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Según los propietarios, era un proyecto didáctico que se ha hecho en otros lugares del mundo pero nunca antes se había llevado a cabo en el país latinoamericano y a tantos metros de profundidad.
Unos ladrones han robado 600 litros de cerveza que se estaban macerando en barriles sumergidos en el fondo del mar en Argentina, a unas tres millas (cuatro kilómetros) del puerto de Mar del Plata, informa La Capital.
En noviembre, las cervecerías Heller, La Paloma y Baum junto con los miembros de una escuela de buceo local colocaron la cerveza en barriles enjaulados a 20 metros de profundidad, sujetos sobre la cubierta de un buque hundido llamado Kronomether.
El proceso era parte de un proyecto para crear un nuevo producto y tomó más de un año obtener los permisos necesarios para llevarlo a cabo, sumando las medidas de cuarentena por la pandemia que también ralentizaron los esfuerzos.
La segunda etapa consistía en retirar los barriles a finales de febrero, pero los propietarios de las cervecerías descubrieron la semana pasada que robaron los toneles.
«Todos coinciden en que fue algo intencional. No lo sabemos, pero sí es evidente que alguien estuvo ahí y los soltó intencionalmente. Desconocemos con qué fin, pero ya hicimos la denuncia», comentó Juan Pablo Vincent, propietario de Baum.
Los 600 litros macerados iban a combinarse con otros 500 litros que están almacenados en los tanques de las cervecerías. La mezcla iba a ofrecer, aproximadamente, 1.000 litros de cerveza especial para comercializar bajo el nombre de ‘Kronomether’.
Asimismo, las empresas pretendían donar lo recaudado al Museo de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia. «No se puede tomar esa bebida directamente de las barricas. Hay que mezclarla con otra que tenemos en tanques acá en tierra, gasificarla y demás», añadió Vincent.
«No creo que le encuentren valor comercial a lo robado, salvo que sepan cómo tratar esa cerveza ‘blendeándola’ con otra del estilo, o con otra que vaya bien con esa base, y después la gasifiquen. Pero dudo que le puedan sacar mucho rédito económico. Y nosotros sí, pero tampoco era para nosotros, sino que era a beneficio del museo», destacó empresario.
Según los propietarios, era un proyecto didáctico que se ha hecho en otros lugares del mundo pero nunca antes se había llevado a cabo en Argentina y a tantos metros de profundidad. «Perdimos plata pero, más que nada, lo que molesta es que este proyecto tenía valor sentimental y nos quitaron la posibilidad a muchos de aprender de esto», concluyó Vincent.