Milenio
Unas horas después de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, José Ángel Casarrubias Salgado le escribió por chat a su hermano mayor, Adán, alias “El Tomate”: “Se nos metieron los contras con los ayotzinapas y hubo una vergaseraaa”.
Esta y otras comunicaciones secretas entre líderes de Guerreros Unidos establecidos en Chicago y operadores del mismo cártel en Guerrero hoy pueden conocerse debido a que el gobierno de los Estados Unidos entregó a México más de 4 mil mensajes e intercepciones telefónicas, algunas de las cuales hoy pueden leerse en el informe de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia (COVAJ) del Caso Ayotzinapa.
Los archivos de la Fiscalía estadunidense, a los que MILENIO tuvo acceso, revelan que uno de los intereses centrales de la justicia de aquel país radica en el tráfico de heroína de Guerrero hacia Chicago, una ruta en la que el “quinto autobús” que transportaba a varios estudiantes tiene un lugar preponderante.
Sin embargo, las autoridades norteamericanas han solicitado que se mantengan en reserva para no afectar las investigaciones: “El gobierno solicita a este Tribunal que ordene que la divulgación de las solicitudes, declaraciones juradas y órdenes judiciales, así como cualquier grabación, informe y otros materiales que puedan ser entregados en relación con este asunto están sujetos a las condiciones establecidas en la orden de protección propuesta”.
La Fiscalía justifica su petición en la protección de los intereses de privacidad de las personas, incluidos los terceros, que fueron interceptados en la vigilancia electrónica pero que no han sido acusados al día de hoy.
El gobierno de Estados Unidos reconoce que no solo tiene chats de las conversaciones de los hermanos Casarrubias Salgado, sino que cuenta con otras intervenciones telefónicas que conectan una investigación sobre tráfico de heroína con los acontecimientos ocurridos el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala.
Estas revelaciones se dan como parte del expediente judicial que se le abrió a Adán Casarrubias Salgado, uno de los líderes de Guerreros Unidos, quien fue extraditado el pasado 26 de mayo a una Corte en el Distrito Norte de Illinois.
Ayer, MILENIO dio a conocer que el “quinto autobús” burló 17 retenes de policías federales, estatales y municipales, lo cual fortalece la hipótesis de que el camión venía cargado de heroína o dinero.
Una versión más siniestra
Los extractos de las conversaciones que tuvieron los hermanos Casarrubias Salgado, líderes de la organización delictiva Guerreros Unidos, fueron conseguidos por el gobierno de Estados Unidos sin proponérselo, ya que interceptaron por casualidad el chat en México como parte de otra investigación.
Estas líneas fueron utilizadas como parte de la nueva evidencia dada a conocer por el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, quien reiteró que algunos dirigentes de Guerreros Unidos —que en ese entonces mantenían el control de Iguala— pensaron que entre los estudiantes había infiltrados de Los Rojos, los narcos rivales en la plaza.
En esta versión de los hechos, la participación de Guerreros Unidos y muy particularmente de los hermanos Casarrubias Salgado es incluso más siniestra. “Las instrucciones originales eran de quemar a los estudiantes pero al ser muchos decidieron repartírselos por lo que El Chuky (lugarteniente) les metió machete y los metieron en bolsas para que cada grupo se deshiciera de ellos como quisiera”, se dice en una de las comunicaciones entregadas por las autoridades estadounidenses a sus contrapartes mexicanas.
En contraposición con la llamada “verdad histórica”, algunos de los restos de los jóvenes estudiantes habrían sido arrojados por el mismo Sidronio Casarrubias Salgado, hermano de José Ángel y Adán, directamente al Río Balsas.
Los cuerpos se habrían perdido en la inmensidad de ese caudal lodoso que desagua en el profundo Océano Pacifico. En el informe que presentó hace unos días el gobierno mexicano se destaca la intercepción de comunicaciones que entregara Estados Unidos a México apenas el año pasado, y que obtuvo por mera casualidad en 2014.
En aquel tiempo, el Departamento de Justicia y la DEA investigaba a unos narcotraficantes de poca monta, su líder era un hombre llamado Pablo Vega Cuevas, quien tenía el apodo más infantil del mundillo de la droga en Chicago: “El Transformer”, como la caricatura de los años ochenta sobre unos carros que se vuelven robots.
Fue así que conectaron dos historias separadas por 2 mil 800 kilómetros: Estados Unidos descubrió que Pablo Vega y sus cómplices estaban en contubernio con los hermanos Casarrubias Salgado para enviar heroína desde Iguala hasta Chicago en camiones de pasajeros.
Basado en las comunicaciones recabadas por los estadounidenses, el informe de Encinas plantea la hipótesis de que “el quinto camión contenía mercancía (droga y/o dinero) que pertenecía a Guerreros Unidos”.
Divulgar en el futuro
La orden de protección de la intercepción de comunicaciones a los hermanos Casarrubias Salgado está a nombre de John R. Lausch, un fiscal experimentado, quien se ha colgado la consigna de combatir narcotraficantes y criminales en Chicago, una de las ciudades más violentas de Estados Unidos, y donde los cárteles mexicanos se han establecido para convertirla en su centro de operaciones.
Según el documento, estos materiales podrían divulgarse en un futuro solo si un juez federal determinara que existe una buena causa. Es decir, extraordinaria e inusual. Entre las revelaciones de los fiscales se encuentra que no solo cuentan con chats, como los que sostuvieron Adán y sus hermanos, sino que hay material de escuchas telefónicas cuya difusión podría afectar negativamente los intereses de la justicia norteamericana.
Además han revelado que quien apoya que no sean divulgadas y se mantengan secretas, está el mismo Adán Casarrubias Salgado, quien a través de su abogado se los hizo saber. “El gobierno solicita respetuosamente a este Tribunal que dicte la orden de protección propuesta relacionada con las solicitudes selladas, las declaraciones juradas y las órdenes que autorizan la intercepción de las comunicaciones.
Así como a cualquier otra grabación, informe y material de investigación que pueda ser entregado posteriormente en relación con este caso”, concluyen. Y el juez ya respondió: Matthew F. Kennell aprobó la petición.
En un documento de tres cuartillas firmado por él, ordenó inclusive que ni el defendido podrá sacar copias del material sin una autorización del tribunal. Entre los últimos movimientos a los que MILENIO tuvo acceso se encuentra una carta de Adán donde relata que durante todos estos años fue torturado por las autoridades mexicanas. También cuenta cómo han sufrido él y sus hermanos, y cómo uno de ellos ya murió en prisión.
Los Casarrubias
Como con la mayoría de los narcotraficantes viejos, sus historias se conocen por los relatos de la gente del pueblo, que o les teme o los ama. No hay más. En el caso de los Casarrubias Salgado así es: se sabe que son originarios de un pequeño municipio llamado Teloloapan, enclavado en la sierra guerrerense. Del Náhuatl “piedra redonda sobre el agua”.
Según la Comisión de la Verdad, Guerreros Unidos era una escisión del cártel de la Familia Michoacana, y era operado por el tío de los Casarrubias. Después toda la familia acabaría dentro del negocio.
Cuatro hermanos Casarrubias Salgado. Rompieron la relación cuando la tía de los Salgado, una mujer llamada Edith, fue secuestrada por la Familia. Desde entonces Guerreros Unidos amasó tanto poder que logró comprar a las policías de los municipios de Iguala, Cocula, Huitzuco y Tepecoacuilco. Unos años después actuaron en contubernio para desaparecer a los 43 normalistas.
La “verdad histórica” también los colocó como los culpables de la desaparición de los jóvenes. Según la entonces PGR, sus integrantes confesaron los crímenes incluida la versión de que habían incinerado a los estudiantes en el basurero en Cocula. Hoy, también se sabe que muchos de ellos fueron torturados, por lo que los inculpados han ido saliendo en libertad, incluido uno de los hermanos Casarrubias.
Uno de los torturados y que incluso forma parte de la queja que lleva la Comisión Nacional de Derechos Humanos es Sidronio Casarrubias Salgado, quien aseguró lo siguiente: “Lo tiraron boca abajo y lo patearon; después, sentado le pusieron una bolsa de plástico atada en la cabeza, le introdujeron líquido en la bolsa, produciéndole asfixia y que quedara en estado de inconsciencia, lo cual realizaron nuevamente, lapso en el que lo sodomizaron vía anal, y al recobrar el conocimiento supo que lo acusaban de formar parte del grupo delictivo ‘Guerreros Unidos’, además lo amenazaron con hacerle daño a su familia para que les dijera dónde estaban sepultados los estudiantes de Ayotzinapa”.
Mama Lunas Pizzería
Desde las intercepciones el gobierno norteamericano ha logrado capturar a los cómplices en Chicago. Los Guerreros Unidos con sede en Estados Unidos. Hasta el día de hoy han sido sentenciados siete integrantes por cargos relacionados con drogas y han logrado pactos ventajosos.
Hasta el día de hoy han sido liberados Alexander Figueroa, Isaías Mandujano y Eliseo Betancourt-Pereira por buena conducta y extraordinaria cooperación. Otro de los integrantes de Guerreros Unidos, Wilfredo Flores Santos, según el Buscador del Buró Federal Prisiones, también fue liberado en 2015.
La corte determinó que otro, Roberto Sánchez no tenía que ser encarcelado porque no había un riesgo de fuga o un peligro para la sociedad. Su cabecilla Pablo Vega Cuevas es el único que sigue enfrentando un proceso judicial, aunque ya se ha declarado culpable a fin de obtener los mismos beneficios que sus cómplices.
Se viene su audiencia que será definitoria, el 18 de octubre de este año. Podrá ser seguida a través del teléfono (877) 336-1828. Mientras que el cabecilla mexicano y con quien supuestamente las autoridades Vega y sus cómplices coordinaron el envío de drogas desde Guerrero hasta Chicago en camiones de pasajeros, Adán Casarrubias apenas empieza la batalla en tribunales.
En una carta en poder de este diario, escrita a mano y fechada apenas este 3 de agosto, dice que experimentó durante siete años el dolor de la tortura a manos de autoridades mexicanas. Entonces recuerda que hace muchos años ya había estado en Chicago, había ido a trabajar como otros migrantes guerrerenses que salen por la pobreza en sus pueblos.
Lo hizo en Mama Lunas Pizzería, donde trabajó como repartidor a domicilio. Entonces, según él esto no va con lo otro: con el rol que le indagan desde el 2014: el del “rey de una organización” que enviaba toneladas de drogas en camiones de pasajeros y mandó asesinar a 43 estudiantes de una escuela rural.