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Experimenta el mundo una recesión democrática

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Gaceta UNAM

Aun cuando la democracia continúa como el sistema de gobierno preferido por la mayoría de la población a nivel global (70 %, según cifras del Pew Research Center), ha caído significativamente el entusiasmo por ésta en los últimos años. Una de las razones de la insatisfacción es la percepción de que “a los funcionarios democráticamente electos no les importa lo que piensen los ciudadanos y se desconectan de lo que ocurre en sus naciones”.

Así lo expuso Eduardo Robledo Rincón, coordinador del Programa Universitario de Gobierno (PUGOB) de la UNAM, quien mencionó que en cinco países se apoya así a la autocracia (forma de gobierno en la que una sola persona ejerce la autoridad suprema en un Estado): India 67 %; Kenia 52 %; Indonesia 51 %, y México 50 %.

Al dictar la conferencia ¿Ganar el poder? ¿O solo la elección?, en el Seminario Internacional Campañas Políticas en la Era de la Desinformación, recalcó: “desde 2018 el mundo experimenta una recesión democrática, incluso porque este mismo sistema puede contener elementos que la pongan en riesgo”.

En el auditorio del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de esta Universidad, Robledo Rincón indicó que muchos actores políticos no tienen claro que el poder es un medio, no un fin, y además un proceso que se tiene que construir.

“Se puede ejercer la autoridad, pero no el poder, es una discusión que ha llevado más de 300 años, por ello es tan difícil gobernar”. Citó al político y escritor venezolano, Moisés Naím, quien dijo que actualmente el poder “es más fácil adquirirlo, más difícil utilizarlo y más fácil perderlo”.

Año electoral más grande
Con alrededor del 51 % de la población convertida en electores en 76 países, el 2024 es, replicó el coordinador del PUGOB, el año electoral más grande de la historia: “en la mayoría de estos países la ciudadanía votará en democracias plenas o con imperfecciones, y uno de cada cuatro votantes participará en comicios en regímenes híbridos y/o autoritarios”.

De manera general, expuso 10 puntos de cómo no ganar una elección: “1) no contar con un plan estratégico de campaña; 2) no tener un eje rector de comunicación; 3) ausencia de información estratégica; 4) no escuchar; 5) no administrar los tiempos; 6) no tomar decisiones, no corregir; 7) no ejercer un liderazgo político; 8) no tener un equipo con capacidad de ejecución; 9) no saber para qué se quiere ganar; 10) no vacunarse contra la Hybris (enfermedad del poder)”.

En contraste, para ganar unos comicios, enumeró la guía para el candidato moderno con puntos escritos por Quinto Tulio Cicerón en el año 64 a. C.: “1) el cuidado de las apariencias; 2) el cuidado del núcleo cercano de los amigos; 3) ganar el voto de los indecisos y mantener el voto de los fieles; 4) rodearte de las personas adecuadas durante la campaña; 5) tener a tus amigos cerca y a tus enemigos más cerca; 6) las promesas son importantes; 7) no hay un hombre imposible de convencer; 8) el constante apoyo de los jóvenes; 9) ganarse el favor de los enemigos, y 10) realizar promesas con liberalidad y deferencia”.

Más adelante, al responder a la pregunta ¿por qué candidatos no votan?, se basó en lo planteado por el historiador y profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén, Yuval Noah Harari, quien afirma que si algunos políticos no entienden las siguientes preguntas sin ser capaces de formular una visión que tenga sentido para el futuro, no deben ser votados:

“¿Qué acciones emprenderá para reducir los riesgos de una guerra nuclear?, ¿para reducir los riesgos del cambio climático?, ¿para regular tecnologías disruptivas como la IA y la bioingeniería? ¿Cómo ve usted el mundo de 2040?, ¿cuál es su peor situación hipotética?, y ¿cuál es su visión para la mejor situación hipotética?”

Finalmente, para el caso particular de nuestro país, dijo que ya no se trata de campañas políticas, sino de las electorales; la diferencia la fundamenta en que los actores “no hacen más política”.

“Las alianzas y los consensos son fundamentales, el caos y la simulación son los enemigos mayúsculos. En contraste, el conocimiento, el posicionamiento y la diferenciación pueden llevar al triunfo electoral”, concluyó.

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