MANUEL MONROY
La petista Lilia Aguilar Gil, adicionar un párrafo tercero al artículo 199 Octies del Código Penal Federal, para sancionar al que utilice técnicas, aplicaciones o programas de inteligencia artificial para la creación de contenido intimo sexual de una persona, sin su consentimiento.
En su exposición de motivos, la legisladora señala que la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un motor de innovación y desarrollo a nivel global y, en México no es la excepción, de acuerdo con el reporte Estado de preparación en inteligencia artificial, elaborado por la Unesco en colaboración con la Alianza Nacional para la Inteligencia Artificial y el Centro-i para la Sociedad del Futuro.
Dijo que la IA sirve para automatizar procesos y simular ciertos rasgos de la inteligencia humana mediante sistemas informáticos. Entre las capacidades de esta herramienta se encuentra el reconocimiento de voz, texto e imágenes, la traducción de idiomas y la generación de textos.
Las «deepfakes» -acrónimo formado por las palabras inglesas fake (“falso”) y deep learning- se trata de un video, una imagen o un audio generado para imitar la apariencia y sonido de una persona y estos son generados de modo artificial, y son tan convincentes, tan realistas, que muchas veces, el ojo humano no percibe que está frente a una imagen ficticia.
Sin embargo, uno de los desarrollos más controvertidos es el de los deepfakes, herramientas de edición digital que emplean algoritmos avanzados, particularmente redes neuronales generativas, para superponer rostros y voces de personas en videos falsificados con un nivel de precisión inquietante.
Esta tecnología tiene aplicaciones positivas en áreas como el entretenimiento, la educación y la creación de contenido artístico. No obstante, su uso malicioso ha generado alarmantes consecuencias, especialmente para las mujeres, al convertirse en una herramienta para vulnerar derechos fundamentales.
Los deepfakes con contenido sexual explícito se han convertido en una herramienta de violencia digital. Según datos de organizaciones especializadas en ciberseguridad, más de 90 por ciento de los deepfakes publicados en plataformas en línea tienen como objetivo a mujeres, muchas de las cuales desconocen que su imagen ha sido manipulada.
Aguilar Gil consideró como imperativo legislar para prevenir, sancionar y erradicar la creación y difusión de contenido deepfake que vulnera los derechos de las mujeres, pues los daños que sufren las víctimas son múltiples: desde la pérdida de oportunidades laborales hasta el deterioro de su salud mental.