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Son cifras que preocupan. «Vemos ahora mismo las cifras de pobreza más altas de los últimos 27 años,” cuenta Christof Wünsch, director del departamento para América Latina de la organización de ayuda alemana «Brot für die Welt» (Pan para el mundo).
«Lo que observamos, y también lo que nos comparten nuestros socios en el continente, es que la situación es realmente dramática y que, lamentablemente, los niveles de pobreza seguirán aumentando”, cuenta Wünsch en entrevista con DW.
Las cifras oficiales coinciden con la evaluación del experto. De acuerdo con un informe especial de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentado el pasado junio, los países de la región se encuentran ante una desaceleración del crecimiento económico, una mayor presión inflacionaria y una recuperación lenta e incompleta de los mercados laborales de las repercusiones de la pandemia del COVID-19. En consecuencia, aumentarán los niveles de pobreza y la inseguridad alimentaria, según el organismo.
El informe prevé que el crecimiento anual promedio del PIB en 2022 será de un 1,8 por ciento, mientras en 2021 todavía era de un 6,3 por ciento. La inflación regional aumentará del 6,6 por ciento en 2021 al 8,1 por ciento en 2022. La pobreza aumentaría del 29,8 por ciento en 2018 al 33,7 por ciento en 2022, y la pobreza extrema del 10,4 por ciento en 2018 al 14,9 por ciento este año. Esto significa un incremento en la pobreza extrema por sexto año consecutivo.
COVID-19 y la guerra de Ucrania, no los únicos detonantes
Las razones para la agudización de esta crisis son varias. Por un lado está la persistencia de la pandemia del COVID-19, con sus disrupciones sobre el mercado laboral y en las cadenas de suministro. Por otro, la guerra en Ucrania, con la consiguiente inflación y las alteraciones en los sectores de producción primaria como petróleo, gas, aluminio y cereales y otras ramas industriales que producen insumos necesitados en la agricultura, como por ejemplo, fertilizantes.
Pero esto no lo explica todo, opina Jann Lay del Instituto GIGA en Hamburgo. «Los tiempos de altas tasas de crecimiento combinadas con una reducción de la pobreza entre moderada y fuerte ya habían terminado en América Latina antes de la crisis».
El pronóstico del experto también es oscuro: «Las perspectivas a corto y medio plazo son más bien malas, ya que, por un lado, las perspectivas de crecimiento no son buenas y, por otro, las desigualdades fundamentales – en el acceso a la educación, la sanidad, la seguridad social – siguen siendo grandes.”
Desigualdad, actividades extractivas, regímenes autoritarios
Para Cristof Wünsch, de la organización «Brot für die Welt», la disminución de la desigualdad también es uno de los puntos clave para afrontar la pobreza. Él ve una «falta de voluntad política para redistribuir las riquezas que hay en el continente.”
Además, Wünsch propone una diversificación industrial. Para él, la agricultura de monocultivo y las actividades mineras no sirven como motores de empleo. Al final, los beneficios acaban en las empresas multinacionales, dice el experto: «Lo que América Latina realmente necesita es un cambio del modelo económico puramente extractivo.”
Wünsch recalca además el papel de las ONG y la difícil situación que viven en muchos países de Latinoamérica. «Las organizaciones civiles siempre tendrán un gran rol en la lucha contra la pobreza. Pero esta labor está siendo restringida en muchos países». Nicaragua, por ejemplo, ha clausurado ya unas 1.500 ONG desde que estalló la crisis política en 2018. (ms)