Protección. El documento frenará la mancha urbana, la acumulación de basura y la extracción de material pétreo.
Fanny Miranda/Milenio
El presidente Andrés Manuel López Obrador expedirá un nuevo decreto para proteger el Parque Nacional Cañón del Sumidero en Chiapas, con lo que pasará de 21 mil 789 hectáreas a 25 mil 100, para frenar amenazas como el aumento de la mancha urbana, la acumulación de basura y la extracción de material pétreo, con el fin de conservar sus selvas, el hábitat de especies en riesgo y preservar el acantilado por donde cruza el río Grijalva a lo largo de 30 kilómetros.
El Cañón del Sumidero se decretó como Parque Nacional el 8 de diciembre de 1980, cuando aún no se constituía la Secretaría de Medio Ambiente, por lo que durante 20 años, el área protegida se mantuvo sin el resguardo correspondiente, llevando a un deterioro de más de 9 mil hectáreas que con el nuevo decreto serán desincorporadas del polígono original, explicó Adrián Méndez Barrera, director de la Región Frontera Sur-Istmo-Pacífico Sur, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
“El parque, cuando se decreta en 1980, cae en un ir y venir de instituciones, eso hizo que de las 21 mil 700 hectáreas que se habían decretado se perdieran 9 mil. Cuando la Conanp se hace cargo del parque (en 2000) ya están en grave deterioro económica y socialmente imposible de revertir”, dijo en entrevista con MILENIO.
Al modificar el decreto de 1980 se desincorporarán las 9 mil hectáreas dañadas y la superficie protegida aumentará al conectarlas con otros sitios forestales, indicó.
“De las 21 mil 780 hectáreas pasaremos prácticamente a 25 mil. A pesar de que sí se va a desincorporar esta superficie, donde hay 91 colonias que invadieron el área, vamos a poder incorporar una nueva para asegurar una cobertura forestal a lo largo de Chiapa de Corzo, Tuxtla Gutiérrez y San Fernando, esto como una medida de adaptación al cambio climático, porque si aseguras corredores forestales en la ciudad, esto les va a ayudar”, aseguró.
El pasado 22 de septiembre MILENIO publicó que durante 54 años la empresa Cales y Morteros del Grijalva ha desmontado cerca de 50 hectáreas de selva baja para extraer material pétreo, que dejó un enorme boquete de entre 30 y 50 metros de profundidad detrás de la pared oriente del cañón, que está en riesgo de derrumbarse debido a la extracción de la piedra caliza con explosiones de dinamita, lo que le ha provocado grietas y fisuras.
Tras una queja presentada por habitantes afectados de la Ribera de Cahuaré en 2011 ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el organismo dirigió la recomendación 12/2019 a la Semarnat y al gobierno estatal, en la que entre otros puntos instruye a la dependencia a presentar un programa de restauración para revertir el deterioro.
“Una de las recomendaciones es que una vez que se rescate el sitio que ocupa Cales y Morteros del Grijalva de manera irregular, debe implementarse un programa de restauración integral para que se pueda recuperar, lo que es mucho muy difícil, ya que está el suelo desnudo, pero sí podemos hacer algo para que no se incremente el deterioro”, dijo.
