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Industria del alcohol crece a costa de la salud de mexicanos; ONGs exigen regularla

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Sin Embargo

La industria de las bebidas alcohólicas ha creado una gran disponibilidad al multiplicar sus puntos de venta, además de impulsar el consumo a través de campañas de publicidad dirigidas a jóvenes, por ejemplo, al patrocinar eventos deportivos y musicales.

Ciudad de México, 9 de abril.– En México, donde la Secretaría de Salud estima que 20 millones de personas presentan consumo problemático de alcohol, la industria sigue acaparando festivales, actividades sociales y puntos de venta sin una regulación fuerte, alertan integrantes de la sociedad civil.

“Estamos convencidos de que sería muy conveniente para nuestro país una Ley general de control de bebidas alcohólicas, así como la tenemos en tabaco, que existiera una ley específica para el control de bebidas alcohólicas, algo que empiece a normar y a fortalecer cuestiones de disponibilidad, de horarios, de conducción de vehículos, temas de impuestos, temas comerciales y publicidad”, expuso en entrevista Arturo Sabines, vocero de la Red de Acción Sobre el Alcohol en entrevista para el programa En Defensa del Consumidor, de Estudio B.

Aunque ya existen prohibiciones locales, por ejemplo, contra el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública, como lo establece la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México, éstas no se cumplen; esto es más evidente en lugares turísticos, destacó.

El también coordinador de la estrategia sobre Alcohol en la organización El Poder del Consumidor recordó que apenas en febrero se registró la venta indiscriminada de alcohol y actos de violencia en el Carnaval de Tepoztlán, Morelos, ello, y la llegada de miles de asistentes, llevó al ayuntamiento a suspenderlo.

Días antes de las trifulcas, el periódico La Jornada reveló que el Gobierno local, encabezado por el pietista David Demesa Barragán, no cuenta con un Padrón Municipal de Distribuidores, Productores y Expendedores de Bebidas Alcohólicas, con lo que violenta el reglamento que desde 2014 regula la venta, distribución y consumo de alcohol en el pueblo mágico.

“Cuando toleramos que en la vía pública se puedan consumir bebidas alcohólicas, aunque sea cerveza con baja concentración alcohólica, tenemos un riesgo. Una de las características de la embriaguez es que hay un menor control de los impulsos primarios, entonces pueden registrarse situaciones de trifulcas, pleitos, de violencia”, agregó Sabines.

Por ello habló de la importancia de una regulación fuerte, pues con las normas vigentes las responsabilidades quedan en manos de los gobiernos municipales, por ello hay variaciones en los precios, horarios y puntos de distribución de alcohol.

A ese panorama se suma que la industria del alcohol se ha “adueñado” de actividades como grandes festivales de música que son patrocinados por marcas como las cervezas Tecate, Indio o Corona, además de eventos deportivos.

“Se han apropiado hasta de usos y costumbres del mexicano. Por ejemplo, en el Día de Muertos una cervecera saca la cerveza cempasúchil, ahí hay una apropiación cultural”, destacó Arturo Sabines.

El Poder del Consumidor ha señalado que la industria de las bebidas alcohólicas ha creado una gran disponibilidad y una amplia oferta de productos, facilitando el acceso al multiplicar los puntos de venta, incluso alrededor de los centros escolares, además de impulsar el consumo a través de campañas de publicidad engañosa dirigidas a jóvenes, mujeres y otras comunidades.

“Hoy como nunca tenemos una cantidad de puntos de venta de alcohol que no ha existido en toda la historia de nuestro país. No hay una colonia que no tenga una tienda de conveniencia de 24 horas. Hace 30 años conseguir una bebida alcohólica en la noche era una odisea, hoy la alta disponibilidad es tal que inclusive desde tu propio móvil ya puedes pedir que te lleven el alcohol a domicilio, también la disponibilidad entendida como la poca regulación en horarios de venta”, expuso Sabines.

Desde 2020 el informe “Actividades comerciales y políticas de la industria del alcohol en América Latina y el Caribe” publicado por las organizaciones civiles Alianza de ENT, Alianza Global de Políticas sobre el Alcohol, Coalición Latino América Saludable y Coalición Caribe Saludable exhibió que la industria del alcohol, como la de la chatarra y el tabaco, se opone a políticas públicas en México y América Latina contra su consumo nocivo e impulsa estrategias que van contra la salud pública.

De acuerdo con la Secretaría de Salud, 20 millones de personas enfrentan adicción al alcohol en México y con frecuencia se trata de quienes comenzaron a beber a los 13 o 14 años de edad en promedio.

Además, la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) 2016-2017 muestra que en la categoría de dependencia al alcohol para el rango de 12 a 17 años es de 0.9 por ciento en hombres y un 0.7 por ciento para mujeres.

“La encuesta está evidenciando un problema serio porque no importa si es hombre o mujer, un adolescente, un menor de edad, no debería consumir ni una copa de alcohol. Lo hemos normalizado”, indicó Arturo Sabines al cuestionar prácticas como enseñar a las y los menores de edad a beber con sus familias.

“Prácticas que en ocasiones los papás creen que son protectoras, son todo lo contrario. El ser tolerante a que un menor de edad consuma en la dinámica familiar solamente lo está poniendo en una situación de riesgo porque esa práctica que empieza como experimentación, como aprendizaje, la información nos dice que probablemente va a terminar con problemas de abuso y dependencia”.

Una bebida alcohólica estándar contiene entre 12 y 15 gramos de alcohol, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera un consumo excesivo cuando o una mujer ingiere más de 40 gramos –a partir de cuatro copas– y el hombre, 60 gramos –es decir, a partir de cinco copas–, pero en México, señaló el defensor, la forma en la que las poblaciones jóvenes beben dejan ver que los promedios de consumo son mayores, pues es frecuente tomar antes y después de una fiesta, prácticas conocidas como “precopeo” y “after”.

Arturo Sabines enfatizó la importancia de hablar sobre el consumo nocivo del alcohol sin estigmatizar a las personas que tienen problemas con su manera de beber, pues es frecuente que la mayoría no lo reconozca y los impactos negativos se extienden a los círculos de esta población, por ello destacó la importancia de seguir exigiendo a las autoridades regulaciones.

De acuerdo con la OMS, el consumo nocivo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades, traumatismos y otros trastornos de la salud, también está asociado con el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.

Ante este panorama, el organismo presentó desde 2022 un plan de acción para reducir al menos un 20 por ciento (respecto de los niveles del 2010) el uso nocivo del alcohol en la región de las Américas, a la que México pertenece.

“Hemos normalizado el consumo y, lo peor, las consecuencias sociales asociadas al consumo como la violencia o los accidentes automovilísticos Como sociedad no podemos ser tan tolerantes con esta problemática”, expuso el coordinador de la estrategia sobre Alcohol en El Poder del Consumidor.

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