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«La historia está en riesgo con el Tren Maya»

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La construcción del Tren Maya tiene una paradoja: busca acortar las distancias a las zonas arqueológicas en la península, pero corre el riesgo de pasar por encima de cientos de vestigios arqueológicos sin documentar. Así lo advierte en entrevista la arqueóloga Evelia Magaña, de la región maya de Yucatán

Texto: Daliri Oropeza

Foto: Cortesía habitantes de Ticul, Yucatán

Evelia Magaña es arqueóloga. Vive en Ticul, zona maya de Yucatán. Actualmente se especializa en la maestría de Historia del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) peninsular. Ha trabajado cuestiones de modificaciones bioculturales, con especialidad en dinámicas poblacionales y estudios de genética dental en vestigios arqueológicos de la región. Su madre y su padre hablan maya. Ella conoce esa lengua, aunque fue educada en la zona rural de Tabasco. Pero la esencia maya, dice, se encuentra en todos lados.

La arqueóloga relata con pesar cómo una nueva carretera que va rumbo a Campeche atraviesa una zona arqueológica sin descubrir en el sur del estado. Le ha tocado mirar en campo cómo los procesos de desarrollo y construcción de vías no han respetado los vestigios, la mayoría no descubiertos. A su vez, la sobreexplotación turística que les impide hacer un buen trabajo como restauradores de construcciones mayas.

Para ella, quien también es parte de la Red de Arqueología, tal vez no son ruinas de la magnitud de Chichen Itzá. No son esas grandes pirámides, pero forman parte de las raíces de la región. Eran centros de comercio o de importancia regional, más lo que no han excavado. Con la llegada del Tren Maya, conocer esta historia está en riesgo, y puede volverse imposible saberla.

El problema en capas: el turismo
—¿Qué va a provocar el tren con el turismo en Yucatán, hay focos rojos por su construcción?

—Cabe recordar que a principios del siglo pasado tienen el auge las haciendas henequeneras y después resurge la producción con la Segunda Guerra Mundial. Cuando esta producción cae, hay una situación de inestabilidad económica en Yucatán, el turismo se convierte en el resurgir de la economía.

Yucatán es un estado que depende entre 70 y 80% del turismo tanto de zonas arqueológicas como de playas. Aunque en Yucatán no hay todavía tanto destino de “aventura” o “deporte extremo”, pero las zonas arqueológicas yucatecas son muy visitadas, específicamente podría decir Chichén Itza y la Zona Puuc, son las más visitadas de aquí de Yucatán.

¿Focos rojos? Como siempre, yo creo que la zona (arqueológica) más golpeada es Chichén porque está de paso, muy cercano a las playas de Quintana Roo. Esto la pone en una posición de vulnerabilidad con la ya gran cantidad de gente que viene.

Se han tenido que tomar medidas muy restrictivas respecto a la gran cantidad de visitantes que recibe al año. No se puede acceder a las construcciones por la erosión. Hay que procurar la conservación del sitio.

De por sí, ya es un problema con el turismo de masas. Tiene problemáticas muy fuertes en cuanto a conservación y en cuanto a seguridad del sitio, tú sabes: entre más gente es más difícil mantenerlas vigiladas.

Te cuento, por ejemplo, en 2009, cuando se realizaron trabajos en la Gran Nivelación de Chichén con el arqueólogo Rafaél Cobos, al llegar a la zona arqueológica, veías la excavación abierta atrás de la Pirámide, te asomabas y veías bolsas de papitas, botellas de agua.

Eso ya te da una idea de lo complicado que es pues mantener controlada a tanta gente y, el fin del Tren Maya es llevar a más gente a estas zonas. Ya de por sí son extremadamente turísticas. Y no toman en cuenta que se puede saturar y destruir.

Ahorita, por ejemplo, no hay una restricción de paso, tú llegas y pasas. No tienes que esperar a que salga nadie, no hay un límite.

Hay un término muy importante, que no están tomando en cuenta: la capacidad de carga del sitio. El sitio puede soportar un determinado número de visitantes. Esa capacidad se excede en el equinoccio.

Cada equinoccio hay demasiada gente, que además desconoce los rituales. Van y se juntan en un solo lugar porque el punto focal es la Gran Pirámide. Es ver bajar a Kukulcán.

Acceder ahorita a Chichén no es tan complicado. Con el Tren Maya sería todavía más fácil porque va a tener diferentes paradas tanto en Quintana Roo como aquí en Yucatán. Es un sitio que es constantemente incluido en los tours de extranjeros Veo focos rojos, además de Chichén, en muchísimas zonas arqueológicas: aquí en el Puuc tenemos Uxmal, Sayil, X-Lapac, Kabah, Labná, Oxkintok, y sin embargo, lo que más se conoce es Chichén, tienes una sobre explotación del patrimonio, lo mismo que nos espera con el tren.

Chichén no está completamente explorado, excepto el 20 o 30% de lo que es el sitio. Cuando tienes un sitio demasiado visitado, las intervenciones de patrimonio de conservación y arqueológicas se limitan porque si tu vas a investigar un edificio, tú tienes que cerrar esa parte. Pero es complicado trabajar con mucha gente.

Aumentar la cantidad de gente disminuye la posibilidad de tener un proyecto de investigación dentro del sitio más allá de la conservación, porque es lo que importa a final de cuentas: darle mantenimiento.

Otro foco rojo es el saqueo. Cuando vuelves una zona muy taquillera como es la Zona Maya el saqueo se vuelve intenso, se incrementa por qué a quién no le gustaría tener una figurita que provenga de un sitio bastante conocido ¿No? tener una vasijita que sacaron de Uxmal, que sacaron de Chichén, entonces ¿A quién no le gustaría tenerlo? El mercado negro de piezas es muy grande.

Lo invisible, siempre presente
—El proyecto federal de Tren “Maya” tiene un trazo y se comenzó a construir este 30 de abril. ¿Hay exploraciones arqueológicas en esos territorios por donde pasaría? ¿Hay algún diagnóstico en sentido material por los daños que puede causar un tren a los vestigios arqueológicos?

—Se los van a llevar, así de sencillo. Van a arrasar. Como arqueólogos entendemos perfectamente que no se puede salvar todo. En las intervenciones arqueológicas hay dos que son de interés: rescate y salvamento. Estas dos intervenciones se hacen cuando es muy urgente que se libere el sitio porque van a construir algo ahí.

Los salvamentos arqueológicos usualmente suelen estar relacionados a construcciones o proyectos modernizadores como carreteras, casas, fábricas.

El sitio llamado Noh-Bec, donde he hecho invstigaciones, se partió, se perdió casi el 70% del sitio porque ahí pasa la carretera nueva a Cancún, que pasa por Yucatán.

Entendemos que no se puede salvar todo, pero hay de destrucción a destrucción.

Una cosa es que tú hagas un salvamento y otra es que saques todo lo que puedas sacar y luego sabes que el sitio se va perder, pero tú ya tienes información. Muy diferente a lo que se hace la mayoría de las veces: no se reporta el hallazgo. Y si no se reporta, tú no tienes manera de saber si está o no está. Eso puede pasar.

Cuando se hizo el proyecto del tren bala que quería la gobernadora priista Ivonne Ortega, uno de los principales obstáculos que encontraron para llevarlo a cabo fue la gran cantidad de vestigios arqueológicos que había en todo el tramo del tren, eran demasiados. Lo mismo pasa ahora.

Hacer salvamento en cada uno de estos puntos iba a llevar demasiado tiempo. Como arqueóloga te tardas entre cuatro semanas, cinco semanas, depende de cuánto sea el trabajo que hay que explorar. Luego hay que excavar, hay que tirar la cal, tienes que llevar trabajadores y personal científico y técnico: arqueólogos, topógrafos.

Pero obviamente no o hicieron con el Tren Maya. Si con trabajos quieren agarrar arqueólogos mucho menos van a llevar arqueólogos y topógrafos para hacer un estudio más profundo.

No está completamente explorado ni consolidado más del 70%, 75% de los sitios que hay en todo Yucatán, solamente por la zona de Chichén que es la zona donde va a bajar principalmente el tren.

En una gran parte del oriente de Yucatán, si no se hace una labor de rescate y consolidación, la van a dejar expuesta. No sólo a aventureros, sino a saqueos, esa zona sí va a estar muy expuesta tanto a saqueos como a la destrucción del patrimonio, y son sitios periféricos a Chichén que en su momento fueron, no digamos grandes, sitios medianos con construcciones monumentales que van a quedar muy expuestos sino es que destruidos ante el paso de las vías del tren.

La nueva carretera a Cancún se llevó un juego de pelota, se llevó un Sac bé. No es digamos la casita que se están llevando, que aún así duele bastante, se están llevando construcciones monumentales en pos del progreso. Nosotros sabemos que no se puede evitar. Pero hay que tener tantito criterio. No es lo mismo que se lleven una casita a que se lleven una pirámide, a que se lleven un castillo, que se lleven una construcción habitacional.

Se reitera, en Noh Bec que está la carretera nueva que atraviesa por Tzucacab, que se va a Cancún; está este asunto que va a la carretera de Campeche que pasa por la periferia de Oxkintok, que son esas construcciones que no se pueden ver. El tramo carretero de Noh-Bec, hubo afectación en las estructuras pequeñas, esto está por la zona de Tizimín, hubo destrucción de algunas estructuras. Así por donde veas vía en Yucatán.

Una capa más, la inacción
—¿Sabes de alguna investigación del lNAH que lo esté investigando? ¿Cómo debería ser la investigación?

—No se está haciendo nada, al INAH no le han dicho nada. De hecho hubo mucho movimiento para que se detuviera, se pospusiera e inicio de su construcción, pero no.

Primero se debió haber hecho una labor de reconocimiento y prospección del terreno. Tú le das al arqueólogo (os) tu plano, o sea, por aquí quiero que pase y lo que se hace es salir a caminar por el terreno para registrar todo lo que haya.

Se hace un registro y se empiezan a describir todas las anomalías que haya en el terreno, entiéndase anomalía por eso que es extraño verlo allí, no como le digo, esos cerros que se ven por esta carretera libre. Un cerrote ahí, pues no es natural, ni es un arrimo de tierra, evidentemente es algo. Y todo eso se registra.

Posteriormente se pasa al análisis de muestras. Se elabora un mapa de estas anomalías, dónde se encontraron. después, la excavación. Ahí donde están esas anomalías se va a excavar. Explorarlas directamente.

En un mundo ideal en cada anomalía debería de haber un arqueólogo, no vas a llenarlo todo pero si se van moviendo, vas liberando tramos, terminamos aquí, y ya puedes avanzar, se sigue.

Se tendría que hacer un análisis de sitio, si es posible restaurarlo o si de plano se puede destruir para que pase por ahí la vía. Ya después se sigue en el recorrido normal de una intervención arqueológica. Se lleva al laboratorio lo que es material cerámico se analiza por ceramistas, el material óseo se analiza por bioarqueólogos o por físicos, lo que tengas, o con quien quieras pues esto también tiene que ver con equipos de trabajo, o la lítica pues se lleva con especialistas líticos, o si tienes concha con especialistas malacológicos. Y en un mundo ideal así debería de ser.

Es un asunto en que la protección no nada más la vas a hacer en un día, es un tramo muy largo el que considera el Tren Maya. Se podría hacer seccionado, pero no.

Si no hay una intervención de las autoridades competentes, en este caso del INAH, la historia está en riesgo.

A menos que lo estén viendo con arqueólogos privados, porque la Ley de Cultura que salió hace creo que dos o tres años permite la contratación. De todas maneras, la notificación tiene que llegar al INAH.

Yo no creo que haya ahorita un plan para resguardar o para investigar los sitios donde vaya pasar el tren, no parece a muchas luces, porque desde que se anunció el Tren Maya nunca se mencionó que va a pasar con estos sitios. Lo que dijeron como cuando se va a construir una carretera: “va a pasar por aquí”y bueno, no se dijo nada más.

—Es un mundo el que está ahí…

—Nunca lo han querido ver, ninguna administración, no les interesa.

Y ahorita cuando se hace algo veo que es más fácil que te den un permiso para un asunto de restauración que para una excavación con fines de investigación, porque lo que les interesa es abrir las puertas de los sitios para fines turísticos no para conocer.Lo único que les importa es lo que deja dinero. El asunto es meterle dinero a lo que te va a dejar dinero. Si no es el folklor. No las cuestiones históricas de los mayas.

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