Antes de Captain Marvel y Wonder Woman hubo una heroína protagonista de los cómics: fue la mexicana Adelita, en 1939.
Cultura Colectiva
Antes que la Mujer Maravilla (1941) y Captain Marvel (1968), estuvo Adelita, una mujer que en 1939 fue la primer heroína de los cómics. Se trata de una mujer mexicanísima –como su famoso nombre lo indica– que se inició como líder de una banda que luchaba por la causa revolucionaria y después hasta enfrentó a los nazis.
Independiente, aventurera y sexy, Adelita representaba los ideales de la “chica moderna” de los años treinta a los cincuenta en uno de los medios de mayor distribución de la época: las historietas.
“Adelita es un personaje que sería completamente digno de su propia serie de Netflix”, considera Anne Rubenstein, historiadora de género de la Universidad de York, esta semana en la que los cines están llenos para ver a la nueva heroína del 2019, la Capitana Marvel.
Era un personaje absolutamente original, una mujer que no estaba allí sentada esperando a que un hombre la rescatara; ella se rescataba a sí misma y, en ocasiones, también andaba rescatando hombres. Y no es que tuviera superpoderes, ella sólo tenía que ser ella misma; un ser humano como cualquier otro pero sumamente atrevida, curiosa y aventurera.
Adela Negrete (Adelita) comienza sus aventuras cuando la Tigresa del Bajío, la principal villana de la historia, asesina a su hermano, un capitán, y jura vengarlo. En su búsqueda, Adelita monta a caballo, maneja armas y pelea cuerpo a cuerpo.
“La presenta como las mujeres de la revolución, muy guapa, estilizada, de cintura delgada, pecho frondoso, cadera amplia, piernas torneadas, con escote y mostrando entrepierna, cuando las mujeres de la época no podían mostrarse así”, detalla Jaime Cobián, dueño del Fondo Cobián, que tiene una de las colecciones más completas de Adelita y las Guerrillas. “Adelita andaba sola a montando a caballo por todo el país, cuando eso era algo mal visto en la época”.
Así, Adelita fue original en varios sentidos. Su creador, José G. Cruz –uno de los autores de historietas más prolíficos de la historia de México y quien también fue creador de Santo, El Enmascarado de Plata– reclutó a todos los personajes
de sus otras series para convertirlos en recurrentes en Adelita y las Guerrillas, como Juan sin Miedo, Nancy, Brenty y El Monje Negro. Este concepto de sumar fuerzas es algo similar a lo que décadas después hizo Stan Lee en sus cómics, como hoy en día vemos en las películas The Avengers de Marvel.
El 23 de marzo se cumplen 80 años de que Adelita apareció por primera vez en un Pepín (el nombre de la revista más famosa de historietas de la época, y que después se volvió un nombre genérico para referirse a las historietas en general), y pronto se convirtió en uno de los cómics más vendidos de su época.
Según Cobián, en sus inicios Adelita y las Guerrillas alcanzó ventas que superaban los 300 mil ejemplares y llegó a alcanzar un total de 475 millones de ejemplares para los años cuarenta.
Antes de Adelita, sólo existió otro personaje mujer con su propio cómic: Sheena, quien apareció en una historieta en 1937. Así que aunque no haya sido reconocida oficialmente, es un hecho que la primer mujer en tener su propia edición fue Adelita. Y lo más relevante del personaje es su poder; antes de ella, las protagonistas de los cómics eran buenas esposas y madres; incluso se retrataba a empleadas domésticas, siempre oprimidas, esforzadas y con roles por el estilo. Pero las heroínas de José G. Cruz, a quienes retrataba como personajes atractivos y de moral intachable, eran las representadas por la llamada “chica moderna”: mujeres independientes, activas y poderosas, según Rubenstein.
“Para mí, lo más interesante es que ella era la fantasía de un hombre, así fue concebida por su creador, de manera que las mujeres podían aspirar a eso a la vez que apelaba a la fantasía de ellos”, dice Rubenstein.
Detrás del contenido
No es casualidad que Adelita y Las Guerrillas representara a la chica moderna de forma exitosa: hubo dos mujeres que participaron activamente en la historieta: Josefina Cruz, hermana de José G. Cruz, y Delia Larios.
“Antes de comenzar a dibujar cualquier escena donde aparezca Adelita, –se diseñan y se bosquejan– cuidadosamente los trajes, vestiduras y adornos que ha de llevar la heroína de esta historieta”, dice el episodio 312, en una especie de paréntesis narrativo que se dirige directamente al lector de la historieta.
“La encargada de esta interesante especialidad es Josefina Cruz D., correctora también de todos los diálogos femeninos de ‘Adelita y las Guerrillas’”, continúa este paréntesis, junto a un fotomontaje de Josefina dibujando el vestuario, y tres páginas después presenta a quién se supone que es Adelita en un retrato muy similar al de Josefina.
Griselda Cruz, hija de José G. Cruz, dijo a Cultura Colectiva News que su tía Josefina fue la inspiración para la Adelita de los treinta y cuarenta, una mujer trabajadora que además era muy bella; era una chica moderna de carne y hueso.
Así, desde su origen, tanto los diálogos como el vestuario de Adelita fueron creados y supervisados por una chica moderna de la época. Para los años cincuenta, después de que Adelita pasó de ser dibujada a foto-dibujo y hasta fotonovela, José G. Cruz hizo su propia editorial y lanzó a una nueva Adelita, esta vez dibujada casi en su totalidad por la Delia Larios, otra “chica moderna” de carne y hueso.
“El hecho de lo que Delia Larios fuera corresponsable de Adelita y las Guerrillas, creo le dio margen de independencia y de audacia, tanto de estilo como de contenidos eróticos, a la serie de Adelita”, considera Ricardo Vigueras, investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y estudioso de historietas.
Vigueras dice que si hemos de considerar a Adelita como un cómic pre-feminista, debe ser en la medida en la que participaron mujeres en su proceso creativo.
El papel de Larios se vuelve evidente comparando Adelita con un cómic posterior, Santo, El Enmascarado de Plata, donde la visión de la mujer “es mucho más tradicional, modesta y ridícula para nuestros ojos, y mucho más machista […] y si lo comparamos con Adelita, vemos que Delia Larios seguro tuvo mucho que ver” en su representación contrastante, dice Vigueras.
¿Demasiado moderna para su época?
“Hoy 27 de Febrero de 1940 Adelita cumple 23 años… por esta razón y a petición de muchos amigos, abrimos un paréntesis en esta aventura para festejar a la bella heroína de esta serie”, explicaba la primera hoja del episodio 255 de Adelita y las Guerrillas, en otro espacio dirigido directamente al lector.
La interrupción continúa con mariachis, el anuncio de que la editorial le ha hecho a Adelita un “espléndido regalo: el hermoso vestido que luce aquí y que fue diseñado por los modistos de Paquito”, que era otro cómic; los colaboradores de la historieta le regalaron un viaje a Nueva York; y un personaje del mismo cómic, el Capitán Balaseca, le regala una pistola automática y un revólver.
Así, José G. Cruz frecuentemente suspendía la narrativa en Adelita para que tanto él como sus personajes le hablaran directamente al lector (en una ocasión hasta Superman interrumpe su cómic). Y no sólo eso: la idea de que los personajes de sus historietas tenían una contraparte en la vida real, como si fueran actores actuando su propio personaje, tuvo mucho éxito.
Este es uno de los motivos por los cuales Cobián considera que el otro personaje estrella de Cruz, Santo, El Enmascarado de Plata, es la versión masculina de Adelita: la representación de la lucha del bien contra del mal en un personaje de carne y hueso que tenía una vida dentro y fuera de los cómics; la gente podía leer las aventuras del enmascarado de plata en los cómics y luego verlo luchando los domingos en las arenas.
Pero hay otro motivo: Cruz tuvo que desarrollar un personaje masculino que también representara la lucha del bien contra el mal, porque la moralidad de la época ya no favorecía el rol de «chica moderna» de Adelita, y porque además los personajes cada vez atentaban más contra la moralidad de la época.
Además de los roles “chicas modernas” de Adelita y Nancy, José G. Cruz presentaba personajes y escenas que delataban homosexualidad e identidades que podrían ser considerados transgénero.
Para Cobián –quien es estudioso de la heteronormatividad en los cómics– Juan Sin Miedo, el novio de Adelita, era algo afeminado y no parecía sentirse particularmente atraído hacia las mujeres. A veces entre Adelita y otros personajes femeninos había abrazos que parecían lésbicos. Hubo personajes cuya identidad de género era explícitamente cuestionada por Adelita y sus compinches.
“Le trataron de cancelar la revista”, dice Griselda Cruz. “Yo admiro mucho que mi papá hubiese insistido en Adelita cuando México no estaba preparado para eso. Tuvo que luchar contra viento y marea”.
Para la época del presidente Miguel Alemán, las publicaciones fueron reguladas y muchas de las publicaciones se consideraron pornográficas. Ya para 1955, en el Distrito Federal del regente Ernesto P. Uruchurtu y su campaña de moralización de las revistas, un sábado 26 de marzo estudiantes y profesores universitarios quemaron las revistas que consideraron pornográficas en la plancha del Zócalo capitalino.
“Adelita y las Guerrillas se convirtió en una revista moral, vuelven la vestimenta de Adelita recatada, al grado en que para finales de esa Adelita –que era un personaje tipo manga– la casan con Juan Sin Miedo y acaban teniendo hijos”. Así fue como Adelita sentó cabeza, convirtiéndose en madre y esposa, y Juan Sin Miedo sin duda era heterosexual.
A pesar de ello, “México ha tenido por lo menos un siglo de liderazgo en feminismo internacional, y es lindo recordar, mientras vemos Adelita, que el feminismo mexicano ha sido líder no solo en las leyes y en las artes y la literatura, sino líder también en la producción global de cómics”, dice Rubenstein. “Este Día Internacional de la Mujer, no sólo se debe celebrar el feminismo internacional, sino el mexicano, por su liderazgo”, agregó.
Adelita y las Guerrillas de José G. Cruz se dejó de editar en los cincuenta, pero tuvo reimpresiones que se vendieron en América Latina hasta los ochenta. Fue un cómic que duró más de cuarenta años en circulación.
Texto de Lucina Melesio en colaboración para Cultura Colectiva News.
Todas las fotos son cortesía de diversas colecciones privadas o de la UNAM y fueron autorizadas para publicarse en el presente reportaje.