El arzobispo emérito de San Cristóbal de Las Casas (México), es uno de los nuevos 13 cardenales que creará el Papa Francisco en el consistorio del próximo 28 de noviembre. En entrevista para Vatican News, Monseñor Arizmendi explica que recibe esta misión con «asombro y gratitud», ya que se trata de «un reconocimiento para la Iglesia y particularmente, para las comunidades indígenas», con las que ha podido trabajar durante años.
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Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, arzobispo emérito de San Cristóbal de Las Casas (México), es uno de los nuevos 13 cardenales que creará el Papa Francisco en el consistorio que tendrá lugar el próximo 28 de noviembre.
Vatican News conversó con el futuro purpurado, quien explica que recibió este nombramiento «con asombro y gratitud».
“No lo considero un nombramiento a título exclusivamente personal porque yo sin mi pueblo, sin mi familia, sin la Diócesis de Toluca, y sin la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, en Chiapas, no sería nada. Lo considero, pues, un reconocimiento para la Iglesia y particularmente, para las comunidades indígenas donde el Señor Dios me ha permitido trabajar», afirma Monseñor Arizmendi.
– Usted es obispo emérito, ¿cuál sería su aporte ahora, en la gran misión que tiene el Papa con la Iglesia en el mundo y con la humanidad en general?
Desde hace muchos años yo he procurado difundir las enseñanzas del Magisterio Pontificio. He escrito artículos para diversos medios, tanto civiles como religiosos, desde el año 1979, cuando vino el Papa Juan Pablo II a México y trato de seguir dando este servicio hasta hoy.
Quiero ser un servidor de la Palabra de Dios y del Evangelio de mi Iglesia en las distintas circunstancias que vive nuestro pueblo. Considero que este nombramiento refuerza el servicio que he tratado de dar al pueblo de Dios y al Magisterio Pontificio.
– ¿Cómo se confía usted al pueblo al que ha servido desde hace años, sobre todo a la gente de la Diócesis con la que ha trabajado en Chiapas?
En primer lugar, yo soy deudor de mi país, de mi pueblo: un pueblo sencillo, campesino, agrícola y trabajador. Después soy deudor de la Iglesia que me formó, en la que he servido como vicario en parroquias de varias diócesis, y luego como párroco en comunidades indígenas en la Diócesis de Toluca y después en Chiapas, en la Diócesis de Tapachulas, donde trabajé nueve años sirviendo a las comunidades. Allá es una zona muy pluricultural, hay desde chinos, japoneses, alemanes, y muchos migrantes sobre todo centroamericanos.
«Deudores de Dios, de la Iglesia y de nuestros pueblos»
En este contexto, Monseñor Felipe Arizmendi recuerda su labor en la diócesis de San Cristobal de Las Casas, que es mayoritariamente indígena, donde asegura que ha tratado de seguir «el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo», y de sus obispos antecesores, sobre todo de Monseñor Samuel Ruíz, «que se desgastaron tanto por los indígenas».
«Ese es un servicio que el Señor Dios nos pide y yo he tratado siempre de servir, con mis limitaciones. A nivel Latinoamericano, también he coordinado algunos servicios del CELAM con los pueblos originarios. Y precisamente esos pueblos que servimos nos van formando», añade el próximo nuevo cardenal de la Iglesia católica, haciendo hincapié en que «somos deudores de Dios, de la Iglesia y de nuestros pueblos».