Desde Palacio Nacional se lanzó la señal de una posible reforma a la contratación por outsourcing. Entre el debate de si se elimina o se regula, las cifras, aunque pocas, muestran cómo esa modalidad creció a la vez que los salarios fueron a la baja.
Ciudad de México, 9 de noviembre (SinEmbargo).- Frente a una posible reforma a la subcontratación laboral, también conocida como outsourcing, el saldo de esta modalidad, a la que la administración de Felipe Calderón Hinojosa le dio luz verde y que Enrique Peña Nieto se encargó de aplicar, es negativo para los mexicanos.
Los datos los tiene el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) por los censos económicos de 2004 a 2019, y son claros: la subconcontratación fue año con año en aumento. En 2004, la cantidad de personal contratado por outsourcing era de 1 millón 399 mil 264 y para 2009 la cantidad ya era de 2 millones 732 mil 247; en 2014 se situó en 3 millones 578 mil 247 y para 2019, la cifra más reciente, fue de 4 millones 685 mil 356 personas.
Se concentró en actividades comerciales (33.5 por ciento), servicios privados no financieros (27.4 por ciento), manufacturas (25.9 por ciento) y en otras actividades como pesca, acuicultura, minería, electricidad, construcción, transportes, servicios financieros (13.2 por ciento).
¿Quiénes optaron por subcontratar? Empresas medianas (43.5 por ciento), grandes (30.5 por ciento), pequeñas (16.1 por ciento) y micro, de hasta 10 personas ocupadas (9.9 por ciento).
Hay otro dato de los censos económicos del Inegi que muestran otro cambio en el mismo periodo en que el outsourcing vivió su época de oro y es el del salario. En las grandes empresas, la tasa de crecimiento anual de 2014 a 2019 fue de -3 por ciento; en las pymes fue de -0.5 por ciento y en las micro, de -0.1 por ciento.
De acuerdo con especialistas en la materia, el outsourcing puede definirse justo como el negocio de la precariedad laboral.
La subcontratación marcó a una generación completa que entró a un mercado laboral que optó por este mecanismo. La generación de los millennials, en su mayoría, entraron a trabajaros en los que ya no hay la promesa de una pensión y de otros tantos derechos laborales. A la par, les ha tocado nadar entre vicios empresariales que solo profundizan las malas condiciones laborales, porque es aceptar las condiciones de la subcontratación o el desempleo. Para la mayoría no hay más opciones.
Pero no solo le tocó pagar a los más jóvenes, sino que se fue haciendo cada vez más común ver a gente de la tercera edad trabajar en malas condiciones, más de cinco días a la semana en puestos de intendencia, por ejemplo, para trabajar
SinEmbargo entrevistó a académicos sobre el saldo del outsourcing en México. Son profesores e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad Iberoamericana, y coincidieron en que el outsourcing precarizó a los trabajadores, que las empresas abusaron de su poder y generaron vicios que rayan en la ilegalidad.
La pregunta que queda en el aire es sobre la reforma, si cancela el outsourcingo o si opta por regularlo. El problema es que la dependencia a la terciarización y el negocio que representa, generará resistencias.
ADIÓS A LAS PRESTACIONES
José Luis Vásquez Costa, coordinador de la Licenciatura en Contaduría y Gestión Empresarial de la Ibero, comentó en entrevista que la Ley que fue aprobada al final de la administración de Felipe Calderón y por su Secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, fue pensada para beneficiar a las empresas; muchas de ellas adoptaron ese modelo buscando un beneficio fiscal.
“El beneficio para la empresa puede ser visible, pero el trabajador se vio afectado totalmente. Primero porque algunas empresas tomaron un doble juego en donde te contratan bajo un esquema muy bajo que es el que dan de alta al seguro social, es decir, tu salario te lo pagan directo bajo el salario mínimo y entonces las aportaciones de seguridad social que ellos hacen son muy bajas, la aportación a tu pensión es muy baja y te hacen un segundo contrato que es por honorarios asimilados o similar y al final el trabajador recibe su salario pero los beneficios totales son casi nulos”, explicó.
De esa manera, continuó, un trabajador de mandos medios hacia abajo que gana 10 o 15 mil pesos en una empresa, solamente tiene dado de alta en el seguro social 3 mil. Y la diferencia se la pagan por asimilados. Entonces a la hora que se va al retiro, a la del seguro médico como tal, resulta que no hay mayores prestaciones.
Para Vázquez Costa, aunque el impacto del outsourcing para el trabajador no ha sido del todo benéfica, los testimonios son de que es mejor eso a no tener nada. Puso como ejemplo a los millennials, que tienen un doble golpe: “por un lado tienen el outsourcing que no considera las cargas sociales completas, y por el otro tienen un esquema bajo el afore en donde ellos tienen una cuenta única y van a recibir una cantidad de dinero al final de su vida laboral, que no es una pensión vitalicia […] Van a llegar a la jubilación y resulta que se van a retirar recibiendo 2 mil pesos mensuales porque es lo que alcanza en la cuenta. Los chicos que tienen hoy 20 años, dentro de 50 años se estarán convirtiendo en pobres directos si ellos no han hecho un trabajo para incrementar sus cuentas de retiro”.
LA PRECARIEDAD COMO NEGOCIO
Para el doctor Enrique Larios, presidente del Colegio de Profesores de Derecho del Trabajo de la UNAM, el outosourcing es un intermediarismo entre una persona que no invierte capital, que solo recluta pobres, o sea, recluta gente que necesita trabajar.
“Quien recluta pobres, los pone a trabajar para otro señor que es caprichoso. Este señor caprichoso lo que no quiere tener es responsabilidades laborales. Entonces son empresas que para mí son parásitos porque no se necesitan realmente. No quieren pagar utilidades a los trabajadores. El outsourcing es un fantasma entre el trabajador y el patrón verdadero”, comentó a SinEmbargo.
El auge de la subcontratación en 2014, añadió, le vino a cerrar las puertas a los trabajadores que solamente pudieron encontrar trabajo por esa vía, que considera una trampa al tratarse de un “alquiler de personas como si fueran cosas”.
Desde su perspectiva, la decisión que se debe tomar frente a esas empresas es declararlas como fraudulentas, “esto es contrario al Artículo 3 de la Ley Federal de Trabajo que dice que el trabajo no es artículo de comercio. Y que merece respeto y dignidad para quien lo presta y no se le está dando ni respeto ni dignidad a los trabajdores que laboran para las outsourcing”.
“La precariedad laboral se convirtió en un negocio durante todos estos años. Todo lo que es precario es negocio para ciertos comerciantes”, aseveró.
LA POSIBLE REFORMA
Finalmente, para el académico de la Ibero, la intención del Gobierno federal no es negativa sobretodo porque buscara fortalecer al trabajador, sin embargo, dijo, queda incertidumbre porque si en un escenario hipotético se declara la eliminación de las empresas de outsourcing, quedarían millones de trabajadores desprotegidos, con un contrato laboral que está con una empresa que prácticamente no es operativa, ya que en sentido estricto el trabajador está contratado por el outsourcing.
“Hay una dependencia. El cambio debe ser paulatino pero estamos en una coyuntura importante. El discurso debe ser orientado a desaparecer los abusos porque se abusó del uso del outosurcing y se ha llevado a esquemas en donde sí hay un abuso al trabajador”, comentó Vázquez Costa.
“Habrá resistencias si se viene una reforma fuerte… Por supuesto que las habrá. Cuando se destapa una cloaca siempre hay resistencia y en lugar de salir podredumbre sale perfume. A los patrones les conviene este modelo porque esclaviza al trabajador. Cuando quieren lo cambian de empleo, oficina, no hay estabilidad para el trabajador”, añadió por su parte Larios Díaz.