Feminicidio, violencia de género. Indiferencia del Estado. Miedo a la calle, a la pareja, al hombre. Terror ante la impartición de justicia, ante el mismo gobierno. Tristeza y decepción. Testimonio de un Estado fallido. ¿Vale la pena llegar a las últimas consecuencias? En el caso de la imparable Marisela Escobedo, su respuesta fue sí. Encaró las últimas consecuencias. El documental Las tres muertes de Marisela Escobedo, próximo estreno en Netflix, narra los dos años de lucha por justicia de la enfermera radicada en la conflictiva Ciudad Juárez.
La nueva producción de la plataforma de streaming para México estará disponible a partir del 14 de octubre. Sin duda, se trata de uno de los ejercicios periodísticos más importantes de las últimas décadas en el panorama cinematográfico nacional. La realización y el contenido del documental se enlazan exitosamente. Por un lado, resalta la factura y narrativa de la película. Por otro lado, la impactante historia que cuenta.
Los infames feminicidios en Ciudad Juárez persistentes desde hace décadas, que en un inicio se conocieron como “Las muertas de Juárez”, han dado material de investigación para un sinfín de periodistas y medios que buscan, con honestidad, hacer visible uno de los casos más dolorosos en la nación, por su magnitud. Documentales, ficciones, libros, reportajes y hasta canciones tratan el tema; prevalece la impunidad. Las teorías de lo que sucede en Chihuahua, principalmente en las primeras décadas de este siglo, van desde imitadores de asesinos seriales, bandas organizadas y policía implicada. Pero al momento no se ha esclarecido ni resuelto nada.
En este marco de violencia contra las mujeres, donde las madres de las víctimas son las principales protagonistas de la odisea en la exigencia de justicia, ocurrió el feminicidio de Rubí, hija de Marisela Escobedo. Rubí fue asesinada por su pareja. El documental relata desde el peregrinar de Marisela por obtener justicia, hasta los complicados enredos entre el Estado mexicano y el narcotráfico. El largometraje es una pieza muy valiente de periodismo de investigación. Al verlo, uno no puede dejar de preguntarse cómo el equipo de reporteros se adentró tanto en lo ocurrido, pues la mayoría de los lugares fotografiados son los originales donde sucedieron los hechos. Y no queda más que sentir el mismo miedo, pues Marisela es víctima del machismo, el narcotráfico y el gobierno al unísono. Así debieron sentirse los documentadores de esta historia y, a la vez, esto debió haberlos motivado para continuar.
La película desarrolla y documenta una concatenación de hechos que desnudan a un Estado fallido, colapsado. Desde la guerra del sexenio de Calderón contra el narco, hasta el suntuoso y presuntuoso gobernador Duarte (al día de hoy guardado irónicamente en una prisión gringa), amiguito de nuestro expresidente con mayor porcentaje de memes. El tejido de la historia real narrada pasa por las salas de justicia de Chihuahua, con los primeros juicios orales en México y su decepcionante fallo, hasta donde la propia Marisela se enfrenta valientemente al narco. Su “error” al buscar justicia fue conducirse creyendo en las instituciones. Como bien dice el documental, la madre de Rubí firmó su sentencia al entrevistarse con el procurador estatal y convertirse en algo más que incómodo.
«Un digno relato de la persistencia y el dolor de las familias de víctimas».
El largometraje es un gran ejemplo de realización documental, con un angustiante ritmo narrativo y tomas de apoyo para ilustrar la historia. Se acompaña de una música triste, de cuerdas, pero sin rayar en el chantaje. Cabe reconocer el trabajo de recuperación de una gran cantidad de material audiovisual, tanto del archivo personal de la familia, como de medios de comunicación, entrevistas y grabaciones de los juicios, que vuelve comprensible la historia para el espectador y lo sensibiliza. Y no es para menos, esta película consigue retratar con un alto compromiso y seriedad un caso (el mismo de muchas mujeres) que lastima a la sociedad. No es tan fácil lograr que el relato de una historia de un crimen sea desgarrador. Por ejemplo, producciones como la ficción-histórica de la muerte de la niña Paulette, que tienen una gran historia para narrar, fracasan en su incapacidad de generar empatía y conciencia.
El caso de Marisela es nada más que la fatídica realidad del país. Es la historia de un feminicida-sicario que pudo haber sido detenido de manera temprana. Es la tragedia de una familia contra el Estado, su fallido sistema de justicia y un par de sexenios incapaces de detener las atrocidades. Sin miedo, la familia Escobedo enfrentó al narcotráfico, sin el apoyo ni la protección de las autoridades. El documental retrata el sentir diario de millones de mujeres mexicanas. Es inevitable pensar en la mujer de junto, la cercana, la hermana, la pareja, la madre y la hija. En el terror que sufren las mujeres de ser la siguiente cifra en el 97% de casos de feminicidio que quedan impunes en México, como señala el documental.
Las tres muertes de Marisela Escobedo es un duro retrato de la violencia contra las mujeres en todos los niveles: en el hogar, el barrio, desde el gobierno y la ejercida por pareja. También es un digno relato de la persistencia y el dolor de las familias de víctimas. El drama que crece a lo largo del documental, provoca que el nudo en la garganta del espectador se vaya agrandando. Es una película imprescindible de ver. Y al final, la dirección de la historia nos motiva a persistir, a seguir en la búsqueda de justicia. Nos entrega un mensaje de amor, pues documenta los esfuerzos de Marisela y su lucha por amor, amor de madre.
Las tres muertes de Marisela Escobedo. Documental. Estreno en Netflix el 14 de octubre 2020. 109 minutos.