El Universal
Una mamá lee mientras acompaña a su hijo quien hace la tarea apoyándose en un celular, otra intenta que su pequeño no se distraiga con sus lápices de color mientras toma su clase de preescolar y al fondo, está Jair sentado con sus tres hijos.
A los más pequeños les explica los ejercicios que tienen que hacer apoyándose en su computadora, mientras que al mayor le revisa que todo esté correcto.
Italia y Santiago, son cuates, tienen siete años y pasaron a tercero de primaria. Sebastián está en quinto de primaria y todos los días, desde la segunda semana de clases, tienen que ir a que les presten una tableta a dos de ellos para hacer sus tareas e imprimir en el parque Fortino Serrano, en la delegación Venustiano Carranza, uno de los 80 puntos del programa “Aprende y Avanza en V. Carranza”, en el que dan internet y prestan dispositivos para los alumnos que lo necesiten.
Jair es arquitecto, trabaja desde su casa por la pandemia de Covid- 19 y es el encargado de que sus hijos tomen clases en esta “nueva normalidad”, mientras su esposa trabaja casi todo el día en el Hospital Siglo XXI en el área de farmacia.
El papá de los tres pequeños se despierta desde temprano para adelantar su trabajo, les da de desayunar a sus hijos, los arregla, los pone frente a la televisión para ver Aprende en Casa II y a las 10 de la mañana salen hacia el parque donde pasarán el resto de la mañana y parte de la tarde. Veinte minutos después ya están sentados en una mesa con un dispositivo para cada uno y se conectan a internet.
“Hemos estado viniendo diario por el internet y las impresiones que es lo que más me ayuda para hacer los trabajos de mis hijos. En casa sólo tenemos una computadora y a veces se nos juntan las videollamadas y no tengo forma de resolverlo; o toma la clase uno u otro, además de que las impresiones y escaneos son caros”, cuenta Jair.
NO ES FÁCIL
La organización no ha sido sencilla, entre las tareas del hogar, las clases virtuales y su trabajo, Jair acude a este parque para cumplir con las necesidades de cada miembro de su familia y no atrasarse con las tareas.
“No es fácil, tengo que dividir mi trabajo. Trabajo en la mañana, vengo con ellos y después sigo trabajando; hay veces en las que yo también tengo que trabajar aquí y me permite organizarme mucho mejor”.
“Hay un lapso muy grande en el que yo dejo de estar trabajando para estar con ellos», cuenta Jair a EL UNIVERSAL, pues él y sus hijos son de los primeros en llegar a las instalaciones del parque Fortino Serrano.
El parque está abierto de lunes a viernes de 10 de la mañana a dos de la tarde, tiempo que Italia, Santiago y Sebastián dedican a sus respectivas clases; luego de ese horario tienen un espacio para despejarse mientras sanitizan el área de dos a tres, y a las cuatro regresan a la mesa para terminar las tareas del día.
Manuel Vargas Cardoni, director de de cultura, recreación y deporte en Venustiano Carranza, explica que el servicio es para cualquier persona que lo necesite, ya sea que lleven su equipo o necesiten el préstamos de uno y también se pueden imprimir las guías escolares, al presentar una credencial que acredite que habitan en esa alcaldía.
“En promedio tenemos 50 mil familias con carencias económicas en la demarcación y no pueden llevar a los niños a los cafés internet, por eso se da el servicio en 80 puntos, entre ellos 16 bibliotecas y 5 parques”, explica Vargas Cardoni.
El canto de las aves es el sonido que acompaña a Sebastián, Italia y Santiago mientras hacen sus tareas, pues el parque está cerrado de lunes a viernes para cualquier otra actividad; sólo los sábados y domingos dejan entrar a público en general a las diversas áreas, siempre y cuando no se rebase el 30% de ocupación.
“Está restringido para que los niños hagan tarea. No es conveniente que tengas a niños corriendo y jugando cuando otros están concentrados, pero sábados y domingos se da el acceso controlado”, comenta el director de cultura de la alcaldía.
Mientras Italia hace su tarea de matemáticas con su papá, Santiago mira en una tableta el canal de YouTube de Aprende en Casa y Sebastián lee un archivo en PDF; alrededor, el pequeño de preescolar está por terminar su clase y la mamá de la primera mesa guarda su libro y el cuaderno de su hijo para retirarse del parque.