DW
Los restos de dece22nas de víctimas del carnicero de los Andes fueron sepultados este viernes (20.05.2022), en un pequeño cementerio de una remota aldea de Perú, 37 años después de una emblemática masacre en el marco de la guerra interna (1980-2000).
En la plaza del pueblo de Accomarca, en la región andina de Ayacucho (sureste), se dio el último adiós a las víctimas de la matanza perpetrada por una patrulla del Ejército el 14 de agosto de 1985, entre ellos una veintena de niños y niñas.
Decenas de pequeños ataúdes blancos con los restos de las víctimas, con crucifijos plateados en la cubierta, fueron velados durante dos días en la iglesia del pueblo por sus parientes. «Yo perdí a mi madre y a mis cinco hermanos», dijo con lágrimas a la agencia AFP Teófila Ochoa, quien tenía 11 años y se salvó corriendo al campo aquel fatídico día.
Los soldados comandados por el subteniente Telmo Hurtado mataron y quemaron a casi todos los habitantes de Accomarca, alegando que eran integrantes de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso. Hurtado, apodado el carnicero de los Andes, cumple una sentencia de 23 años de prisión por la masacre tras ser extraditado desde Estados Unidos. De los 10 militares condenados por la matanza, cinco están prófugos.
Estas exequias que tienen lugar con 37 años de retraso han alterado la apacible vida en Accomarca, situada a casi 3.400 metros sobre el nivel del mar y rodeada de cerros con pinos y eucaliptos. Sus 500 habitantes viven del cultivo de cebada, papa, quinua y trigo, y la mayoría solo habla quechua, como sus ancestros.
Los ataúdes recibieron un emotivo homenaje en la plaza, donde se levantó un escenario con fondo blanco e imágenes de las exhumaciones de las víctimas de una fosa común. Sobre los ataúdes de las personas adultas se colocó una manta andina con granos de maíz, mientras que encima de los cajones infantiles se puso una pelota de trapo.
«Hemos el día de hoy como Gobierno pedido perdón a las víctimas porque consideramos que hechos como estos no se pueden volver a repetir», aseguró el ministro de Justicia, Félix Chero, tras acompañar por las calles de Accomarca a los ataúdes para su entierro. No es la primera vez que las autoridades piden disculpas públicas por las atrocidades cometidas en Perú.
Florián Palacios, a nombre de la comunidad de Accomarca, reclamó una indemnización del Estado para hacer justicia. «Estamos viendo una justicia a medias (…) La realidad de la matanza de los militares, es una injusticia, reclamamos al estado indemnización justa», afirmó.
Durante las dos décadas de guerra interna en Perú, las personas campesinas pobres de los Andes fueron carne de cañón tanto para las guerrillas como para el Ejército. En 2003, la Comisión de la Verdad y Reconciliación reveló que existían unas 4.000 fosas comunes por el conflicto. El enfrentamiento dejó unas 70.000 muertes y 21.000 personas desaparecidas, 40% de ellas en Ayacucho. Dicha región fue el reducto principal de Sendero Luminoso.