Proceso
MADRID (EUROPA PRESS).– La sesión de clausura del XX Congreso del Partido Comunista de China de este sábado estuvo marcada por una escena insólita: escoltas obligaron a salir al expresidente del país, Hu Jintao en plena sesión, bajo la mirada del hombre a su lado que le ha sucedido en el poder y se encamina a un histórico tercer mandato consecutivo en la secretaría general del partido, Xi Jinping, guía absoluto de los destinos del país durante, al menos, los próximos cinco años.
Las autoridades chinas no han ofrecido por ahora una explicación a lo ocurrido. Las imágenes muestran cómo un guardia intenta levantar a Hu Jintao del asiento mientras el expresidente parece resistirse. Finalmente, el veterano político de 79 años se pone en pie y dedica unas breves palabras a la espalda de Xi, quien se limita a asentir, antes de dar una palmada en el hombro al primer ministro, Li Keqiang, su antiguo protegido, y encaminarse a la salida entre los disparos de las cámaras de fotografía que están captando el momento.
Las interpretaciones de los expertos abarcan desde un acto público de purga hasta una salida forzada por malestar –Hu ya había mostrado síntomas de debilidad durante la sesión de apertura del Congreso la semana pasada-. El único punto en común es la humillación que representa para Hu la salida forzada de un lugar que se resistió a abandonar: la primera bancada del hemiciclo.
Según CNN, las redes sociales chinas, controladas por las autoridades, no se han replicado o comentado este momento y la propia emisión de la cadena estadunidense en el país fue «censurada en directo» cuando trataba lo sucedido.
El saludo final entre Hu y el primer ministro Li ha recordado los vínculos que ambos mantuvieron en la Liga Juvenil del Partido Comunista, una organización convertida en germen de la élite política –de la que Xi quedó excluido– que acompañó al expresidente durante su mandato, caracterizado en parte por cierto diálogo interno dentro de las facciones del partido.
Termina así su andadura el que, recuerda el instituto CIDOB de estudios internacionales, fuera el primer líder del Partido Comunista de China que no conoció como mayor de edad la ocupación japonesa, la guerra civil y el triunfo de la Revolución; con un incidente que remite en parte lo ocurrido en 2007, cuando un por entonces debilitado Hu Jintao se propuso afianzarse en el poder tras retirar del partido a los seguidores del anterior presidente, Jiang Zemin. El regalo final de Jiang fue el de elevar a Xi a la élite política china
«Hu Jintao ha representado una China muy diferente a la de Xi Jinping. Dirigió un liderazgo mucho más colectivo y tuvo que equilibrar varias facciones representadas en el Comité Permanente del Politburó. Los años de Hu fueron vistos como una época de apertura al mundo exterior y una mayor tolerancia a las nuevas ideas», explica el analista y corresponsal de BBC en China, Stephen McDonnell.
Todo ello ha terminado de cambiar en el XX Congreso del Partido Comunista que concluyó este sábado y en el que Xi Jinping asumirá un histórico tercer mandato consecutivo por vez primera de la secretaría general; y uno en el que el primer ministro Li quedará fuera del principal órgano decisorio del partido, su comité permanente, con vistas a la jubilación anticipada: una salida política tan destacada como la física protagonizada por el expresidente Hu.
Li, de 67 años, había avanzado en los últimos meses su jubilación y los expertos daban por sentado que pasaría a ocupar un segundo plano, por mucho que todavía estuviera a un año de la retirada obligatoria, una regla que no se aplica al secretario general del partido y el presidente del país, después de que él mismo eliminara el límite de mandatos y de edad para gobernar.
Junto a él se quedaron fuera otros veteranos del partido, como el presidente del Congreso Nacional del Pueblo, Li Zhanshu, de 72 años; el presidente de la Conferencia Política Consultiva, Wang Yang, de 67 años, y el vice primer ministro Han Zheng, de 68, confirma el South China Morning Post.
Los sucesores se conocerán en las próximas horas, probablemente el domingo, en la puesta de largo definitiva de la nueva cúpula de poder del mandatario, una que cumplirá al pie de la letra las enmiendas a la Constitución del partido que respaldan las ideas de Xi, desde la situación económica del país, hasta la lucha contra la corrupción, pasando por el conflicto sobre la independencia de Taiwán, como principios rectores para el futuro de China.