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El desafío de lograr la cohesión social

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Juan Carlos Gómez Aranda.

La agenda que aguarda al gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum y a las nuevas administraciones estatales es compleja y desafiante en los terrenos económico y social en lo interno y en los ámbitos comercial, migratorio y de colaboración por lo que toca a las relaciones internacionales.

En nuestra vida doméstica existe apremio en muchos sectores de la población por encontrar soluciones a la inseguridad que se vive en algunas regiones, donde la violencia que genera la rivalidad entre grupos criminales no da tregua y, por el contrario, la disputa por el control territorial fortalece la percepción de debilidad institucional y vulnerabilidad social.

Los asuntos que se debaten en la arena política y mediática nacional acaparan el interés de tirios y troyanos pues alude a los tres Poderes, a los distintos órdenes de Gobierno, a la sociedad civil, las Iglesias y a los sectores productivos.

En la arena diplomática el lance no es menos complejo ya que temas predominantes dependen de factores ajenos como la elección presidencial en los Estados Unidos, las disputas comerciales entre los gigantes de la economía mundial o las olas de migrantes que llegan a nuestra frontera Sur.

Los asuntos enumerados consumen esfuerzos, tiempo y recursos, distrayéndolos de la atención de los problemas profundos, como el combate a la pobreza y la urgente creación de oportunidades. Sin embargo, hay motivos de esperanza que nos da la consolidación del mercado del Norte, la llegada de nuevas inversiones en el contexto de la relocalización de las cadenas de suministro y las ventajas para la generación de energías limpias y la electromovilidad.

Otros destellos de optimismo para el desarrollo regional los lanzó la presidenta Sheinbaum al convocar a gobernadores constitucionales y electos de todas las banderas políticas, para comprometerse con sus proyectos prioritarios, incluyéndolos en el presupuesto de 2025. Este gesto es inédito, sensible y fundamental para un arranque con gobernanza y sin titubeos de las entidades con relevo gubernamental, que son llamadas a la coordinación y suma de esfuerzos.

Como no todo “huele a podrido en Dinamarca”, a la par de prepararse para enfrentar los ríspidos asuntos vigentes, están surgiendo iniciativas locales importantes para restañar el tejido social, como el movimiento que se está gestando en Chiapas.

Chiapanequidad, la propuesta de Eduardo Ramírez, Gobernador electo de Chiapas, para inspirar la unidad de su pueblo y lograr la cohesión social

El próximo Gobernador ha anunciado una Nueva ERA a partir del 8 de diciembre, cuando iniciará su mandato, cuya carta de navegación será el Plan Chiapas Transformador. Eduardo Ramírez ha explicado cómo hará su parte en el combate a la inseguridad que claman los ciudadanos, promoverá una agenda de reformas sociales y de promoción económica con el apoyo de la federación para fomentar el desarrollo estatal e impulsará los valores de la chiapanequidad.

La convocatoria consiste en repensar los orígenes y el legado de los pueblos milenarios que social y culturalmente brillaron en Mesoamérica, para nutrir el presente y el futuro de Chiapas. Se trata de exponer al mundo la riqueza de la pluriculturalidad y la identidad chiapaneca, su enorme biodiversidad que la hace singular y que los bienes naturales, arqueológicos e históricos sirvan como palanca de bienestar de sus pueblos.

Es convicción del próximo gobierno, ha dicho Ramírez, atender con aplomo los pendientes, teniendo como sustrato el carácter identitario del estadopara cambiar la percepción que se tiene de la entidad en el exterior.

Ante los discursos que caracterizan de manera pesimista a Chiapas, cabe exaltar la riqueza de sus manifestaciones humanas como fuente de creatividad y de orgullo legítimo, poniendo énfasis en el rescate, fomento y la promoción cultural como elementos de cohesión y paz social, condiciones necesarias para el clima propicio para las inversiones productivas y con respeto al medio ambiente y para el trabajo, que aspiran los chiapanecos.

El conocimiento de la riqueza cultural de Chiapas es factor de unidad y eleva la autoestima, factor fundamental para resarcir el tejido social y para construir ciudadanía.

*El autor es Coordinador de los Diálogos por la Transformación de Chiapas.

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