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LA FIESTA DE ROEMER EN PARÍS: CHAMPAGNE, VINOS Y MARIACHIS

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Eme Equis

En el breve tiempo que fue embajador, Andrés Roemer marcó un hito: hizo la fiesta más cara de la representación de México ante la Unesco de los últimos años. Así gastó más de 300 mil pesos en posicionar su imagen en el extranjero.

En las oficinas de la Delegación de México ante la Unesco en Francia, una orden alteró la rutina de los trabajadores: había que organizar una “emblemática” fiesta privada para celebrar el aniversario de la Independencia de México. La instrucción venía directamente del embajador, Andrés Roemer.

Era septiembre de 2016 cuando el hombre que actualmente tiene dos órdenes de aprehensión por el delito de violación mandó a comprar 20 botellas de diversos mezcales, 48 botellas de champagne, 92 botellas de vino y más de 100 cervezas para ofrecer a sus invitados.

También trajo desde México a un mariachi de 12 músicos, a la soprano sinaloense Rebeca de Rueda y al tenor coahuilense Mario Rojas, además de solicitar –y pagar– la participación del coro del organismo internacional.

Roemer Slomianski mandó a hacer flanes de cajeta y tamales, importó dulces típicos mexicanos y decoró al estilo fiestas patrias el restaurante del edificio llamado “tesoro de la arquitectura moderna”, enclavado en el corazón de París: la Casa de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

Los gastos no fueron moderados. De hecho, la fiesta que se llevó a cabo el 19 de septiembre de 2016, es la más cara que ha pagado la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en los últimos siete años.

Según documentos oficiales obtenidos por EMEEQUIS vía transparencia, aquella velada para 230 personas organizada por Andrés Roemer en su brevísimo paso por el cargo de embajador ante la Unesco (poco más de dos meses), costó al erario casi 17 mil euros, un aproximado de 347 mil pesos mexicanos (al tipo de cambio de 2016).

Los documentos dan cuenta de que el evento era privado y buscaba reunir a distintas personalidades de la política internacional, de Francia y de la Unesco. Según extrabajadores del organismo internacional dijeron (bajo solicitud expresa de anonimato) que el evento fue una maniobra de Roemer para autopromocionarse.

Este gasto se suma a un largo listado de recursos públicos que el gobierno de Enrique Peña Nieto cedió para que Roemer Slomianski asumiera la representación de México ante el organismo internacional.

Según reveló esta revista digital, tras el nombramiento que hizo el presidente, y que avaló el Senado de la República en 2016, la SRE, a cargo de Claudia Ruiz Massieu, pagó la renta de una casona ubicada en el barrio más adinerado de París, cuya renta mensual superaba los 300 mil pesos: la misma que alguna vez habitó el futbolista Zlatan Ibrahimovic, según presumía el mismo Roemer.

Además, el gobierno de EPN gastó en la mudanza del funcionario, que viajó con todo y un piano valuado en 10 mil dólares y su Mercedes Benz (desde San Francisco, donde era cónsul). Los recursos públicos también se usaron para que el chofer de confianza del también conductor de TV Azteca le asistiera en Francia.

Pese a la inversión millonaria, Roemer sólo duró dos meses y medio en el cargo. Fue despedido por incurrir en violaciones a la Ley del Servicio Exterior Mexicano, al hacer públicos documentos y correspondencia oficial sobre el sentido de voto de México ante una resolución relativa a Israel y Palestina.

Aquella acción, calificada de “vergonzosa” para México, le valió el aprecio del gobierno de Israel, consolidando relaciones con el primer ministro Benjamín Netanyahu y con Carmel Shama-Hacohen, actual alcalde de la ciudad de Ramat Gan.

La última ubicación conocida de Andrés Roemer es, precisamente, Israel. Tras haber sido señalado en más de 60 ocasiones por presuntos delitos sexuales dejó el país para refugiarse en Tel Aviv.

Actualmente tiene dos órdenes de aprehensión por su probable participación en el delito de violación. La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), encabezada por Ernestina Godoy, informó hace días que preparaban una solicitud de extradición.

Mientras tanto, la Policía Internacional (Interpol, por sus siglas en inglés) emitió desde el 11 de mayo una ficha roja de búsqueda internacional en contra del exfuncionario federal.

LA VOZ DE DOS VIEJOS CONOCIDOS

El 9 de septiembre de 2016, Andrés Roemer Slomianski, embajador de México ante la Unesco, firmó una carta que hizo llegar a María Josefa Cuevas Santos, conocida como Pepita Serrano, la directora de la Fundación SIVAM (Sociedad Internacional de Valores de Arte Mexicano A.C.).

En ella, Roemer halagó su papel como impulsora de jóvenes artistas mexicanos por medio de la Fundación que dirige.

“El trabajo que realiza, además de ser un ejemplo de compromiso con nuestro país, es una inspiración para amantes de la música y el arte”, le escribió.

Era la introducción para informarle que, en el marco del aniversario de la Independencia de México, la Delegación de México ante la Unesco organizaría una fiesta nacional. Detalló: “Se traduce en una oportunidad para compartir con las Delegaciones de los países miembros de la Organización, personalidades y funcionarios de Francia y el mundo entero, la diversidad de la cultura mexicana, la riqueza de sus expresiones y el matiz de su gente”.

Así, le solicitó la participación de la soprano Rebeca de Rueda y el tenor Mario Rojas, miembros de la SIVAM, para fungir como “representantes de la ópera mexicana”, en el evento que iniciaría a las 18 horas en las instalaciones de la Unesco.

La solicitud no era casualidad: ambos artistas mantenían una estrecha relación con Roemer. En noviembre de 2015, participaron en la Ciudad de las Ideas, el evento que se realizó en el Auditorio Metropolitano de Puebla y que preside Roemer en asociación con el empresario Ricardo Salinas Pliego, por medio de su asociación, Poder Cívico, A.C.

Esta asociación, que según documentos oficiales tuvo como sede oficial la “Guarida del Abuso” en la colonia Roma, recibió alrededor de 500 millones de pesos en donativos de los gobiernos de Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Mancera, Rafael Moreno Valle, Tony Gali y Miguel Barbosa en la última década.

Para 2016, tanto Rojas como Rueda serían nuevamente invitados por Roemer a cantar en un evento, ahora en Francia.

Semanas antes de que Andrés Isaac tomara posesión del cargo como embajador, Mario Rojas subió a Instagram una fotografía en la que aparece junto a él y Rebeca de Rueda, recordando el evento de 2015 y con la leyenda “Gratitud!!”.

Esta revista digital solicitó a ambos artistas una entrevista para conocer si su participación en las fiestas patrias en Francia fue remunerada por el gobierno mexicano, sin que hasta el momento hayan dado respuesta.

GASTOS POR CASI 350 MIL PESOS

El gasto más caro que el gobierno mexicano hizo para la fiesta de Roemer fue el pago de la renta del restaurante de las instalaciones de la Unesco. Según la factura, se cubrieron 3 mil 80 euros por la logística para atender 230 personas, mil 400 euros por la contratación de los meseros, 690 euros por la seguridad y el equipo de sonido, 460 por la preparación de bebidas sin alcohol y 370 por el tiempo de planeación.

En total, la renta del salón para la recepción con motivo del 206º Aniversario de la Independencia de México tuvo un costo de 6 mil euros, unos 124 mil pesos mexicanos al tipo de cambio de aquel año.

Roemer se lució contratando a un restaurante especializado en comida mexicana con sede en París, Bocamexa, para la preparación de bocadillos típicos, por ello pagó 4 mil 937 euros (102 mil pesos mexicanos).

Al Mariachi Real de Cocula, originario de Jalisco, México, le pagó mil 900 euros (40 mil pesos) por animar el evento con 12 músicos.

Compró 48 botellas de vino Les Granges de Chinon, un vino afrutado y agradable que, recomiendan los expertos, debe beberse joven; así como otras 48 botellas de “Les Fossiles” de Reuilly, un pinot noir compuesto de frutos rojos.

Pero para no perder el toque mexicano, compró 16 botellas de mezcal, cuyos precios por botella iban de los 40 hasta los 97 euros. Así, sus invitados pudieron disfrutar de un Alipus San Juan del Río, espadín joven y añejo de Los Danzantes; Derrumbes No. 1 originario de Oaxaca, Derrumbes No. 2 originario de Michoacán y el No. 3 de San Luis, entre otros. Así gastó un total de 886 euros, es decir, más de 18 mil pesos.

La oferta de alcohol no terminó ahí. Compró 48 botellas de champagne y cerveza por casi 17 mil pesos.

Pagó, además, un servicio de repostería para repartir tamales y flanes (9 mil pesos), contrató al coro de la Unesco para amenizar (7 mil), compró los ingredientes para los alimentos (3 mil) y adornó con elementos típicos mexicanos –serpentinas, banderas, escudos, globos, papel picado– que mandó a traer desde México.

Según los registros de la SRE, la encargada de realizar todas las compras, por orden de Roemer, fue Dea Damaris Ventura Ángeles Quiroz, quien fuera técnico administrativo en la Misión Permanente de México ante la Unesco, y quien actualmente trabaja en el consulado de Seattle en Estados Unidos, también como funcionaria de la SRE. Se le solicitó su versión de su papel en estos gastos, sin que hasta el momento haya dado respuesta.

En total, Roemer realizó una erogación de 347 mil 106 pesos para llevar a cabo la fiesta por el Aniversario de la Independencia de México.

Según la información que ofreció la SRE, ningún otro embajador ante la Unesco ha realizado un gasto tan grande de 2014 a la fecha por este concepto.

Porfirio Thierry Muñoz-Ledo –hijo de Porfirio Muñoz Ledo– realizó dos fiestas durante su mandato en el mismo cargo: ambas costaron alrededor de 230 mil pesos (2014 y 2015).

En 2017, el entonces embajador Federico Salas Lofte apostó por una recepción más discreta, apenas contrató un DJ y dos meseros para una fiesta que costó 10 mil pesos. De 2018 no hay registros de gastos, pero en 2019, con Juan José Bremer en el puesto, el gasto fue de apenas 5 mil pesos para comprar totopos, salsa y tortillas para preparar guacamole, refrescos de diversos sabores y ocho botellas de vino baratas.

Así, Andrés Roemer se volvió a colocar en la cabeza como el embajador más ostentoso en su representación de México ante la Unesco.

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