Gaceta UNAM
Las especies animales no humanas tienen la capacidad de sentir y compartir emociones, sentimientos y deseos, y también son inteligentes: pueden pensar como seres vivientes y mantienen una inteligencia social, afirmó el doctor en filosofía Patrick Llored, de la Universidad de Lyon, Francia. “Los animales no humanos disponen de un saber sobre sí mismos. Tienen pertenencia social y responden entre ellos, respetando reglas sociales, implementando relaciones complejas y pertenecen a una comunidad moral”, agregó.
Invitado al Programa Universitario de Bioética (PUB) de la UNAM para impartir la última sesión de la Cátedra Extraordinaria de Bioética de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y el PUB, el pensador francés, quien es doctor en ética animal, planteó su concepto de “agencia animal”, que reconoce a los animales no humanos como agentes morales (y no pacientes morales), que comparten con nosotros inteligencia y sensibilidad, aunque carezcan de un lenguaje como el nuestro. “Los humanos debemos entender que el lenguaje no es la moralidad, ésta depende del cuerpo y de la relación que tenemos con él”, señaló.
En la conferencia a distancia Pensar como un animal. Reflexiones bioéticas sobre el concepto revolucionario de agencia animal, añadió que ancestralmente se ha considerado que el habla permite el sentido moral. “Pero somos víctimas al pensar que el lenguaje hace a la moral; los demás animales están dotados de ésta y respetan reglas sociales, jerarquías y sociedades establecidas”.
Dualidad entre naturaleza y cultura
Llored dijo que los seres humanos mantenemos, frente a las otras especies animales, una dualidad que nos hace sentir superiores. “Los ubicamos solamente en la naturaleza y a nosotros en la cultura, pero esta es una falsa dualidad creada ancestralmente y cargada de antropocentrismo”.
“Es un dualismo que hay que superar. Nos ponemos del lado de la cultura para sentirnos superiores, pero los demás animales también son seres sociales y miembros de sociedades complejas como la nuestra”, aseguró.
El filósofo consideró que los animales disponen de un saber sobre sí mismos. Según la etología (estudio del comportamiento animal), las demás especies desarrollan comportamientos complejos de solidaridad, competencia y apoyo mutuo.
“En las reflexiones bioéticas debemos considerar que todo animal es un ser social y miembro de una sociedad específica. Tenemos una dificultad para reconocerlos como seres sociales, sólo les damos la concesión de seres sintientes, pero esto es sólo una parte”, finalizó.