Contra Línea
Los profesores de asignatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se organizan para luchar por sus derechos han identificado tres tipos de castigo por parte de las autoridades, como represalia por su activismo político y laboral: quitarles horas de clase (situación que reduce sus ingresos), no asignarles grupos o despedirlos.
La mayoría de las víctimas, aseguran los denunciantes, exigen estabilidad y mejoras en sus condiciones de trabajo, denuncian la falta de contratos por tiempo indeterminado (que no concluyen cada periodo lectivo), exigen alzas salariales, acceso a seguro de gastos médicos mayores, derecho a año sabático y prestaciones diversas con las que cuentan otras categorías de trabajadores académicos de la máxima casa de estudios del país.
Al respecto, el profesor Miguel Rangel Aguilera –profesor del Colegio de Ciencias y Humanidades Naucalpan– explica a Contralínea que las autoridades universitarias utilizan sistemáticamente esas tres estrategias para castigar a los profesores de asignatura que se organizan y protestan. Y los contratos temporales que firman los académicos de asignatura, expone, facilitan la represión contra quienes se organizan.
Todas las injusticias y arbitrariedades que ocurren en la UNAM se basan en la falta de democracia institucional, asevera, en entrevista, el profesor Héctor Mora Zebadúa, vocero de la “Asamblea de los Cinco CCHs”.
Ante esta situación, alrededor de 30 maestros de los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) se manifestaron este miércoles frente a la Rectoría de la UNAM para exigir una nueva Ley Orgánica universitaria, la cual establezca que todos los órganos internos sean electos por votación comunitaria.
“Si nuestros estudiantes de las facultades pueden votar por presidente y jefe de gobierno, por qué diablos no van a tener la capacidad de votar para [elegir a] su director. Es un absurdo, una incongruencia”, considera Mora Zebadúa, quien imparte la materia de química en el CCH Vallejo.
La falta de democracia en la UNAM, explica el profesor, se refleja en las elecciones de directores, porque las realiza la Junta de Gobierno, un organismo elegido por el Consejo Universitario a propuesta del rector, es decir, “todo gira en torno a esos tres espacios en los que el pivote es el rector”.
Durante la movilización, los maestros de los cinco CCH también pidieron aumento salarial y definitividad laboral, debido a que denuncian retribuciones bajas por sus servicios e inestabilidad en la asignación de grupos y materias.
“Es un problema crónico en la universidad, tanto los salarios muy bajos, como que el 70 por ciento de la planta docente no tiene definitividad; entonces, cada semestre o cada año la gente se queda prácticamente sin trabajo, con la esperanza de que ‘ojalá me den grupo’, ‘a ver si alcanzo’”, señala el profesor del CCH Vallejo.
Dichas demandas no son nuevas. Héctor Mora se ha movilizado en Ciudad Universitaria por al menos 10 años. No obstante, las exigencias de la asamblea de los Colegios de Ciencias y Humanidades no han sido escuchadas, sólo en escasas ocasiones les enviaron documentos de recibido. Por ello, los maestros de los CCH recurrirán por vez primera a autoridades del Estado: a la Auditoria Superior de la Federación, a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y a la Secretaría de la Función Pública.
Denuncia represión
Rangel Aguilera, profesor de asignatura con definitividad en la contratación y 26 años de antigüedad en la universidad, denuncia que actualmente sufre un intento de represión por su actividad política: fue denunciado ante instancias universitarias por “opiniones verbales y escritas en una reunión virtual para levantar el paro en CCH Naucalpan”, misma que fue realizada el pasado abril, presenciada por hasta 300 personas y transmitida por YouTube y Facebook.
La denuncia, explica, sienta un precedente que facilita un posterior despido: “pasaron seis meses y ahora en octubre se acuerdan que yo y Jorge León [otro profesor en la misma situación] hicimos comentarios que ofendieron a mujeres. La estrategia es que, aunque sean absurdas las acusaciones, haya una sanción. Una sanción para mí sería que hubiera una amonestación por escrito. Pero esa amonestación ya está dentro de mi trayectoria, sienta bases porque la siguiente vez que yo diga algo y me levanten un acta las posibilidades de despido son altas”, explica el docente.
Miguel Rangel explica a Contralínea que la Asamblea General de Profesores de CCH, espacio organizativo del que forma parte, decidió aprovechar el ambiente de debate suscitado a partir de las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador a la “derechización” de la UNAM para llamar la atención sobre las condiciones de trabajo de los docentes y las demandas “históricas” que llevan años sin ser atendidas por la Rectoría.