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Fidel Herrera, el cónsul incómodo en Barcelona con cuestionables ‘amistades’

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Fidel Herrera, gobernador de Veracruz de 2004 a 2010, fue investigado desde el momento enque tomó posesión del consulado en Barcelona en 2015, pues sus vínculos con personajes cuestionables despertaron las alertas en España.

Proceso

Fidel Herrera Beltrán fue monitoreado apenas ocupó el despacho principal de la suntuosa casa Muley-Afid, la sede del consulado de México en Barcelona, en el exclusivo paseo de la Bonanova, en octubre de 2015. Agentes de los Mossos d´Esquadra, la policía catalana, al igual que de la DEA estadounidense recopilaron información de inteligencia sobre el nuevo cónsul mexicano y las relaciones que establecía con personas vinculadas a presuntas actividades ilícitas, incluidos narcos.

Los Mossos recibieron información confidencial que daba sentido a las acusaciones que desde tiempo atrás señalaban al también exgobernador de Veracruz (2004-2010) como un protagonista importante en las oscuras redes que se tejen entre la política y el crimen organizado en México. Si bien es cierto que, hasta ahora, ninguna de dichas acusaciones se ha traducido en procesos judiciales.

“Los servicios de inteligencia criminal de los Mossos recibieron información del cónsul mexicano sobre cómo podría estar relacionado con redes de blanqueo de dinero y de tener relaciones criminales con importantes traficantes de drogas en Cataluña” explicó Toni Rodríguez, un alto mando de la División de Investigación Criminal en entrevista para The Cartel Project, una investigación coordinada por el consorcio internacional de periodistas Forbidden Stories, en la que participan 60 periodistas de 25 organizaciones y medios de 18 países, incluidos Proceso, The Washington Post, The Guardian, Le Monde y El País.

La llegada de Fidel Herrera al consulado en la ciudad Condal fue muy polémica, y provocó duros titulares en la prensa española y mexicana. “Barcelona tendrá un cónsul mexicano vinculado con el narco”, tituló El Periódico de Cataluña.

Esto fue alimentado por la fuerte movilización de rechazo de los mexicanos residentes en Cataluña, que recriminaban al gobierno de Enrique Peña Nieto el nombramiento de un político con una biografía pública tan negra, un hombre vinculado a las más cuestionables prácticas del sistema priista y sobre quien pesaban graves acusaciones en Estados Unidos y en México de tener presuntos vínculos con el crimen organizado.

La Taula per Mèxic (Mesa por México), una plataforma que trabaja a favor de los derechos humanos sostenía en un comunicado que Herrera Beltrán estaba “ligado con la violencia, la corrupción, el abuso de autoridad, la impunidad, el saqueo sistemático de las arcas públicas y la violación reiterada de los derechos humanos” durante el tiempo que fue gobernador de Veracruz.

Las autoridades españolas aceptaron a regañadientes el nombramiento y dieron su beneplácito, posiblemente para no perjudicar los poderosos intereses de las empresas españolas en México. Sin embargo, «en corto» sí mostraron su molestia, reconoce una fuente diplomática acreditada en España en aquel momento, consultada para esta investigación.

De hecho, Gerardo Pisarello, teniente de alcalde de Barcelona, escribió una carta al Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC), José Manuel García-Margallo en la que cuestionaba la autorización a Herrera para ocupar el consulado mexicano, y le hacía ver que las relaciones internacionales “deben obedecer a principios éticos y de respeto a los derechos humanos”. También le pedía garantías para que ningún interés económico o geopolítico impida el respeto a esos principios. Nunca obtuvo respuesta (Proceso 2101).

Pese a las críticas, Fidel Herrera pronto empezó a moverse a sus anchas. No siempre se ceñía a la habitual misión consular de asistencia a los mexicanos, representar los intereses culturales y comerciales de México, acudir a un concierto o a un coctel con autoridades, sino que sus actuaciones en ocasiones hacían saltar las alertas.

En esa etapa de recolección de pruebas e indicios, la policía catalana pudo elaborar un diagrama que conectaba las relaciones que el político mexicano iba forjando.

Toni Rodríguez, el alto mando de la División de Investigación Criminal de los Mossos asegura que uno de los contactos significativos de Fidel Herrera fue con Simón Montero Jodorovich, el presunto líder de una célebre saga de narcos originaria de Centroeuropa, la más activa en la distribución de droga en Cataluña, que ha sido investigada por tráfico de drogas, blanqueo y tenencia ilícita de armas.

Su abrupto abandono del consulado, el 22 de enero de 2017, luego de 15 meses, detuvo el seguimiento al que era sometido en ese período, y no se tradujo en ninguna causa judicial en contra del mexicano. Herrera debió abandonar el cargo por las acusaciones que hizo su acérrimo adversario, el entonces gobernador Miguel Ángel Yunes, en el sentido de que durante su administración en Veracruz –y en la de su delfín político, Javier Duarte— se compraron y suministraron medicamentos falsos para el tratamiento de menores con cáncer.

La información no fue a dar al cesto de la basura, ya que alguna conectaba con otras investigaciones en curso, que permitió la detención de algunos de los personajes que Herrera conoció durante su estancia.

En 2019, los Mossos detuvieron a miembros del clan Jodorovich por una trama de blanqueo de capitales de recursos procedentes de la droga en actividades inmobiliarias, la compra-venta de vehículos de lujo y otras ramas, en las que estaba involucrados los cónsules honorarios de Albania, Malí y Croacia en Barcelona.

El diagrama de los Mossos también se alimentó de fuentes abiertas y en la red de vínculos incluye como «persona relacionada o colaboradora» a Humberto Moreira, quien había estado viviendo y estudiando en Barcelona.

El expresidente nacional del PRI fue detenido en Madrid en enero de 2016 –tres meses después de la llegada de Herrera— por blanqueo de dinero y malversación de fondos del erario público. Recientemente fue exhonerado por la Audiencia Nacional.

Los tentáculos entre ambos priistas, según refleja el diagrama de aquel momento, los liga con el narcotraficante mexicano Juan Manuel Muñoz Luévano, El Mono Muñoz, enlace de Los Zetas en Europa, que fue capturado en Madrid en marzo de 2016, por blanqueo y narcotráfico. Cabe precisar que dicha red de vínculos no supuso que la policía catalana investigara específicamente esta rama o que detectara contactos o actividad de esa red.

Lo que sí detectó la policía catalana fue una estrecha relación de Herrera con Bernardo Domínguez Cereceres, propietario del grupo editorial Malpaso. Este empresario chihuahuense fue arrestado en España en 2018 y sigue imputado aquí por blanquear dinero en México para su socio Jordi Pujol Ferrusola, el primogénito del expresidente catalán Jordi Pujol.

En entrevista, Domínguez niega cualquier relación empresarial con el cónsul, con quien mantenía un vínculo de tipo social.

Fidel Herrera “fue enviado aquí a hacer lo mejor que sabía hacer: construir relaciones”, explica otro responsable policial español que monitoreó al cónsul. “Era una máquina de hacer contactos”.

“En Barcelona, Herrera llevó a cabo una actividad frenética”, explicó un mando de una fuerza de seguridad. “Era muy difícil saber dónde la actividad como cónsul acaba y donde empieza su actividad como representante del cartel”.
Un sheriff en Barcelona

Raramente aparecía en eventos diplomáticos, donde los rumores se hacían eco de su poco ortodoxo nombramiento. La entonces embajadora de México en España, Roberta Lajous, a pesar de ser una priista declarada, como lo es Herrera, no ocultaba su malestar por la llegada del polémico político a un cargo de representación diplomática de México.

La diplomática dio órdenes a su equipo que se evitara a toda costa fotografiarla con Herrera durante el acto de entrega del Premio Ondas al periodista mexicano Joaquín López Dóriga, celebrado en Barcelona en noviembre de 2015. Y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, pidió explicaciones al ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC) de por qué se habían aceptado sus credenciales.

En sus desplazamientos en la ciudad, el cónsul mexicano viajaba siempre en una cápsula de seguridad, algo muy inusual para un cónsul en un puesto tan placentero en España.

“Herrera se movía como un sheriff en Barcelona”, explica un agente de la policía española en entrevista para esta investigación periodística.

“Se movía por la ciudad en una cápsula. Él iba en un vehículo. Delante tenía una furgoneta y detrás otra. Si iba a un restaurante, había siempre un miembro de su equipo de seguridad que inspeccionaba el lugar antes de que llegara”.

Sus guardaespaldas fueron pronto conocidos en la ciudad como `los hombres de negro´ por los trajes oscuros que siempre vestían.

El policía conoce esos detalles porque fue uno de los elementos que estuvieron observando a Herrera desde el momento que llegó a Barcelona.

En aquel tiempo, en México ya eran ampliamente conocidos los señalamientos de que durante su administración en Veracruz se produjo la violenta implantación de los Zetas en la entidad, un territorio que forma parte de la ruta del Golfo de la cocaína, y la toma de la joya de la corona, que es el Puerto de Veracruz, instalación estratégica para el trasiego de drogas y precursores químicos hacia otras regiones del mundo.

En 2011 se filtró a la prensa un informe confidencial de la entonces Procuraduría General de la República, que citaba datos de la DEA y de 14 testigos protegidos, que describía dos supuestas reuniones entre Herrera y los jefes de los Zetas, en 2008. Una de ellas con Braulio Arellano Domínguez, el Gonzo o el Zeta 20; la otra con éste último y con Miguel Ángel Treviño, quien llegó a dirigir al grupo de exmilitares de élite.

El informe también afirmaba que en que el cartel del Golfo mantenía una nómina con 600 mil pesos al mes para sobornar a la policía estatal de Veracruz.

La estructura criminal del cartel del Golfo y su entonces brazo armado Los Zetas, denominada en Veracruz `La Compañía´ tenía una suerte de “mesa directiva” que componían el extinto Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormentas, hermano de Osiel Cárdenas, Jorge Eduardo Costilla, El Coss, y el cabecilla de los zetas Heriberto Lazcano, El Lazca o el Verdugo.

Altos responsables de agencias de seguridad estadounidenses confirmaron que han investigado los vínculos de Herrera con los Zetas, así como con presuntas actividades de blanqueo de dinero en Veracruz, Barcelona y Estados Unidos.

“Los Zetas llamaron a Herrera `Zeta 1´ porque él era quien dirigía el estado”, dijo Arturo Fontes, un ex agente especial del FBI que ahora dirige una firma privada de seguridad e investigación, Fontes International Solutions. “A Herrera se le pagaron millones de dólares a través de enlaces con los carteles para dejarlos operar con impunidad… En México, los políticos dependen de los narcos como fondos de campaña”, dijo en su declaración para esta investigación.

“Los cargos electos posteriormente ayudan a blanquear dinero concediendo contratos gubernamentales con compañías ligadas a los carteles. Los cargos reciben a cambio un porcentaje como soborno”, explica Fontes. “Tu tienes a los carteles operando no solo con impunidad, sino que introducen a su gente en el gobierno a través de esos contratos”, afirmó.

“Herrera tomaría dinero de todo el mundo. Siempre estaba en sobornos”, afirma, por su parte, un mando de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), quien refiere que el exgobernador tendría intereses en “petróleo, carreras de caballos, minería y maquinaria pesada”.

Como es practica habitual, la DEA no comenta si Herrera está actualmente bajo investigación, pero las autoridades españolas confirman que observaron movimientos y sus contactos durante su estancia en Barcelona, como parte de una recopilación de indicios de inteligencia, no una investigación formal.

«Popularmente se dice que Fidel Herrera era el Zeta número 1”, porque esta organización criminal “no podría operar en Veracruz sin su permiso”, afirma Jorge Rebolledo, un consultor de seguridad con más de una década de experiencia en Veracruz.

«Herrera les dejó tácitamente hacer negocios y beneficiarse económicamente de su presencia y les usó para mantener en orden en algunas regiones del Estado. Pero nunca dio órdenes directas. Esto es muy claro”.

“Ha habido muchas filtraciones pero nunca hemos visto documentos o grabaciones”, dice Rebolledo. “Incluso aquellos Zetas que han confesado tras ser arrestados y han asegurado que Herrera era el jefe y que ellos contribuyen con dinero con su campaña nunca han dicho ´Fidel Herrera nos dijo qué teníamos que hacer´”.

Fue el caso del juicio que se celebró en 2013 –dos años de su arribo a Barcelona— en un tribunal federal estadounidense en Texas en contra de José Treviño –hermano de Miguel Ángel Treviño— y otros coacusados, entre ellos al empresario Francisco `Pancho´ Colorado Cessa, sentenciado como blanqueador de esa organización criminal.

Según las transcripciones del caso, el agente del FBI Scott Lawson le dijo a los miembros del jurado que entre 2003 y 2004, “Francisco Colorado se estableció como intermediario entre los Zetas y el gobierno de Veracruz”, y a cambio recibió importantes contratos públicos en la entidad, que sirvieron para el blanqueo de fondos ilícitos (Proceso 2035).

Juan Carlos Hinojosa, ex operador financiero del cartel del Golfo relató al jurado que “para consolidarse en Veracruz la organización invirtió 12 millones de dólares en la campaña” electoral del entonces candidato del PRI, aunque nunca mencionó por su nombre a Fidel Herrera.

Después de eso, apareció en el diario Reforma la famosa fotografía en la que aparece el gobernador Herrera y Pancho Colorado juntos durante una cabalgata.

Para Rebolledo, “el crimen organizado ha sido siempre muy funcional para los políticos en México”. Explica: “Es mucho más atractivo presentar al Chapo Guzmán como el gran cerebro del crimen organizado que controla el país, pero en realidad el crimen organizado es el intermediario. Quienes realmente controlan todo y que son quienes más se benefician son las poderosas figuras políticas y los altos mandos de las fuerzas de seguridad”.

Alberto Olvera, sociólogo en la Universidad de Veracruz, explica que las autoridades federales nunca realizaron ningún procedimiento contra Herrera. “Pero eso no es porque no hubiera corrupción durante la administración de Herrera. Al contrario, es la que abrió las puertas a la masiva, sistemática y extendida corrupción”.
Miedo persistente

Casi cuatro años después de la salida de Herrera, la sola mención de su nombre desencadena el miedo entre la comunidad mexicana en Barcelona.

“Hubo gente que entró en paranoia”, cuenta un mexicano residente en la capital catalana, recordando la reacción que se produjo tras el nombramiento de Herrera como cónsul. “Muchos de nosotros sentimos como si la podredumbre de la violencia y la corrupción en México se expandiera repentinamente y llegara hasta aquí”.

Pocos mexicanos contactados para esta investigación han querido hablar sobre Fidel Herrera, y los que lo han hecho exigen que se mantenga su anonimato. “Herrera es muy vengativo”, explica otro mexicano. “Temo por mis familiares (en México) si hablo abiertamente”, asegura.

Muchos recuerdan su llegada como “una época muy oscura. No por su actuación como cónsul, sino por lo que Fidel Herrera representaba”.

Algunos lo refieren casi como una figura mítica. “Él es incluso más poderoso que Peña Nieto”, afirma otro mexicano residente en Barcelona. “Él es el más inteligente. Él es el peor de todos porque es el mejor de todos”.

Contactado a través de una cuenta de redes sociales, el hijo de Fidel Herrera, Javier, dijo que su padre está demasiado débil luego de un padecimiento de salud como para responder a las preguntas relacionadas con esta investigación periodística.

Con información de Antonio Baquero (OCCRP), Dana Priest (Washington Post), Nina Lakhani (The Guardian), Paloma Dupont de Dinechin (Forbidden Stories), Joaquín Gil (El País)

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