Amapola Periodismo
Desde el 4 de junio del 2014, María Guadalupe Rodríguez nada sabe de su hijo Josué Molina Rodríguez, y en la Fiscalía General de la República (FGR) todo está pausado, no hay avances en las investigaciones, pero no pierde las esperanzas de encontrarlo vivo.
La tarde de este jueves, en Chilpancingo, Guadalupe Rodríguez celebró una misa en la iglesia de San Mateo para pedir que su hijo regrese a casa. Ella tiene la esperanza de que sus nietos conozcan a su padre.
Junto a los integrantes del Colectivo de Familiares de Desaparecidos y Asesinados de Chilpancingo, la mujer leyó un pronunciamiento donde demandó un alto a las desapariciones en el país, y un basta a la violencia contra las mujeres, la impunidad y los homicidios.
Ella carga en sus manos la fotografía de su hijo, a quien sigue esperando en casa a seis años de su desaparición. Guadalupe Rodríguez estuvo dos meses en cama, enferma de bronquitis y un dolor en los riñones, que no la han dejado dormir.
En medio de la pandemia y las restricciones para evitar el contagio de la Covid-19, reclama al gobierno federal la posible reducción del presupuesto a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, dice que sin el presupuesto las búsquedas en campo de miles de desaparecidos se detendrán.
Guadalupe Rodríguez tiene una preocupación mayor: fallecer sin encontrar a su hijo. Durante los seis años de búsqueda, dice, jamás se había sentido tan desesperada como ayer, porque la FGR no le da un solo dato del avance de la carpeta de investigación de Josué.
“Soy muy positiva y sé que mi hijo está vivo”, dice. Por eso hizo esta misa. La esperanza de que Josué regrese se mantiene intacta a pesar de la pandemia.
