A partir de datos basados en la secuencia genómica del virus, especialistas de la UNAM muestran que el uso del Sofosbuvir tiene potencial para convertirse en un tratamiento. Falta más estudios multidisciplinarios para comprobar su efectividad
El Universal
Investigadores de la UNAM estudiaron la secuencia genómica del SARS-CoV-2 y encontraron que a partir de sus proteínas, el virus que provoca la enfermedad Covid-19 podría ser tratado con Sofosbuvir, medicamento que es utilizado para la hepatitis C.
Rodrigo Jácome Ramírez y Adrián Cruz González, investigadores del Laboratorio del Origen de la Vida de la Facultad de Ciencias de la UNAM, analizaron el virus a partir de programas computacionales, con los que evaluaron el material genético del virus que ha causado más de 400 mil muertes en todo el mundo. Hasta ahora, se han identificado siete coronavirus que pueden infectar a los seres humanos: 229E, NL63, OC43, HKU1, MERS-CoV, SARS-CoV y SARS-CoV-2. El último fue estudiado por Jácome Ramírez, experto en evolución de los virus, en especial los de RNA, que se caracterizan por mutar en forma rápida.
Los virus de RNA, como es el SARS-CoV-2, explica el investigador, tienen características peculiares: “Tienen tasas de mutación muy altas y eso explica las epidemias”.
“Los coronavirus tienen una característica particular entre los virus de RNA: tienen mecanismos de edición, es decir, son los únicos de RNA que se conocen que tienen una enzima que les ayuda a que una vez que se replican y cometen errores, los pueden corregir, eso ayuda a que sus genomas sean un poco más estables que los otros virus de RNA”.
Jácome Ramírez expone que su estudio se centra en el análisis de dos de las proteínas que ayudan a que el virus se pueda reproducir: la replicasa, una enzima que hace copias del genoma del virus, y la exoribonucleasa, enzima que ayuda a corregir los errores del virus.
“Son proteínas atractivas para estudiar y así generar fármacos específicos contra el virus, como se ha hecho por ejemplo, con algunos antirretrovirales —fármacos usados contra el VIH— que impiden que la replicasa siga funcionando”.
LAS ENTRAÑAS DEL VIRUS
El médico cirujano por la Universidad Panamericana y doctor en Ciencias por la UNAM estudió la secuencia genómica del SARS-CoV-2 y puso particular atención en la polimerasa, porque es uno de los principales “blancos terapéuticos”, debido a que se ha encontrado que en todos los virus de RNA, esta enzima es “homóloga”.
“La polimerasa tiene un ancestro común. Todas las polimerasas están relacionadas evolutivamente, es decir, todas se parecen en estructura, esto es útil para conocer a detalle su estructura y así buscar fármacos de amplio espectro que ataquen a más de un grupo viral. La idea sería buscar residuos, aminoácidos, fragmentos de proteínas que estén conservados no sólo en el coronavirus, sino en otros virus que son patógenos —que producen enfermedades al ser humano— y ver si podemos encontrar fármacos que se puedan unir a estos aminoácidos”.
Consciente de que desarrollar un fármaco requerirá mucho tiempo, el investigador señala que se podría desarrollar un tratamiento a partir de medicamentos ya disponibles.
“Para desarrollar un fármaco se debe encontrar a la molécula exacta que se pega al blanco específico y después hay que probarlo, primero en animales y luego en seres humanos, ver que no tenga efectos adversos. Encontrar un fármaco ahorita es impensable, porque tomaría meses, años y mucho dinero”.
El modelo de investigar fármacos existentes para mitigar el impacto por Covid-19 ya se aplica a nivel mundial. Por ejemplo, se ha encontrado que la hidroxicloroquina o el remdesivir pudieran ser usados contra el virus.
La hidroxicloroquina, explica el especialista, “inhibe in vitro la replicación del virus, es decir, está en una fase experimental, no hay estudio concluyente que nos diga que puede ayudar a que los pacientes con Covid-19 se recuperen con este fármaco”. En el caso del remdesivir “se pega a la polimerasa”, que es la enzima que replica el virus.
Adrián Cruz González y Rodrigo Jácome Ramírez, investigadores del Laboratorio del Origen de la Vida de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Foto: CORTESÍA RODRIGO JÁCOME RAMÍREZ
Tras ver la estructura del virus, Rodrigo Jácome Ramírez propone en su investigación que para afrontar la crisis, también se podría usar el sofosbuvir, fármaco utilizado contra la hepatitis C, que también es un virus de RNA.
“Lo que hicimos en el laboratorio fue sobreponer las estructuras de las enzimas que replican el virus y encontramos que el sofosbuvir se podría pegar a la replicasa del SARS-CoV-2. Habría que probarlo experimentalmente, pero en la computadora pareciera que el sitio donde se pega el fármaco está conservado tanto en hepatitis C como en el SARS-CoV-2”.
El también profesor del departamento de Biología Evolutiva enfatiza que su investigación está basada en “experimentos en la computadora”, mismos que partieron de ver que la replicasa entre el SARS-CoV-2 y la hepatitis C se parecen.
“Con apoyo de programas especiales (en computadora), se sobrepuso la replicasa del SARS-CoV-2 en la de la hepatitis C y se observó que el sofosbuvir se pega muy bien, lo cual ayuda a inferir que el fármaco podría ayudar a un tratamiento. Esto es a nivel molecular, no se ha hecho ningún experimento para probarlo, pero esa es la idea, usar las distintas disciplinas para tratar de aportar algo”.
En la investigación, Adrián Cruz González centró sus estudios en la exoribonucleasa, un blanco terapéutico interesante: “Si podemos atacar a esta enzima podríamos quitar el mecanismo de defensa viral”, señala Jácome Ramírez.
El investigador agrega que “la exoribonucleasa es rarísima en los virus de RNA, también estudiamos de dónde la tomaron evolutivamente y, al comparar las secuencias y las estructuras con la del MERS-CoV y el SARS-CoV, podemos inferir cuáles serían los sitios más adecuados para desarrollar fármacos”.
Sin embargo, la investigación, indica, no contribuiría a la elaboración de una vacuna, sino más bien a un tratamiento, es decir, a la elaboración de un antiviral. “Con esto se propone que no se siga replicando el virus, de manera que el paciente se recupere. Esto no tiene que ver con el desarrollo de vacunas sino con el desarrollo de fármacos. La vacuna tendría que enfocarse, probablemente, en la proteína Spike, que es la que se pega a los receptores de la célula y la que hay que estudiar de pies a cabeza para entender cómo podemos desarrollar una vacuna”.
INVESTIGACIONES MEXICANAS
El estudio de los especialistas de la UNAM se suma a la gran cantidad de investigaciones que actualmente se realizan en el mundo.
“Son esfuerzos sin precedentes”, dice Rodrigo Jácome Ramírez; sin embargo, señala que en México los recursos son insuficientes, porque “ha habido recortes a la ciencia, trabas por todos los problemas en Conacyt, pero trabajamos con lo que contamos, hacemos nuestro mayor esfuerzo para competir con laboratorios de nivel global”.
Además menciona que en México hay esfuerzos independientes, aunque “aquí no ha habido una voz en el gobierno que diga vamos a hacer esto o lo otro, pero no sólo eso, la virología en México es un campo fértil, no hay mucha infraestructura, centros regionales para detección de virus. Estamos muy desprotegidos ante este tipo de situaciones”.
En tanto, el estudio de los investigadores del Laboratorio del Origen de la Vida de la Facultad de Ciencias de la UNAM ya fue publicado el martes por la revista Nature, en el artículo “Sofosbuvir as a potential alternative to treat the SARS-CoV-2 epidemic”.
“Tratamos de difundir la idea para ver si alguien la recoge y pueden empezar algún ensayo clínico para probar el medicamento, sabiendo que ya se conoce, y que ya se sabe de sus perfiles tóxicos y efectos adversos, porque no está en nuestro campo el probar nuevos medicamentos, nuestro laboratorio es de informática”, afirma.
TESTIMONIO
“Ha habido recortes a laciencia, trabas por todoslos problemas enConacyt, pero trabajamoscon lo que contamos,hacemos nuestro mayoresfuerzo para competircon laboratorios de nivelglobal”.
— Rodrigo Jácome Ramírez, científico experto en evolución de virus