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Profesores: Una élite decide quién asciende y quién no en la máxima casa de estudios

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Sin Embargo

Las reglas del juego están hechas de tal forma que a los profesores de asignatura les sea muy difícil poder subir de nivel y aspirar a ser profesores de tiempo completo o a otros cargos, denunciaron docentes de la UNAM.

Ciudad de México, 5 de octubre.- La plantilla docente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no sólo enfrenta una marcada desigualdad salarial, sino que también tiene que lidiar con una serie de trabas y vicios que obstaculizan que los profesores de asignatura, el 70 por ciento de quienes imparten clases en esta institución, puedan acceder a una plaza o subir en el escalafón que tiene copado la élite de la máxima casa de estudios del país, denunciaron docentes.

Las reglas del juego están hechas de tal forma que a los profesores de asignatura les sea muy difícil poder subir de nivel y aspirar a ser profesores de tiempo completo, aunado a ello, también hay una serie de vicios que obstaculizan las aspiraciones de quienes pertenecen al grueso de la base que imparte clases, señalaron los mismos testimonios.

Si bien, aunque las obligaciones son similares entre los profesores de asignatura y los de carrera, las remuneraciones, los estímulos, acceso a programas que otorgan recursos para hacer investigaciones y publicar, (dos aspectos fundamentales para ascender) no están disponibles para los de asignatura, según explicaron profesores entrevistados por SinEmbargo.

“Hay prestaciones especiales que ellos tienen: como seguros de gastos médicos mayores, programas de investigación y estímulos que son el PAPYME y el PAPIIT, a los cuales los profesores de asignatura no tenemos acceso”, platicó Alfonso Bravo Olivares, maestro de la Facultad de Estudios Superiores Aragón (FES Aragón).

Bravo Olivares aseguró que dentro de la UNAM hay una mafia que controla las reglas y estatutos, con los que se impide, que la base pueda crecer.

“Hay una mafia en la UNAM, hay un grupo de élite que junto al resto de los profesores nos miran (a los profesores de asignatura) por encima del hombro y cuando queremos nosotros subir en ese escalafón, sobre la base de nuestro esfuerzo hacen todo lo posible para meternos en pie”, expresó.

A un profesor de asignatura se le paga por hora, sin más. En cambio, el de tiempo completo tiene un sueldo base por impartir 40 horas de clases, sin embargo, no están obligados de trabajar esas 40 horas frente a un grupo, ya que pueden, impartir algunas horas y el resto justificarlo con trabajo de investigación o apoyo a tesistas o apoyo a alumnos.

De acuerdo con el Estatuto de Personal Académico de la UNAM, para que los profesores puedan subir de escalafón (mediante concursos de oposición), además de la antigüedad tienen que publicar y producir investigación; dirigir tesis, y trabajo destacado en la docencia.

No obstante, el sueldo de un profesor de asignatura obliga a dedicar muchas horas en la impartición de clases para poder obtener recursos. Es por ese motivo, que muchos profesores de asignatura no hacen investigación, según explicaron ellos mismos.

“Para subir, entre más produzcas pues más posibilidades tienes de estar más alto en la escala de este tipo de estímulos. Tú dirías: ‘bueno es lo justo; entre más produzco más tengo acceso estímulos’. El problema es que un profesor de asignatura, para vivir decorosamente, tiene que dar muchas clases, luego te la pasas de una clase a otra; entonces, ¿a qué hora produces investigación de calidad para poder acceder a esa otra escala que va más arriba del precariato?”, ejemplificó la profesora Elisa Godínez, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

ASIGNATURA VS. CARRERA: DERECHOS Y OBLIGACIONES

Los profesores de asignatura, a quienes se fija un nombramiento y se les paga por hora, pueden ser interinos o definitivos y ocupar las categorías A o B.

El Estatuto de Personal Académico de la UNAM señala que los maestros de asignatura nivel A deben contar con nivel de licenciatura del área de la materia que vayan a impartir y demostrar aptitud para la docencia. Para que puedan ascender a nivel B, deben contar con al menos dos años de antigüedad impartiendo clases y publicar trabajos que acrediten su competencia en la docencia o en la investigación.

El mismo cuerpo normativo señala que este último requisito podrá dispensarse a los profesores que en la dirección de seminarios y tesis o en la impartición de cursos especiales, hayan desempeñado sus labores de manera sobresaliente.

Los profesores de asignatura que son interinos pueden lograr la definitividad mediante un concurso de oposición, al igual que para poder ser promovidos. Aquellos que llevan un año de antigüedad, deben presentarse a los concursos, de haberlo, pero si no se presentan pueden perder sus grupos asignados. A su vez, los profesores interinos con tres años de docencia, tienen derecho a que se abra un concurso de oposición para ingreso.

Los profesores o investigadores de carrera son los que tienen plaza de medio tiempo o tiempo completo; y su pago es mensual por 40 horas (en el caso de tiempo completo). Los académicos en este rango pueden ser asociados o titulares y en cada una de las categorías hay tres niveles: A, B y C.

Los asociados nivel A son aquellos quienes tienen al menos la licenciatura o grado equivalente; un año de antigüedad en labores docentes o de investigación, y produjeron trabajos que acreditan su competencia en la docencia o en la investigación.

Para ser profesores o investigadores en el grado B, se requiere tener cuando menos la maestría, tener al menos dos años en labores docentes o de investigación, en la materia o área de su especialidad, y producir trabajos.

En el caso del nivel C, al igual que en el anterior se requiere tener un grado de maestro, pero para subir a profesor asociado C se requiere, además de haber publicado trabajos, tener cuando menos tres años en labores docentes o de investigación.

En el caso de los profesores de carrera titulares, son aquellos que cuentan con un doctorado. Para el nivel A, se requieren cuatro años en labores docentes o de investigación, incluyendo publicaciones originales en la materia o área de su especialidad, y haber demostrado capacidad para formar personal especializado en su disciplina.

Para el grado B, se requieren cinco años en la docencia o investigación y destacar en la dirección de grupos de docencia o de investigación. Y para que un catedrático titular pueda ingresar o subir a la categoría C, además de los requisitos previos, debe tener seis años de antigüedad en docencia o investigación, haber publicado trabajos que acrediten la trascendencia y alta calidad y también se le exige haber formado profesores o investigadores que laboren de manera autónoma.

DERECHOS VS OBLIGACIONES

Los profesores de asignatura, de acuerdo con el Estatuto Académico de la UNAM, tienen derecho —además de las prestaciones de Ley del ISSSTE— a conservar su horario de labores o solicitar el cambio del mismo; “desempeñar sus labores, en la medida de lo posible, en una sola dependencia, y, solo en el caso de los definitivos, a ser adscrito a materias equivalentes o afines de un nuevo plan de estudios, cuando por reformas se modifiquen o supriman asignaturas”.

En tanto que sus obligaciones son: prestar servicios según el horario que señale su nombramiento, y de acuerdo a lo que dispongan los planes y programas de labores y reglamentos aprobados por el consejo técnico de la dependencia a la que se encuentren adscritos; presentar anualmente a las autoridades de su dependencia un informe de sus actividades académicas; cumplir las comisiones encomendadas por las autoridades de la dependencia de su adscripción o por el Rector con el conocimiento de éstas; formar parte de comisiones y jurados de exámenes; y remitir oportunamente la documentación relativa; enriquecer sus conocimientos en la materia o materias que impartan; impartir enseñanza y calificar los conocimientos de los alumnos; indicar su adscripción a una dependencia de la Universidad, en las publicaciones en las que aparezcan resultados de los trabajos que en ella se les hayan encomendado; abstenerse de impartir clases particulares remuneradas o no a sus propios alumnos.

Los profesores e investigadores de carrera (medio tiempo o tiempo completo) tienen por derechos, a diferencia de los de asignatura, recibir de la Universidad remuneraciones adicionales provenientes de ingresos extraordinarios de su dependencia; desempeñar en otras instituciones, previa autorización del consejo técnico respectivo, cátedras u otras labores remuneradas, (mientras no exceda de 48 horas semanarias entre ambas instituciones); a ser funcionario académico con la remuneración correspondiente y con la garantía de que al término de su encargo podrá reintegrarse a su dependencia de origen, con su misma categoría y nivel y sin menoscabo de sus demás derechos.

Además, por cada cada seis años de servicios ininterrumpidos, los profesores e investigadores ordinarios de tiempo completo pueden gozar de un año sabático con goce de sueldo y sin pérdida de su antigüedad, “para dedicarse al estudio y a la realización de actividades que les permitan superarse académicamente”, según señala el Estatuto, el cual establece en su articulo 58 las reglas para el goce de ese derecho.

Además, un profesor o investigador puede tener dos nombramientos simultáneos de medio tiempo dentro de la Universidad, y será considerado como de tiempo completo para los efectos del año sabático.

Aunado a ellos, los programas que otorgan recursos extras para la investigación como el Programa de Apoyo a Proyectos para Innovar y Mejorar la Educación (PAPIME) y el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) están dirigidos solo para los investigadores y profesores de carrera de tiempo completo.

DESDE EL COMIENZO

La inequidad en los derechos y el acceso a los recursos ha sido uno de los principales obstáculos para que los profesores de asignatura puedan crecer dentro de la máxima casa de estudios, sin embargo, según explicaron académicos entrevistados no es el único factor.

El profesor de asignatura Alfredo Bravo Olivares denunció que los exámenes de oposición —que son evaluados por una Comisión Dictaminadora en cada Facultad— están amañados.

“Entrar a un examen de oposición y ganarlo es muy difícil porque nos mantienen bajo un esquema en el cual la precarización se hace evidente. Los concursos de oposición se abren cuando las autoridades universitarias lo consideren, como lo consideren y de acuerdo a los recursos presupuestales los directores de escuelas y facultades en las áreas lo consideren o sea prácticamente es cuando ellos quieran y como ellos quieran”, dijo el catedrático.

Y añadió: “no todos son así, pero lo que domina en la UNAM son los concursos amañados donde estas élites favorecen un grupo”.

Las comisiones dictaminadoras están formadas por seis miembros designados de preferencia entre los profesores e investigadores definitivos de otras facultades de la Universidad, donde el director y los miembros del consejo técnico, interno o asesor, no podrán pertenecer a las comisiones dictaminadoras de su facultad, según el Estatuto Académico

Aunado a ellos, las relaciones públicas son “esenciales” para quienes buscar subir escaños e incluso hasta para los que aspiran a dar cátedra en la UNAM, refieren los mismos testimonios, que a su vez indican que hasta para poder ingresar como profesor de asignatura hay una inequidad para todos los aspirantes.

“Para entrar es mejor contar con una red o un amigo o alguien que te pueda de algún modo recomendar en la Máxima Casa de Estudios para que se les pueda abrir la puerta, aunque no es en todos los casos”, platicó la maestra Elisa Godínez.

Godínez Pérez explicó que lamentablemente esta situación es parte de una serie de vicios que hay en la academia en México que —según destacó— opera “de la manera más cruel” y eso se observa de manera más evidente en la UNAM.

“La Academia en México está hecha así: muy vertical y muy jerárquica, porque si tú no perteneces a un grupo y si no tienes —como decimos así en el argot— un padrino o una madrina, si eres parte de ese grupito, todo lo que ocurra va a ser a partir de eso”, detalló.

Y añadió: “todo casi acaba siendo operado en función de quiénes son tus amigos o a que grupo perteneces, de los favores o las animadversiones que haya entre esos grupos. No quiero decir con esto que son toda la gente. Pero así es, dicho de manera cruda”.

Por su parte, Bravo Olivares aseguró que dentro de la UNAM hay una mafia que controla las reglas y estatutos, con los que se impide, que la base pueda crecer.

“Hay una mafia en la UNAM, hay un grupo de élite que junto al resto de los profesores nos miran (a los profesores de asignatura) por encima del hombro y cuando queremos nosotros subir en ese escalafón, sobre la base de nuestro esfuerzo hacen todo lo posible para meternos en pie”, expresó.

El catedrático explicó que se ha enquistado la desigualdad y elitismo porque que el problema radica en que la legislación universitaria vigente, es la misma que se modificó hace 40 años, cuando llegó el neoliberalismo a las aulas de la máxima casa de estudios, y que ya no responde a las características de la Universidad que tenemos el día de hoy en día.

“La Universidad de 1985 era una universidad elitista que controlaba un grupo de intelectuales que manejaba a su antojo a la universidad. Eso sigue ocurriendo hoy en día porque la legislación no ha cambiado y mientras no cambie la legislación universitaria se van a seguir presentando esta problemática”.

Finalmente aseguró que mientas la Universidad no actualice su Ley Orgánica y Estatutos Académico de más de cuatro décadas seguirá la desigualdad. “Mientras tenga esta legislación retrógrada vamos a seguir los profesores en una situación de precariedad, porque muchos de los profesores no quieren hacer nada, no quieren luchar porque tienen miedo a que les quiten sus horas”.

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