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Letras Desnudas… Julión, Ramón y La Cabaña

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Dr. Ramón Guzmán Leyva.

Mario Caballero

 

Para Eduardo Caballero

Un hombre, padre y esposo como ningún otro

¿En qué se parecen personajes del sexenio pasado como Nemesio Ponce Sánchez, Yassir Vázquez y Alejandro Gamboa López con el ex secretario privado del gobernador Ramón Guzmán Leyva? Básicamente en que en tan sólo unos cuantos años en el gobierno lograron amasar una enorme fortuna para pasar de miserables a millonarios excéntricos que ahora toman champán y viven en lujosas mansiones.

¿Y en qué se diferencian? En que los primeros siguen sin pisar la cárcel gracias a que fueron solapados y protegidos por el exgobernador Juan Sabines Guerrero. Caso contrario al de Guzmán Leyva que fue echado a patadas del gobierno por el mismísimo mandatario Manuel Velasco Coello, quien no toleró sus abusos de confianza y que se enriqueciera al amparo del poder.

En un recuento minucioso veremos que el caso de Nemesio Ponce es significativo, pues cuando llegó a Chiapas no traía más que unas cuantas maletas. Viajó desde la Ciudad de México en un viejo Pointer color rojo del que quedó a deber la compostura. En la capital del país vivía en un departamento de 25 metros cuadrados y trabajaba de camillero. La última vez que se le vio en Tuxtla Gutiérrez lucía ropa de diseño exclusivo, fumaba un Habano y jugaba golf en el Club Campestre. Sus días de pobreza pasaron a la historia ya que hoy es dueño de residencias en la Ciudad de México y cuentan que tiene negocios en Cancún y Acapulco.

Nemesio Ponce.

Antes de aliarse a Sabines Guerrero, Alejandro Gamboa vendía tamales y arroz con leche todas las mañanas en una central camionera, y por las tardes atendía un cibercafé llamado La canica azul. Una anécdota cuenta que una tarde reunido en su domicilio con algunos de sus amigos, recibió una llamada que salió a contestar al jardín de su casa. Al volver –dicen-, traía una enorme sonrisa dibujada en el rostro. “Me acaban de llamar del banco para decirme que tengo en mi cuenta 180 millones de pesos”, dijo.

Iniciaban los tiempos de bonanza de Alejandro en los tiempos de Sabines. Noé Castañón le dio la bienvenida.

Un mesero de la cantina El tubazo, relata que Yassir Vázquez se sentaba todas las tardes a tomar media botella de whisky que le daban fiado en el lugar. A veces tomaba cerveza y ponía en la rocola aquella famosa canción de Los Tigres del Norte llamada “La mesa del rincón”. Él fue el favorito del exgobernador Sabines. Su hogar era una de esas casas modestas del Infonavit, pero cuando dejó su puesto como alcalde de la capital chiapaneca presumía sus propiedades en México y la cadena de hoteles que tiene en Cancún. Así como otros negocios inmobiliarios.

Yassir Vázquez inició como mesero de cantina. Nunca fue llamado a cuentas.

El doctor pelochas

El Doctor Ramón Guzmán Leyva también recorrió lo largo y ancho de la pobreza. Era conocido como un empresario de los medios de comunicación ya que era propietario de un periódico conocido como Zona Libre, que circulaba en la ciudad de Tapachula aunque sin éxito. Sus bienes no eran suntuosos ni tan extensos como los de ahora, pero suficientes para entender que habían sido construidos con trabajo honesto, mismo que le permitía una vida humilde, sencilla y con pocas carencias. Tenía lo necesario, pues.

En ese entonces, como dijera Clavillazo, era una persona “a todo dar”. Saludaba a todos los que se topaba en el camino, era amable, cortés y si tenía las posibilidades no dudaba en ayudar al prójimo.

Sin embargo, quienes han probado el poder pueden afirmar con claridad que éste también es un tipo de droga. Es muy adictivo y cambia la personalidad de la gente, y lo hizo con Guzmán Leyva. Porque cuando lo probó quedó extasiado. Deseoso de dosis más fuertes. Después de eso ya nadie lo reconoció. Ya no era amable, sino un tipo arrogante que trataba a las personas a punta de gritos. Un hombre caprichoso que se imponía a cualquiera abusando de su posición en el gobierno, y muchas veces a espaldas del mandatario.

Ejemplo de eso es lo que hizo ante el Tribunal del Servicio Civil, donde influenció para imponer a cierta persona en el liderazgo del Sindicato de Burócratas al Servicio del Estado. La intención de esa maniobra política era retener por más de dos años las cuotas de los agremiados. A partir de esa fecha dicho Tribunal adoptó un tortuguismo que afecta gravemente las conquistas sindicales.

Algo similar hizo en el Sindicato Único Independiente del Colegio de Bachilleres de Chiapas, donde Guzmán Leyva intervino para que el actual dirigente Víctor Manuel Pinot Juárez lograra la reelección por seis años más, y con una minoría de votos que fue inferior al 50 por ciento. Cuentan que para lograr su cometido, ordenó que un gran número de agentes policiacos sitiaran el Polyfórum, lugar donde se realizaron las elecciones. Esa demostración de fuerza obligó al grupo opositor bajar la guardia para proteger el físico.

Creo que con eso basta para probar la prepotencia de la que fue capaz Ramón Guzmán para implantar sus deseos en cualquiera. Lo que nos atañe en el tema de hoy es conocer su conversión en nuevo millonario de Chiapas.

En párrafos anteriores ya dijimos que era pobre, pero con ciertas posibilidades económicas con las que jamás hubiera logrado su estado actual de opulencia y lujos.

Hasta hace poco tiempo, Guzmán Leyva se faroleaba de ser secretario privado y persona de todas las confianzas del gobernador Manuel Velasco. Pero le mordió la mano a quien le dio de comer.

Hay rumores de que abusando de su autoridad chantajeaba a los alcaldes para que éstos contrataran a las empresas constructoras que él les imponía. A esas empresas que obtenían contratos de obra pública en varios municipios de la entidad, les cobraba entre el 20 y el 30 por ciento del monto total de la obra. De esos negocios que hizo bajo la mesa, muchos de sus familiares se vieron grandemente beneficiados.

La ley es clara al afirmar que ningún funcionario y empleado del gobierno debe tener participación directa o indirecta en asuntos que no correspondan a sus funciones. Y al doctor Guzmán Leyva le valió una pura y dos con sal, porque durante el tiempo que estuvo en el poder cobró un total de 25 millones de pesos mensuales al Gobierno del Estado por concepto de renta de 10 mil estructuras para publicidad en todo Chiapas. Además, se presume que imprimía en sus empresas los gallardetes y lonas con propaganda oficial. ¿Se acuerda de la campaña promocional de la eliminación de la tenencia vehicular? Pues él se encargó de hacerla y cobrarla al gobierno para el que trabajaba.

El 19 de abril de 2016, empleados de la empresa Constructora Omega, que tenía asignada la obra de la presa Chicoasén II, lo acusaron de querer acaparar los trabajos de construcción que para ese momento llevaba un avance del 15 por ciento. Por lo cual, pidieron al Congreso del Estado su destitución. Asimismo, trascendió que asociado con el ex dirigente de la CTM, Saúl Martínez Martínez, pretendía comprar un lote de ochenta camiones de volteo para destinarlos a los trabajos de dicha obra.

¿De dónde obtuvo el doctor Guzmán tanto dinero para invertirla en tan grande adquisición? Creo que la respuesta la sabe usted, amable lector.

Finalmente, el 7 de mayo de 2015, Ramón Guzmán tuvo una discusión con el gobernador Manuel Velasco Coello. Ésta a partir de que el mandatario se enterara de que el “doctor” desvió 40 millones de pesos del erario público. En ese momento comenzó su declive en el gobierno.

 

Julión y la cabaña

Hace pocos días, el cantante de banda Julión Álvarez fue acusado por algunos medios locales de obtener beneficios del poder actual. Dicen que entre otras dádivas el gobernador Velasco Coello le regaló el rancho La Cabaña, ubicado en el municipio de Villaflores. Falso. ¿Por qué?

En su momento, quien negoció esa propiedad fue Ramón Guzmán Leyva. En toda la región de la frailesca se sabe que él la compró en 25 millones de pesos al señor Hernán Mendoza. Y luego de haberla adquirido comenzó a invertirle mucho más dinero para embellecerla, para echar andar los proyectos de riego de cultivo, construir una cabaña suntuosa, hacerla productiva y abrir caminos para que las personas de las colonias aledañas no pasaran por su rancho.

Dada la habilidad para traficar influencias y sacar provecho del erario público, no se cree que las escrituras de La Cabaña estén a nombre de Guzmán Leyva. Es corrupto, pero no tonto. Sin embargo, este escándalo es un motivo más para que las autoridades competentes inicien una investigación sobre el extraño enriquecimiento del ex secretario del gobernador Velasco. Ya basta de que el dinero de todos los chiapanecos termine en los bolsillos de unos cuantos. ¡Chao!

 

@_MarioCaballero

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