Gaceta UNAM
En 2020 México destinó 1.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a pensiones para adultos mayores, hubo aumento en el gasto en salud, préstamos a pequeñas y medianas empresas, programas de infraestructura, seguridad y educación, subsidios de desempleo a trabajadores que poseían una hipoteca, que entre otras medidas, ayudaron a que la caída de este indicador fuera de 20 por ciento y no más profunda.
Este paracaídas, afirmó Óscar Ugarteche Galarza, académico del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), fue muy acertado pues permitió que cerca de 50 millones de personas recibieran algún dinero durante la pandemia por Covid-19.
Sin embargo, para que el país pueda seguir recuperándose, es necesaria una reforma fiscal que ponga impuestos al patrimonio y establezca una escala de gravámenes a los sectores de más altos ingresos, además de incluir al sector financiero, dijo el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores. “Tenemos un problema fiscal que hay que resolver para que la presión fiscal suba a 25 por ciento del PIB y la economía tenga suficientes recursos, que el Estado tenga capital para promover lo que se necesita, y que la economía camine.
“Mi visión es que sí hay que cobrar impuestos a los que no los pagan, pero también hay que poner algunos impuestos al patrimonio, una escala a los sectores de más altos ingresos, lo que se llama ingresos de renta y por rentabilidad de las acciones. Casi todo el sector financiero está exonerado de impuestos”, aseguró durante el conversatorio virtual Caída y Recuperación en Postpandemia. Dar becas y préstamos a algunos sectores de la población, reiteró, evitó una mayor contracción del PIB, que podría haber llegado hasta 30 por ciento y ha permitido crear una sensación de normalidad que en otros países no se ve.
Desaceleración mundial
El especialista en integración financiera latinoamericana y en economía política global estimó que el PIB mexicano podría alcanzar el nivel que tenía antes de la emergencia sanitaria por SARS-CoV-2 en el primer trimestre de 2023. Sin embargo, alertó, la recuperación económica está desacelerándose mundialmente.
Expuso que estudios de la recuperación de otros países de América Latina y de otras regiones del mundo concluyen que las naciones que crecían poco antes de la pandemia se recuperaron poco y los que crecían rápido, lo hicieron de manera más acelerada. “México en 2019 no tuvo crecimiento, esa caída impacta en la recuperación del año 2021. Si México hubiera venido con una tasa de crecimiento, de tres o cuatro por ciento, antes de 2019, eso le hubiera dado una dinámica de recuperación más acelerada”, agregó en el encuentro moderado por Patricia Rodríguez López, investigadora del IIEc.
Ugarteche Galarza señaló que la dependencia de nuestro país con la economía de Estados Unidos –hacia donde dirige cerca de 80 por ciento de las exportaciones– también ha afectado la recuperación. México no se ha recuperado por el tamaño de la caída y porque los motores externos están parados. En la medida en que ellos no caminen, esto no camina.
Tiene que apuntalarse en sus motores internos de crecimiento. La nación requiere políticas de empleo, pero si no hay dinamismo en la economía no es posible generar nuevos puestos de trabajo. Esto afectará a la gente joven que tendrá dificultades para incorporarse al mercado laboral, advirtió.