Excelsior
Investigadores del INAH han emprendido una ambiciosa temporada de trabajo en la zona arqueológica de Palenque, en Chiapas, que incluirá trabajos de excavación y restauración en espacios como el Grupo de Las Cruces, en las casas A, B, en el costado sur de El Palacio, en el Templo de la Calavera y en el Grupo IV, que pudo ser ocupado por las familias fundadoras del sitio.
En el Grupo IV se realizará la exploración arquitectónica de todo el conjunto y la estabilización de sus edificios, (ocupado por) uno de los grupos importantes cercanos a Pakal, que, al parecer, planificaron la urbe”, detalló a Excélsior Keiko María Teranishi, titular de la zona arqueológica de Palenque.
En dicha intervención, dijo, “se encontrarán hallazgos que nos van a esclarecer muchas preguntas de quiénes compartían esa unidad doméstica, cuál era su tarea, sus formas rituales y lo que compartían con el espacio público palencano”, abundó.
Los trabajos, que se realizan dentro del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) y la construcción de Centros de Atención a Visitantes y del Tren Maya, coincidirá con una amplia temporada de campo.
Estamos haciendo coincidir la intervención de obra con la investigación y, así, completar el panorama de investigación de estos lugares”, detalló la titular del sitio.
Recordemos que el Grupo de la Cruz es un lugar muy particular de espacios sacros dedicados a los dioses patronos de Palenque. Entonces, el conocimiento y la exploración de este edificio serán determinantes en las nuevas interpretaciones”, precisó.
¿Gestionarán terrenos con particulares para ampliar la zona?, se le cuestionó a la titular. “En el caso de Palenque, creemos que las 17 mil 772 hectáreas son lo suficientemente amplias, en términos de protección patrimonial, que están acordes con los recorridos de superficie realizados en 1970 y 1980, y que definieron estas áreas de amortiguamiento”.
Y agregó: “Sólo hay una rectificación de ocho metros con el Parque Nacional de Palenque, ya que compartimos poligonales con áreas naturales protegidas”.
Teranishi también habló sobre las recientes investigaciones en torno a la escultura del Dios del Maíz.
La cabeza estucada, de más de mil 300 años de antigüedad, estaba ubicada en las albercas (del sitio), evocaba a un maíz que emerge de las hojas cuando está en plena cosecha y se trata de la escultura de un hombre joven con una deformación craneal prominente que carece de rasgos animales o sobrenaturales.
Dicha pieza, agregó, sirvió para clausurar un espacio arquitectónico con abundantes elementos vegetales, huesos de animales, concha, cangrejo y 120 navajillas de obsidiana, “que nos está mostrando que la obsidiana está siendo utilizando más allá del uso doméstico utilitario, es decir, acompañando a contextos totalmente rituales”.
¿Cuántas cabezas similares han hallado en Palenque? “Cerca de 28 cabezas, pero otras son de seres sobrenaturales, dioses y personajes de los linajes, por lo que creemos que cada modelación representa un mundo temporal determinado que se relaciona con el lugar del depósito”.
¿Qué han determinado sobre el sistema hidráulico ubicado bajo la cámara funeraria de Pakal?
Los trabajos, realizados por el arqueólogo Arnoldo González, hablan de esa relación entre K’inich Janaab’ Pakal y las aguas del inframundo que yacen bajo el Templo de las Inscripciones”.
En esencia, lo que refleja dicho sistema es la relación cosmogónica e ideológica de Palenque con la obsesión de sus gobernantes por un paisaje ritual.
Dicho sistema hidráulico subterráneo no sólo nos hace entrever ese recurso ideológico, sino también una gran habilidad en términos de ingeniería hidráulica”, ya que debieron identificar el cuerpo de agua aprovechable y su conocimiento previo para edificar la tumba, lo que demuestra que los palencanos crearon condiciones, manipularon el paisaje, la topografía y desviaron los canales para crear un paisaje ritual.
Finalmente, se refirió a los hallazgos en el Templo XIX, donde hace poco ubicaron centenares de piezas verdes, 70 teselas y máscaras, a cargo de la investigadora Martha Cuevas; y reconoció que aún quedan varias interrogantes en torno a Pakal, como conocer su discurso público, su forma de gobernanza, las sucesiones, los parentescos, así como el discurso del ritual doméstico y de la gente que habitaba en la periferia.
TRABAJABAN CON OBSIDIANA
Uno de los recientes hallazgos en el sitio, detalló la titular de Palenque, fue la ubicación del primer taller de lítica en la zona.
Se ubica en la parte noreste (del sitio) y se trata de un lugar interesante, porque expone una modificación constructiva y el desvío de un arroyo para crear una plataforma interesante”.
Además, en esta zona, dijo, se detectaron los restos de una mujer no tan mayor, con una deformación craneal atípica, dentro de una cista.
Tiene un limado atípico o poco común de los dientes, con doble incrustación de piedras verdes y un depósito funerario que, de alguna manera, nos muestra que es un personaje prominente en ese conjunto que dio pie al primer taller lítico”, comentó.
Hasta el momento, las excavaciones han revelado dos mil fragmentos de desbaste primario y secundario, pero lo menos común es que se trata de un taller que trabaja obsidiana, considerada un bien escaso en la zona, por lo que se cree que perteneció a un grupo especializado de artesanos.