DW
Varios menores se cubrieron con la sangre de sus amigos muertos para evitar ser asesinados en la escuela de Uvalde. El tirador «entró y dijo: ‘Van a morir todos’, y comenzó a disparar», recordó uno de los niños.
Varios niños sobrevivieron a la masacre de la escuela de Uvalde cubriéndose con la sangre de sus compañeros de clases y fingiendo estar muertos mientras escuchaban disparos y gritos, según los testimonios recogidos por la prensa estadounidense este viernes (27.05.2022).
Miah Cerrillo, de 11 años, narró fuera de cámaras el horrendo ataque perpetrado el martes por Salvador Ramos, de 18 años, quien asesinó a 19 niños y dos maestras en la escuela primaria Robb en Uvalde, una comunidad mayoritariamente latina de Texas.
La clase de Miah estaba viendo televisión en una sala con dos maestras cuando recibieron el mensaje de que había un alguien disparando dentro de la escuela, narró la niña de acuerdo con CNN. Una de las maestras fue a la puerta y se deparó con Ramos quien la siguió adentro del salón, le dijo «Buenas noches» y le disparó. En seguida, abrió fuego con un rifle semiautomático contra la otra maestra y a los niños.
Miah dice haber visto balas volando alrededor. Algunos fragmentos de bala la impactaron en los hombros y en la cabeza.
«Música triste»
Luego, Ramos fue al salón de clases contiguo, y en seguida ella oyó más disparos y gritos. Las balas pararon, y comenzó a oír «música triste».
La niña explicó que alcanzó el teléfono de una maestra junto a un amigo para llamar al servicio de emergencia pidiendo ayuda. «Estamos en problemas», dijo.
Asustada de que Ramos regresara y la matara, se cubrió con la sangre de un compañero de clases que falleció a su lado y fingió estar muerta.
Su compañero del salón, Samuel Salinas, de 10 años, que también se hizo el muerto, dijo al programa «Good Morning America» de la televisora ABC, que el asaltante disparó a la profesora Irma García antes de disparar a los niños.
«Entró (el tirador) y dijo: ‘Van a morir todos’, y comenzó a disparar», recordó el menor, que fue alcanzado por una esquirla en el muslo.
Gemma Lopez, de 10 años, se encontraba en un salón del mismo pasillo cuando Ramos ingresó en el edificio. Dijo a «Good Morning America» que una bala penetró la pared de su aula antes de que se declarara el cierre total de emergencia. Su mejor amiga, Amerie Garza, fue una de las víctimas de la masacre.