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La pobreza, en particular la precariedad laboral, triplica la posibilidad de sufrir trastornos mentales, alertó el relator especial sobre Pobreza Extrema y Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Olivier De Schutter.
En el reporte “La economía del ‘burnout’: pobreza y salud mental“, presentado este jueves ante la Asamblea General de la ONU, De Schutter explicó que “los trastornos mentales que genera la pobreza constituyen, a su vez, un obstáculo para salir de ella”.
“Las personas con rentas más bajas tienen hasta tres veces más probabilidades de sufrir depresión, ansiedad y otras enfermedades mentales comunes, que aquellas con rentas más altas”, explicó.
Más de 970 millones de personas en todo el mundo (11% de la población mundial), padecen algún trastorno mental, de ellos, 280 millones sufren depresión y 301 millones, ansiedad, según el reporte.
El documento también destaca que cada año se suicidan 700 mil personas, y que esta es la cuarta causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años.
Depresión, principal causa de enfermedad
En los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre un tercio y la mitad de las solicitudes de prestaciones por incapacidad se deben a motivos de salud mental, y entre los adultos jóvenes se calcula que superan el 70%.
De Schutter aconsejó a los Gobiernos trabajar en los factores que aumentan esta epidemia de depresión, ansiedad y agotamiento, en lugar de que el debate vaya sobre cómo aumentar el presupuesto para atender la salud mental.
“Se ha demostrado que el trabajo precario empeora aún más la salud mental, debido a la inseguridad, la falta de poder de negociación, los salarios injustos y los horarios de trabajo extremadamente impredecibles, que hacen imposible lograr un equilibrio saludable entre la vida laboral y la personal”, expuso.