ÉDGAR HERNÁNDEZ RAMÍREZ
“Ese apoyo sí se ve”. Así, recordando una popular consigna proclamada en las manifestaciones sociales callejeras, el presidente Andrés Manuel López Obrador sintetizó su agradecimiento a los “héroes vivientes”, a los migrantes mexicanos que durante el mes de marzo enviaron al país remesas por más de 4 mil millones de dólares. Una buena razón para estar optimista, un buen motivo para que resonara con mayor fuerza ese grito de “¡Ánimo!” con el que suele abrir sus conferencias mañaneras y alentar a los periodistas que le dan cobertura en estas difíciles semanas de pandemia de Covid-19.
Su satisfacción era evidente ante un hecho que no había sucedido desde hace casi 20 años, un incremento de 35 por ciento respecto al mismo mes del año anterior. Llamó “una inyección de solidaridad” a los más de 10 millones de envíos, en promedio de 380 dólares cada uno, para diez millones de beneficiarios. Y en reciprocidad a ese gesto, López Obrador reiteró el compromiso de seguir apoyando al pueblo de México, dispersando cada mes desde el gobierno 100 mil millones de pesos a través de créditos a pequeñas y medianas empresas, a trabajadores, préstamos para vivienda…
Apasionado de la historia de nuestro país, el presidente abrió su conferencia con un homenaje a la “Batalla del 5 de Mayo”—en la que se derrotó a los invasores franceses— como un ejemplo de los valores de justicia, libertad, democracia y defensa de la soberanía. Y recordó la frase de Ignacio Zaragoza: “Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México y os quieren arrebatar vuestra patria».
Sin embargo, la mayor expectativa de este martes estaba en el estado que guarda el país bajo el embate de la pandemia del nuevo coronavirus, a 43 días de haber iniciado la Jornada Nacional de Sana Distancia y a dos semanas de haberse iniciado en México la Fase 3 de la epidemia mundial.
El secretario de Salud federal, Jorge Alcocer Varela, designado por AMLO coordinador del informe semanal de salud, dimensionó el impacto sanitario y económico mundial del Covid-19 y llamó a hacer una reflexión sobre el informe diario que rinde sobre la pandemia el subsecretario Hugo López Gatell.
Y expresó: el informe “trae consigo la emergencia de un nuevo científico, una nueva forma de pensar la ciencia. No a la recolección ciega de hechos y sí a la interpretación racional de los datos, haciendo a un lado –cosa no fácil– los engañosos ganchos del mercado. Sabemos que no escucha el canto de las sirenas”.
Sin duda, fue una abierta manifestación a favor del “no estás solo, no estás solo”, que el presidente había expresado días antes ante la avalancha de cuestionamientos de algunos medios de comunicación a las cifras oficiales que se manejan sobre el número de infectados y en general a la estrategia aplicada para enfrentar al coronavirus SARS Cov2.
López Gatell asimiló con elegancia las palabras de su maestro y jefe, y le agradeció la deferencia. Acto seguido, hizo una reverencia al presidente y tomó el micrófono que lo ha colocado como un actor clave en la gestión comunicativa de la evolución y control de la pandemia. Revisó los signos, los síntomas, el andamiaje sanitario y las secuelas: 24 mil 905 casos acumulados al día de ayer; 6 mil 696 casos de epidemia activa, más de 100 mil personas estudiadas y 2 mil 271 lamentables defunciones.
Destacó el aspecto más importante de la Fase 3: la infraestructura hospitalaria. Dijo que se duplicó la capacidad instalada y que se cuenta con 374 hospitales Covid, cuya disponibilidad de camas para enfermos graves y en estado crítico ronda en el 70 por ciento.
Alertó sobre las comorbilidades asociadas a la letalidad de la epidemia (hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo…) y afirmó que la mala alimentación que en general tiene la población mexicana está cobrando un precio muy alto en esta crisis sanitaria.
Sin embargo, Hugo López Gatell dio elementos para sustentar la afirmación presidencial de que “se está domando la pandemia”. Citó un estudio comparativo elaborado en Estados Unidos que ilustra como la estrategia seguida por el gobierno está logrando aplanar la curva de contagios, con éxitos similares al de Suiza y Suecia, y alejados de las situaciones críticas que han experimentado, España, Italia, Estados Unidos o Inglaterra.
“El pulso de la salud” en México, arroja entre un 70 y 75 por ciento de reducción de contagios. Pero no echó las campanas al vuelo; advirtió que estas estimaciones se concretarán, si y sólo si, se continúan respetando las medidas de distanciamiento social, de sana distancia y, sobre todo, de concretar el “¡Quédate en casa, quédate en casa!”.
—¿Su gobierno estaría dispuesto a colaborar con Estados Unidos si le pidiera que entregara al expresidente Felipe Calderón? —Le cuestionó un reportero al presidente cuando inició la sesión de preguntas y respuestas.
El tema permeó la conferencia por las evidencias periodísticas de una reportera que afirmó en un medio de comunicación, que el narcotraficante apodado “La Barbie” le aseguró que Calderón, durante su mandato, encabezaba reuniones entre políticos y narcos.
López Obrador no se enganchó con la pregunta pese a que considera al exmandatario como uno de sus principales adversarios. Aclaró que el juicio en EU no es contra Calderón sino contra el que fuera su secretario de Seguridad, Genaro García Luna
Recordó también que su postura ha sido que sólo abriría una investigación contra los expresidentes sólo si el pueblo lo acepta a través de una consulta ciudadana nacional. No obstante, refirió que si García Luna implica a Calderón, y si Estados Unidos pide colaboración, su gobierno actuará en el marco de la legalidad; “no nos adelantemos al juicio, se actuará con rectitud, independientemente de que Calderón nos haya robado la Presidencia”, expresó.
A partir de ahí, el factor EU salpicó la conferencia mañanera; ya fuera por la llegada de 211 ventiladores cuya compra fue gestionada a raíz de una llamada telefónica entre AMLO y el presidente Donald Trump, ya porque hubo inquietud de saber cómo se estaba ayudando a los migrantes en el país vecino en el contexto de la pandemia de Cvid-19; o bien porque existe la probabilidad de una reunión en julio con el mandatario estadounidense, cuya agenda estaría marcada por tres puntos: agradecimiento por la ayuda brindada a México en la crisis sanitaria; la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá; y el planteamiento formal a Trump de un acuerdo migratorio entre los dos países. Y ahí AMLO también deslizó la posibilidad de un encuentro con el presidente de China.
Pese al amplio tratamiento de estos asuntos, el tema de salud recobró su protagonismo en La Mañanera. Otro reportero denunció el presunto despotismo de una directora de un hospital del IMSS que no respetaba los acuerdos gubernamentales y obligaba a ir a trabajar a médicos adultos mayores pese a su condición de vulnerabilidad ante el coronavirus. Y también expuso casos de abusos a médicos residentes del Hospital General, donde “por tradición” se les retiene su primer cheque con el argumento de que cubrirán gastos de los dormitorios, se les obliga a trabajar en máquinas de escribir, el “viernes social” les toca comprar comida de todo el equipo, hasta de 40 personas, o bien los directivos les niegan las transferencias a otras instituciones para mantener ese régimen de abuso o para manipular el presupuesto de las becas.
“Nada de represalias contra los trabajadores y se tiene que cumplir el acuerdo”, afirmó López Obrador sobre el primer punto; y sobre el segundo tema, pidió contestar al secretario de Salud: “doctor, usted, porque yo sólo sé de novatadas”, lo cual arrancó la risa de reporteros y de los funcionarios, entre ellos el canciller Marcelo Ebrard, López Gatell, el director del IMSS, Zoé Robledo, el director del Insabi Juan Ferrer y el director del ISSSTE, Luis Antonio Ramírez.
Alcocer reconoció la existencia de ese problema estructural que data desde hace décadas y prometió que en los casos particulares de dos médicos despedidos, se hará justicia y se buscará desterrar ese fenómeno a nivel institucional.
La Mañanera cerró con la idea presidencial de exponer un estudio de cómo actúan las redes de “bots” en Facebook y Twitter, empresas a quienes pidió transparencia para conocer cuánto cuestan las campañas de ataques a personajes políticos o funcionarios.
