La Jornada
En México, 69 de cada 100 personas hablantes de una lengua indígena se encuentran en situación de pobreza, de acuerdo con la medición más reciente que realiza el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El racismo y la discriminación afectan la economía de quienes tienen lengua indígena, según Máximo Jaramillo, director del Instituto de Estudios sobre Desigualdad y profesor investigador de la Universidad de Guadalajara.
“Todo ese tipo de mecanismos afectan en términos económicos el desarrollo personal y terminan generando indicadores de pobreza altos para las personas que hablan una lengua indígena”, comentó en entrevista. “No es porque sean personas menos productivas, es por las características socioeconómicas y las carencias sociales que tienen ”, comentó por separado José Antonio Salazar Andreu, académico de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana.
El ingreso promedio trimestral de una mujer no indígena es de 21 mil 110 pesos, pero si habla alguna lengua indígena baja a 9 mil 822 pesos, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los hogares 2022.
En el caso de los hombres, la diferencia de ingresos es de 14 mil 606 pesos, pues en promedio perciben 31 mil 887 pesos, mientras quien habla alguna lengua indígena gana 17 mil 281 pesos. Jaramillo destacó que también enfrentan discriminación cuando buscan empleo y en el ámbito educativo; además están expuestas al despojo de sus propiedades y tierras, lo que trastoca sus medios de producción y autoexistencia.
“Eso se refleja en los ingresos corrientes de sus hogares.” Agregó que las empresas y universidades podrían cumplir con cuotas para tener una mayor inclusión de personas con lengua indígena y así lograr los avances que el mercado laboral ha obtenido en materia de diversidad.
Aumenta la brecha en salud y seguridad social
La medición 2022, que Coneval publicó este mes, muestra que la población que es vulnerable por carencias sociales como servicios de salud, seguridad social, vivienda y alimentación subió 15.9 por ciento de 2018 a 2022, al pasar de 32.7 millones de personas a 37.9 millones.
En contraste, la población no pobre y no vulnerable, sin ningunma carencia social, aumentó 19.1 por ciento en el mismo periodo, ya que subió de 29.3 millones de personas a 34.9 millones, principalmente por el aumento al salario mínimo.
Coneval informó que en 2022, 39.1 por ciento de la población carecía de acceso a los servicios de salud, un nivel mayor respecto a 2018, cuando fue de 16.5 por ciento, lo cual se relaciona con la informalidad laboral y el bajo presupuesto en el sector. “No se invirtió lo suficiente en salud para que pudiera reducir el nivel de personas descubierto”, señaló Salazar Andreu.