como una forma de “hacer amigos”. Una mujer dijo que se había conectado con Ramos y un amigo suyo en Omegle, un sitio web donde las personas chatean por video con extraños. La mujer dijo que una vez Ramos se había grabado en vivo sosteniendo un arma con sangre visible en el piso, alegando que tenía una hemorragia nasal.

Santos Valdez mencionó que hace aproximadamente un año, Ramos publicó en sus redes sociales fotos de rifles automáticos que “tendría en su lista de deseos”. Hace cuatro días, consignó el Post, publicó las imágenes de dos armas.

Otro de los aspectos sobre la vida de Salvador Ramos reportados por la prensa estadounidense son las constantes peleas con su madre. Uno de sus vecinos identificado como Ruben Flores, que dijo al Post vivir al lado de la familia Ramos en Hood Street y quien aseguró haber tratado de ser una especie de figura paterna para Salvador, dijo que el joven tenía “una vida bastante difícil con su madre”.

Explicó que a medida que crecía Salvador, los problemas en su casa se hicieron más complicados y más evidentes para todo el vecindario. Describió, por ejemplo, haber visto a la policía en la casa y presenciado enfrentamientos entre Ramos y su madre. Tanto Flores como otros vecinos dijeron al Washington Post que la madre de Ramos usaba drogas, lo que contribuyó a la agitación en el hogar.

Ruben Flores refirió que Ramos se mudó de la casa de Hood Street a la casa de su abuela al otro lado de la ciudad hace unos meses. Incluso comentó que vio a la abuela por última vez el domingo, cuando pasó por la propiedad de Hood Street, de la que también era dueña. La abuela le dijo que estaba en proceso de desalojar a la madre de Ramos por sus problemas con las drogas.

El abuelo de Ramos, Rolando Reyes, apuntó que el martes por la mañana, antes del tiroteo, no vio nada inusual que augurara lo que iba a pasar. Según él, el sospechoso tuvo una pequeña discusión con la abuela sobre la factura de teléfono.

Ramos residía con sus abuelos después de haberse peleado con su madre y ocupaba una de las habitaciones de la casa donde dormía en un colchón en el suelo, reveló Reyes a ABC News.

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