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Latinoamérica, con México a la cabeza, fue en 2022 la región del mundo más mortífera para las personas que ejercen el periodismo, según un informe que hizo público este martes (24.01.2023) el Comité de Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
Solo Ucrania, con 15 reporteros muertos, supera la cifra de México (13 asesinados), y a México le sigue Haití, donde mataron a siete periodistas. En total, 30 periodistas de América Latina murieron violentamente en 2022, lo que constituye casi la mitad de los 67 que fallecieron en todo el mundo.
A su vez, esos 67 muertos violentamente suponen un aumento del 50 % desde al año anterior, y es la cifra más alta desde 2018, algo que «indica un declive abrupto de la libertad de prensa», afirmó Jodie Ginsberg, presidenta del CPJ, en el comunicado donde se dio a conocer el informe.
«Cubrir la política, el crimen y la corrupción puede ser tanto o más mortífero que cubrir una guerra a gran escala», reflexionó Ginsberg al comparar las muertes en Ucrania con las del resto del mundo.
Aunque las 67 víctimas registradas son muertes con violencia, el CPJ precisa que tiene constancia de que 41 de ellas murieron «en conexión directa con su labor», mientras que se investiga el motivo de las otras 26 muertes.
Un detalle importante es que la gran mayoría de víctimas trabajaban para medios locales que cubren noticias de sus propias comunidades, lo que parece demostrar una mayor indefensión: ese ha sido el caso muy claro de Filipinas, donde murieron cuatro periodistas de radios locales. Pero no son solo las muertes violentas. «Gobiernos (de todo el mundo) continúan encarcelando un número récord de periodistas y no hacen frente a la espiral de violencia y la cultura de impunidad», agregó la organización.
Las cifras latinoamericanas
Las trece muertes documentadas en México suponen la cifra más grave en ese país en un solo año: de ellas, tres fueron asesinatos tras amenazas «por su cobertura de la delincuencia y la política»; de los otros diez, se investigan las causas, pero tal vez nunca se sepan «en un país caracterizado por la violencia y la impunidad», dijo la entidad.
Existen en México leyes e instituciones que en teoría protegen específicamente a la prensa -recalca el informe- pero «han demostrado ser ineficaces para mantener sanos y salvos» a las personas que ejercen el periodismo, y cita el caso de María Guadalupe Lourdes Maldonado, asesinada a tiros en su automóvil en Tijuana pese a estar bajo un mecanismo de protección de Baja California.
En Haití, la muerte de siete reporteros no cabe achacarla únicamente a la violencia de las pandillas armadas, ya que, según el CPJ, al menos dos de ellos murieron a manos de los agentes del orden.
«El CPJ también documentó cuatro casos de muerte de periodistas por el ejercicio de la profesión en Brasil, Chile y Colombia, y sigue investigando el motivo de la muerte en los casos de seis periodistas de Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras y Paraguay», añade el informe.