El festejo por la victoria de Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial no terminaba, cuando desde el sureste del país llegó un frío mensaje.
A diferencia de otras organizaciones de izquierda, el Ejército Zapatista de Liberación (EZLN) anunció que mantendría su distancia con el próximo presidente.
“No, nosotras, nosotros, zapatistas, NO nos sumamos a la campaña ‘por el bien de todos, primero los huesos”, decía en referencia al eslogan de campaña de AMLO, como se conoce en México al político.
“Podrán cambiar el capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo. Ergo…”.
El duro mensaje, firmado por el Subcomandante Galeano –antes Marcos- sorprendió a muchos en el país.
López Obrador consiguió el respaldo de muchos grupos que fueron sus adversarios en otras contiendas presidenciales.
Además, tanto durante la campaña, y después como candidato ganador, su equipo también ha intentado establecer contacto con el Comité Clandestino Indígena-Comandancia General (CCICG-EZLN), el grupo que encabeza a los zapatistas.
Y el presidente electo les envió además una clara señal de reconciliación, asegurando que promovería la inclusión en la Constitución de los “Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígenas”.
Los Acuerdos de San Andrés fueron negociados y firmados en 1996 por el EZLN y el gobierno federal, con el propósito de establecer autonomía a los pueblos indígenas del país, pero nunca se cumplieron.
Y, según confirman en su equipo cercano, ahora López Obrador pretende retomarlos como una especie de mensaje para dialogar con el EZLN.
Hasta ahora, sin embargo, las señales no han convencido a los zapatistas, que mantienen una larga controversia con AMLO, precisamente por causa de esos acuerdos.