Sin Embargo
El rol de las madres ha cambiado con el tiempo, pasando de la “ama de casa” a la madre trabajadora, incluso a retomar los espacios de maternidad como algo deseado y no por la presión social, compartieron madres feministas a propósito del Día de las Madres. Sin embargo, las mujeres aún luchan contra la romantización de la maternidad, los padres ausentes y estereotipos que siguen arraigados, como el de la “madre modelo y abnegada” o “la superwomen” .
Ciudad de México, 9 de mayo (SinEmbargo).- Patricia Miranda tiene 28 años de edad, es profesionista en pedagogía y madre de dos pequeños de cinco y dos años de edad. Ella, como miles de madres, está orgullosa del papel que desempeña porque fue por elección propia y no un “deber social”.
Ella está convencida que, con el paso de los años y a la fecha, este rol sí ha cambiado ya que ahora las mujeres tratan de retomar el espacio de la maternidad como algo deseado y no por presión social.
“Creo que es importante para nosotras el poder decidir en qué momento nos sentimos preparadas o deseamos concebir y traer al mundo a nuestras crías, en comparación con otros tiempos donde prácticamente era obligada la maternidad, es decir, que al llegar a cierta edad tenías que casarte, tener hijos y llegar hasta ahí”, comentó.
María Flores, de 37 años de edad, lleva cinco años como mamá y coincide con Patricia en que la perspectiva y el rol materno no es lo mismo que antes. Ahora a la madre ya no se le ve como la mujer que tiene que quedarse en casa para el cuidado, sino que ya son muchas más las mujeres que están activas en el mundo laboral y son madres.
No obstante, tanto Patricia como María, ambas integrantes del colectivo Madres Insurrectas, destacan que aún existen varios estereotipos en torno a las maternidades, principalmente la romantización de este concepto, que van desde la errónea idea que las madres deben de ser “unas santas” y que las mujeres, para ser plenas deben vivir esta experiencia.
“La maternidad está romantizada con eso de que la maternidad ‘es rosa y es lo mejor que te puede pasar porque cuando eres madre eres la mujer plena’, yo creo que ese es uno de los estereotipos que también sigue muy arraigado porque no se habla de todo lo que hay detrás de la maternidad. No se habla de todo el proceso que implica tal vez la leche materna o de los problemas que hay. Otro estereotipo es el de la madre buena, la no alza la voz de la madre, que está callada, que no reclama”, platicó María.
Y Patricia coincidió: “El mayor reto que enfrentamos es el hecho de que nos sentimos juzgadas todo el tiempo […] Sigue este estereotipo de la buena madre, que tenemos ser siempre perfectas. En el momento en el que te conviertes en madre tienes que cumplir con ciertas normas sociales, como esta imagen de la maternidad todo color de rosa que siempre nos hace sentir mal cuando de pronto no encajamos en eso. Casi siempre es a la mujer a la que juzgan cuando no hacemos lo que se debe hacer, según las normas sociales de lo que es maternal”.
LAS MUJERES TIENEN MENOS HIJOS
“Las cifras muestran que las mujeres cada vez tienen menos hijos”, detalló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) al informar que la tasa global de fecundidad en el país se redujo drásticamente en 10 años.
De acuerdo con los datos del organismo, esta tasa en el año 1999 fue de 2.86 hijos por cada mil mujeres, en tanto que para el año 2019, se situaba en 1.88 hijos por cada mil mujeres.
En México, al menos 35.2 millones de mujeres son madres, es decir el 72.44 por ciento de las mexicanas, según el más reciente censo del INEGI del 2020, que detalla que siete de cada 10 mujeres de 15 años y más han tenido al menos un hijo nacido vivo.
Patricia Miranda considera que uno de los principales motivos por los que ha cambiado el rol de las maternidades se debe en parte al auge que ha tenido el movimiento feminista en los últimos años.
“Sí creo que tiene que ver con lo que desató el movimiento feminista, de retomar los espacios privados y públicos, y justo también por este auge del aborto legal, cuando se empezó a hablar de las maternidades deseadas y también de las que en algún momento, aunque fueron tal vez un tanto obligadas, pues también justo de esta libertad de criar con amor y respeto, aunque en algunas circunstancias no todas las maternidades se pueden dar desde el privilegio porque lamentablemente hay muchas situaciones en las que la maternidad no se puede elegir”, platicó.
María y Patricia coincidieron en que el movimiento feminista ha ayudado a visibilizar los retos, conflictos y violencias que enfrentan las madres y a darse acompañamiento.
“Creo que las compañeras feministas también han sabido crear espacios seguros para las mamás. El colectivo de Maternidades Insurrectas surgió justo de ese acompañamiento entre mujeres con la necesidad de tener amigas que pasan las mismas situaciones o parecidas y no sentirse solas dentro de lo que es maternal”, narró.
“El feminismo ha ayudado sobre todo a quitarnos culpas sobre los estereotipos de ser la buena madre, la callada, la que sólo cuida de todos, la que está ahí solamente sirviendo a los y las otras. Creo que más bien ha hecho conciencia sobre eso, que también tenemos que enfocarnos a nuestro autocuidado”, abundó María.
MUNDO LABORAL, OTRO RETO
María también destacó que a partir de que la mujer ha ganado derechos y se han integrado más al mundo laboral y profesional, también se ha complicado el rol de las madres porque el mercado ya exige a las mujeres, sin dar oportunidades ni derechos necesarios.
“Y sí, de pronto más bien el mercado dice: ‘también las necesito a ustedes y a ver ahora cómo le hacen porque además de atender al trabajo, pues tienen que atender a sus hijas y a sus hijos’”.
Otro de los principales retos que enfrentan las mujeres y las maternidades, además de no tener políticas y una agenda que las incluya para mejorar su rol, es el hecho de las paternidades ausentes.
“El auge del movimiento feminista también ha ayudado a visibilizar esas violencias que de pronto en casa vivimos incluso con acciones muy sencillas como la de los padres ausentes, que no ayudan, que no aportan nada en casa y pues es la mujer la que al final tiene que sacar adelante a sus crías”, detalló Patricia.
De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el número de jefas de hogar en México creció exponencialmente en una década. En 2008, un cuarto del total de los hogares fue encabezado por una mujer, mientras que, en 2018, esta proporción creció a un tercio. Estas relaciones se presentaron tanto en contextos de pobreza como en ausencia de ésta.
En ese sentido, María Flores detalló que incluso existe una tendencia de las mujeres a criar solas a sus hijos ante el descuido de los padres.
“Lo que estaba sucediendo, más que el hecho de que los hombres se involucren más en estos cuidados, lo que ocurría es que las mujeres preferían maternar solas. Entonces decían, ‘pues si tengo aquí al hombre, tengo que limpiar lo que él hace, tengo que hacer más comida, además tengo que lidiar con sus cambios de humor y de carácter’. Entonces había una tendencia a separarse y a decir ‘no te necesito, mejor vete y me quedo yo aquí con mi hijo’” detalló.