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EPN y exsecretarios de Defensa y Marina deben ser investigados por desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa

Contra Línea

El expresidente Enrique Peña Nieto, los exsecretarios de la Defensa Nacional y la Marina; así como el exprocurador Jesús Murillo Karam, deben ser investigados por la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos el 26 de septiembre de 2014, señalan los padres de familia

Luego de 7 años y medio de búsqueda, y de que ayer el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) revelara el involucramiento de las Fuerzas Armadas en los hechos e investigación sobre el paradero de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos la noche del 26 de septiembre de 2014, los padres de familia consideran que el expresidente Enrique Peña Nieto, los exsecretarios de la Defensa Nacional –Salvador Cienfuegos Zepeda– y la –Marina Vidal Francisco Soberón Sanz–; así como el exprocurador Jesús Murillo Karam deben ser investigados por la desaparición forzada de los jóvenes.

María Elena Guerrero Vázquez, madre de Giovanni Galindes Guerrero, dice que a uno de los exfuncionarios que le gustaría ver en la cárcel es al expresidente priísta, “porque este fue un crimen de Estado, están coludidas todas las dependencias gubernamentales, en los principales hechos: Tomás Zerón [de Lucio] –extitular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) –, Enrique Peña Nieto, [Salvador] Cienfuegos, que obviamente tiene mucho que estar ahí; entonces, todos esos actores principales tienen que pagar”.

El Tercer Informe del GIEI revela que “un mes después de ocurrida la desaparición forzada de los 43 normalistas rurales de Ayotzinapa, Guerrero, elementos de un área de inteligencia de la Secretaría de Marina (Semar) manipularon la escena del basurero de Cocula”, lugar donde supuestamente fueron incineraron los estudiantes y escenario para la “verdad histórica” –que falsamente confeccionada por la entonces Procuraduría General de la República (https://bit.ly/3NHY6kO ).

Vidulfo Rosales Sierra, abogado de los padres de familia de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa, comenta en entrevista que el informe de GIEI ilustra el involucramiento de “muchas fuerzas de seguridad municipales, estatales y federales: del Ejército Mexicano, la Marina, la Policía Federal, el propio video nos muestra un patrulla de la Policía Federal, no participando, pero sí arribó a una cercanía del basurero de Cocula.

“Sí, tenemos una serie de instituciones participando de manera directa en la desaparición de los jóvenes y en la posterior construcción de un montaje jurídico que nos ha impedido conocer la verdad”, acusa el defensor de derechos humanos.

Antes de emprender más acciones, dice, “vamos a analizar como abogados, con otras organizaciones, qué otros mecanismos jurídicos se pudieran implementar y explorar, para poder fincar responsabilidades al Estado mexicano y a las autoridades”.

No descarta que los altos mandos pudieran ser citados a cuentas, pues “el punto que nos puede permitir desplegar una investigación seria y objetiva del más alto nivel es el video [que contiene más de 100 horas de grabación] que hizo público el GIEI. Este informe nos puede permitir que se abra una investigación contra el [ex]presidente de la república, contra Murillo Karam y los secretarios de Marina y Defensa de ese entonces”.

Más de 7 años de dolor
Mario César González Contreras, padre de César Manuel, relata que desde aquella noche del 26 de septiembre ha sido un tiempo de “mucho dolor, desesperación al ver cómo sufre la familia, ver cómo no podemos llegar a encontrarlos. Es algo muy desgastante porque llega el momento en que llegan las noticias y uno piensa mal, estar pensando cosas todos los días es terrible para nosotros”.

Describe a César como un joven simpático, que mostró cierta rebeldía luego de que dejara el segundo semestre de abogacía en la Universidad Autónoma de Puebla, “nos dejó la escuela”, dice Mario.

“A él le gustaban mucho los animales, le gustaba montar los toros, el jaripeo, andar a caballos, le encantaban. Cuando nos dejó la escuela, se metió a un programa de Conafe [Consejo Nacional de Fomento Educativo], lo mandaron a una zona rural y ahí se dio cuenta la diferencia muy grande que hay en la zona rural, no hay cuadernos para algunos niños, ni lápices. Ahí empezó esa inquietud de ser maestro”, comenta.

Una de las anécdotas que tiene de César es haberlo encontrado en la comunidad a donde había sido enviado para impartir clases de Conafe cosiendo cuadernos para sus alumnos. “Cuando lo vi, estaba en una mesa con libretas a las que les quitó el resorte y estaba haciendo cuadernos, cosiéndolos con estambre”, porque había niños que no tenían cuadernos. Agarró, dice, una sensibilidad que “le costó que no lo podamos encontrar”.

Para Mario, esta historia ha sido la más difícil de su vida. “Yo creo que todavía no hemos

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