La Jornada
Washington. Una franja de tierra federal a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México que el presidente Donald Trump está entregando al Departamento de Defensa estaría controlada por el Ejército como parte de una base, lo que podría permitir a las tropas detener a cualquier intruso, incluidos migrantes, comentaron funcionarios estadunidenses a The Associated Press.
La transferencia de esa zona fronteriza al control militar, “y convertirla en parte de una instalación del Ejército”, sería un intento de la administración Trump por evadir una ley federal que prohíbe el uso de tropas de EU en la aplicación de la ley interna en suelo estadunidense.
Pero si las tropas brindan seguridad a terrenos que forman parte de una base del Ejército, pueden desempeñar esa función. Sin embargo, al menos un experto en facultades presidenciales afirmó que es probable que la medida sea impugnada en los tribunales.
Los funcionarios afirmaron que el asunto todavía está bajo revisión en el Pentágono, pero incluso, mientras continúa la revisión legal, la intención de la administración es que las tropas detengan a los migrantes en la frontera.
El corredor, conocido como la Reserva Roosevelt, es una zona de amortiguamiento federal de 18 metros de ancho a lo largo de la frontera desde Nuevo México hasta California, excepto donde se encuentra con tierras tribales o privadas.
Había estado bajo la administración del Departamento del Interior hasta que Trump ordenó que se transfiriera al Departamento de Defensa en un memorando presidencial publicado el viernes por la noche.
